25 de marzo (Urgente.bo).- Walter Bordón es un emprendedor paraguayo que está enamorado de la ciudad más joven de Bolivia, El Alto, que considera una urbe repleta de gente trabajadora y emprendedora. Tanto fue su amor por Bolivia que está casado con una orureña con quien ya tiene un hijo de 13 años.
Walter contó a Urgente.bo que emigró a El Alto hace 17 años como parte de una beca deportiva con un equipo de básquet llamado “Inocentes” y fue durante este periodo que hizo grandes amistades y conoció a personas que él considera como su familia, los cuales lo impulsaron a quedarse en la urbe alteña.
“Me quedé, me gustó esa familia, y me quedé para compartir con ellos y de a poco se fueron dando las cosas (para quedarme en Bolivia)”, expresó Walter, quien, al mismo tiempo, se enamoró de la ciudad y de todos sus aspectos. Por lo cual, él nunca cambio su residencia a pesar de ser contratado, posteriormente, por otros equipos que se ubicaban en la ciudad de La Paz.
En la actualidad, Walter tiene su propio negocio de importaciones y comercializa todo tipo de productos como pañales, pirotecnia o detergentes. Además, hace pedidos a China o la India. Su negocio se ubica en la Villa Bolivar D, cerca del teleférico morado a unos pasos de la casi nueva terminal, en la calle 131, No. 1040.
“Para un joven no es difícil adaptarse, para alguien que quiere salir adelante y quiere emprender algo (no es difícil) […] yo creo que uno se acostumbra”, mencionó Walter sobre su propia experiencia como emprendedor e incentiva a otros alteños aventurarse, ya que El Alto es un urbe donde se centra uno de los mercados más grandes del mundo y donde se mueve el comercio a otros departamentos.
En su opinión, la ciudad debe de crecer y él está dispuesta en asesorar a cualquier emprendedor para que lleve a cabo sus sueños. Walter no pide nada a cambio por este servicio. “Yo lo único que quiero es que El Alto crezca más”, expresó.
Familia y vida personal
div class="media media-element-container media-default">
Una de las personas más importantes en la vida de Walter es su esposa Giovana Fernández, quien, al igual que él, practicaba baloncesto y formaba parte del mismo equipo que él. Ella es oriunda de Challapata, Oruro, y su relación se dio de manera inmediata.
“No hay distancia, no hay nacionalidad para el amor”, admitió Walter, de forma alegre, sobre su relación, que ya tiene 17 años de historia y de donde surgió el “fruto de su amor”, un hijo de 13 años llamado Maikel, quien continua con la tradición familiar y se entrena en un equipo juvenil de básquetbol.
Más allá de su rol como padre, él también con sus amigos vivió y compartió mucho. Para él, ellos siempre han sido un apoyo en muchos aspectos de su vida.
“Agradecerle a El Alto y a varios amigos […] muchas personas que me han ayudado para que esto funcione, tanto como para mi empresa, para mi hogar, mi vida personal y hasta con mi hijo. A estas personas solo quiero agradecerles por estar siempre conmigo y decirles que siempre los voy a apoyar”, dijo Walter.