Entre 1955 y 1958 las familias Martínez y Sosa, que vivían cerca de lo que hoy es la Base Aérea, y que poseían una imagen de la Virgen del Carmen, organizaron las primeras entradas junto a los escasos pobladores de la ciudad de El Alto; así sembraron la semilla de la mayor fiesta patronal alteña.
“Las familias Martínez y Sosa, que tenían una imagen de la Virgen del Carmen, en los años 50, organizaron las primeras entradas en devoción a la virgen, que recorría unas dos cuadras, luego creció un poco en los años 60”, revela el historiador alteño, Miguel Flores, autor del libro “La historia oculta de El Alto”, en el capítulo dedicado a la Festividad por la Virgen del Carmen.
“Las primeras danzas eran de llameros y diablos, no pasaban de tres”, detalla Flores. En esas épocas, la iglesia de Santa María de Los Ángeles ya tenía una imagen de la Virgen del Carmen.
En los años 70, la festividad comenzó a crecer, de acuerdo con el presidente de la Asociación de Conjuntos Folklóricos Virgen del Carmen 16 de Julio, Bernabé Torrejón.
“En los años 70, ya participaban tres fraternidades, pero no fue sino hasta 1984 en que la celebración se consolidó con la fundación de nuestra Asociación de Conjuntos Folclóricos”, complementa Torrejón.
Flores agrega que en las décadas de 1960 y 1970, un pasante viajó a Perú desde donde trajo un niño cusqueño que comenzó a formar parte de la imagen de la Virgen del Carmen. “Los Martínez y Sosa no querían dar la imagen del niño que tenían junto a la virgen, por eso trajeron este niño cusqueño”, añade el historiador.
En la actualidad, la imagen de la Virgen del Carmen, que está en la parroquia Santa María de Los Ángeles, tiene un niño en sus brazos.
LOS DECANOS DE LA CELEBRACIÓN
La fraternidad Unión Talleres y la banda Mayas Amantes del Folklore, cada uno con casi medio siglo de historia, son los más longevos de la Festividad de la Virgen del Carmen, en el 16 de Julio.
Con la fundación de la Asociación de Conjuntos Folklóricos Virgen del Carmen 16 de Julio en 1984, los primeros grupos que bailaron fueron la Morenada Unión Talleres, Morenada Comercial 16 de Julio, Morenada Poderosa Comercial Volantes y la Kullawada Ponchos Blancos, que participan cada año en la festividad.
“Antes de la fundación de la Asociación de Conjuntos Folklóricos existía una Asociación de Prestes de la zona 16 de Julio que organizaba las entradas”, agrega Torrejón.
A mediados de los años 80, el barrio 16 de Julio “era lo que es ahora la Ceja, era el eje urbano de El Alto junto a la feria 16 de Julio y eso le dio mucha fuerza a la entrada que comenzó a recorrer las principales avenidas”, precisa por su lado el historiador Flores. Durante esa década, algunos colegios, como José Ballivián, iniciaron su participación en la entrada con la danza de Antawara.
La fiesta se extendió y luego de la llegada del Papa Juan Pablo II en 1988, la celebración se consolidó y se convirtió en la máxima fiesta patronal de la ciudad de El Alto y muchas danzas y fraternidades que solo danzaban en Alto Lima y Villa Dolores se sumaron a la entrada de la zona 16 de Julio.
LA ENTRADA ES UNA SIMBIOSIS
El sociólogo alteño Pedro Portugal sostiene que la Festividad de la Virgen del Carmen “es una simbiosis de lo urbano y rural, donde el aspecto predominante es el mundo andino”.
En el mismo tono se expresa el historiador Flores. “Es una simbiosis porque además de las danzas urbanas tenemos también grupos autóctonos como en ninguna otra entrada”, precisa.
La celebración de la Festividad por la Virgen del Carmen, en la zona 16 de Julio, que este año cumplirá 40 años, movió en 2023 más de 10 millones de dólares y ahora se espera que la fiesta que se realizará el lunes 15 de julio pueda superar esa cifra.
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