El problema no es de ahora pero hay que solucionarlo, pues de otra forma cada vez serán más los afectados. La delincuencia en el país se acrecienta y, pese a que se trata de un problema estructural, quien siempre termina “pagando el pato”, es la Policía Boliviana.
Se critica al policía -un ser humano como Ud. o yo, esposo, padre, hijo- se lo insulta, se lo tilda de corrupto, pero…¿da el Estado a la Policía las condiciones adecuadas para actuar? ¡Veamos!
Por definición, los policías están mucho más cerca de la ciudadanía que los militares, pero mientras los soldados están seguros en sus cuarteles, los policías se exponen a la agresión en las calles a la hora de imponer el orden o enfrentar al crimen organizado, bien pertrechado frente a una Policía impedida de portar armas de uso militar. Por eso hay más heridos y muertos en sus filas que en las FFAA.
Pero hay más: no solo que el presupuesto para los policías es muchísimo más bajo que el asignado para los soldados, sino que -en promedio- los sueldos de éstos duplican a los de la Policía Boliviana, del grado de Teniente Coronel para abajo. Los policías tampoco cuentan con implementos adecuados para su mínima protección y…¿sabía Ud. que su arma de reglamento la tienen que comprar con sus propios recursos? Para rematar: los militares se jubilan con el 100% de su sueldo, los policías solo con el 70%.
Siendo las principales funciones del Estado el administrar justicia, garantizar la seguridad ciudadana, realizar obras públicas y resguardar la propiedad privada, ¿no debería realizar las mayores inversiones en educación, para preparar hombres de bien en base a principios y valores éticos y morales que lleven a prevenir el delito; en salud, para forjar personas aptas física y emocionalmente para un trabajo digno; y en seguridad, para prevenir, combatir y castigar la delincuencia?
En lo operativo, la solución pasa por una mayor asignación presupuestaria y una coordinación entre el Gobierno central y los gobiernos subnacionales -a partir de la voluntad que tenga el primero con éstos, siendo que la CPE establece que tal materia es de su directa competencia- a fin de: prodigar un mejor equipamiento, entrenamiento, especialización y retribución del policía; y, trabajar también desde la familia, los colegios y universidades en contra de la delincuencia.
Mientras tales limitaciones no se superen y el crimen siga aumentando, con la mano en el pecho: ¿Se animaría Ud. a ser un policía en Bolivia? O…¿dejaría que su hijo lo fuera?
(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional
Santa Cruz, 26 de julio de 2017