Sabrán ustedes que el circo fue una vez el mayor espectáculo del mundo, (bueno, lo dice la historia del mundo occidental, que es casi la única historia que nos enseñan), pero lo que muchos no saben es que, con el correr de los siglos el circo ha sido desplazado y la política ha pasado a ser el mayor espectáculo del mundo.
¿Quiénes no recuerdan acaso esos maravillosos espectáculos en grandes escenarios con luces,
música marcial y lentejuelas? Ya saben, payasos, tragasables, equilibristas, bailarinas, actores, contorsionistas… y las pobres fieras salvajes esclavizadas y maltratadas para solaz de los que podían pagar altos precios en las primeras filas de los circos más grandes del mundo. Porque en los pueblos pequeños y en los barrios pobres no llegaban los grandes circos, allí venían aquellos que solo tenían un monito chillón, un jamelgo quijotesco y un burro muerto de hambre.
Pero... aaah... ¡en la política hoy en día hay mucho más diversión!, ¿verdad?
Atrás quedaron aquellos tiempos donde teníamos políticos serios, de amplio bagaje literario y cultural, autores de trabajos de investigación y de libros de historia, señores y señoras con personalidad y convicción, gente que dominaba conceptos y teorías, pero principalmente, dominaban el arte de la comunicación. Incluso cursan esta nueva profesión en universidades. En cambio hoy penosamente... hablan mucho sin decir nada.
La esencia de la política hoy está prostituida, degradada y manipulada, ya no consiste en esforzarse en gestionar las necesidades de la sociedad tratando de solucionar sus problemas. (Los problemas de la clase a las que ellos representaban por supuesto.) Aunque en algo todavía se parecen. Eso ha pasado a un cuarto o quinto plano. Ahora lo importante es el espectáculo, la puesta en escena, la figuración, las lentejuelas y el postureo. Claro ya nadie lee, ahora vivimos la cultura de la imagen, la televisión sobre todo; el pueblo ya no lee, solo repite lo que escucha que dicen en la pantalla chica y en las redes sociales (Eso incluye apariciones en tik tok.
Atrás quedaron los políticos que debatían, formaban gente, mantenían el contacto real con el pueblo. Hoy es suficiente un par de breves pero entretenidas apariciones donde la competencia está enfocada en el mayor número de candilejas y lentejuelas.
Mis queridos hermanos, compañeros, camaradas, compinches colegas... el camino hacia el poder está pavimentado de hipocresías y frases plagiadas y repetidas (como los discursos de los clérigos, pastores y sacerdotes). No se fíen mucho, los despertares son necesarios (y terriblemente peligrosos) para entender que somos unos simples soñadores en un mundo de fieras circenses.
Están tan obsesionados con la historia y con un lugar en ella, y se olvidan que lo que necesitamos es gente que se atreva a escribirla, aunque en ello se les vaya la vida.
P.D.: Ojalá nos atrevamos algún día a bajarle el telón a los políticos de hoy.
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