“No amo a mi patria…”
Así empieza un bello poema de José Emilio Pacheco, titulado Alta traición (1969 ), poeta mexicano de hueso intenso que sufría los descalabros éticos de sus gobernantes. Su poema continua: (… )Su fulgor abstracto/ es inasible/ pero (aunque suene mal)/ daría la vida/ por diez lugares suyos/ Cierta gente/ puertos/ bosques de pino/fortalezas/una ciudad deshecha/ gris, monstruosa/ varias figuras de su historia/ montañas-y tres o cuatro ríos.
Esta frase de desamor “no amo a esta Bolivia, quiero otra… pero amo sus montañas, sus selvas…cierta gente… y detesto a los políticos –la escucho con frecuencia de la voz quebrada de amigos cercanos, en sus voces hay indignación y tristeza.
En los últimos tres meses perdimos a tres artistas músicos y a un artista plástico, todos con un ardor y amor por su país que ahora parece languidecer. Dejaron un vacío y nos falta su esperanza, porque, todos, sin excepción, pensaban que la vida sería mejor, que hay que continuar, que nuestro pueblo merece días luminosos, que tenemos gran potencial y nuestro futuro no será perverso, que los políticos cambiarán y serán honestos y pensarán en sus proyectos y en los más desvalidos. Se fueron tristes porque nada de eso sucedió.
PP Luque, fundador de la revista de humor político Cascabel, se enfrentaba desde su medio con los políticos corruptos y los dictadores, sus dibujos herían a los malandrines. En la dictadura de Banzer fue exiliado y volvió a su país que amaba solamente de visita. Su casa era el refugio de los exiliados. Nos encontramos hace seis años en el Museo Nacional de Arte, optimistas, llenos de esperanza. Lloramos y nos abrazamos. Fue la última vez, murió en Guayaquil, en plena cuarentena, no pudieron enterrarlo rápidamente, su cuerpo estuvo peregrinando hasta que por fin, su exilio termino en su patria adoptiva que ahora sufre por el desgobierno y la improvisación, como nosotros.
Carlos López, cantautor, tuvo una brillante carrera y formo parte de varios grupos de música boliviana y de la nueva canción, como Savia Nueva, junto a César y Jaime Junaro, con Música de Maestros. Se apagó en Cochabamba, antes de salir a escena a cantarle a su tierra.
Cayo Salamanca, cariñoso hasta la médula, el músico de Kanata, que tocaba vientos, concertina y vivía cerca a los cerros de Ovejuyo que semejan iguanas antediluvianas, paseando con su burro Jacinto. Creo, que en el fondo, era un ser triste. Muchos amigos le debemos las mejores noches de nuestras vidas en el Bocaysapo donde tocaba la cueca Soledad.
Hace pocos días, después de sus sorpresivas visitas que hacía a los amigos, desapareció Adrían Villanueva, músico y lutier. Conservo un bello charango que salió de sus manos, lo conservo como un objeto de arte.
Nos conocimos en Colegio Nocturno Ayacucho en el que tuvimos excelentes profesores, entre ellos al maestro normalista, jurista y médico Saúl Tellería, que entraba a la sala con su copete como cresta y sus bigotes atusados como los de pintor Salvador Dalí, le decíamos Gallo. De él aprendimos lo que significa el Estado, el monstruo que envilece a los ciudadanos, sobre el matrimonio que solo es un contrato civil entre partes ante el Estado y el que el amor es el sentimiento más grande que no cabe en un papel. En una ocasión, nos mandó a que demostráramos nuestras habilidades frente al público estudiantil, porque se preocupaba por el futuro que nos esperaba para “defendernos” de la vida. Pasamos todos al escenario: unos a cantar, otros a contar chistes y otros a tocar. Adrián toco su quena y el profesor Tellería le dijo: -De eso vas a vivir. Y así fue, Adrían Villanueva, amante de su pueblo indígena, nunca más dejó la música hasta que sus vientos enmudecieron en Londres.
¿Conocerán algo de estos seres extraordinarios los políticos bolivianos? ¿Porque tenemos la fatalidad de creer en estos individuos que archivaron su frágil decencia en un oscuro galpón y saltan a corromperse sin importarles la vida?¿ Entenderán algún día los generales con sobrepeso y traje de guerra que invadieron la Asamblea Legislativa que estos bolivianos amaban su patria sin condiciones, como el pueblo llano? No creo
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