Noviembre 19, 2024 -H-

¿Seremos mejores en la nueva normalidad? No, en absoluto

a nueva realidad es un oxímoron. Lo nuevo no será nuevo y la normalidad será un volver a lo mismo. Es decir, nunca hubo ni habrá una nueva normalidad. Todo es una falsedad. Un bulo.


Sábado 16 de Mayo de 2020, 10:30am






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Llevamos (casi) 1.500 horas en cuarentena. Las rutinas se han instalado. Los hábitos, malos y buenos, nuevos y adaptados, en un ambiente forzado, son engañosos. Creemos haber asumido una rutina, para bien o para mal, nos ufanamos en afirmar que ya tenemos una conducta propia nueva. Que esta cuarentena nos ha ahormado en un molde distinto al anterior.

Después de un tiempo de encierro, llega la aceptación y luego la consiguiente adaptación. Para la ciencia que estudia nuestro comportamiento, esta fase del confinamiento es el más peligroso porque conductualmente nos volvemos confiados. Ya sabemos nuestras rutinas, nuestros horarios, nuestros horarios adaptados, empezamos a subestimar el riesgo y sin darnos cuenta bajamos la guardia. Es un patrón de conducta.

Para la psicóloga Susan Blakmore el efecto de esta pandemia será “dramático en términos de evolución cultural". Para la experta uno de los principales afectados será el propio cambio climático. La especialista nos alerta que mucha gente salió de su zona de confort, de sus rutinas, está durmiendo mal y está haciendo cosas que antes ni intentaba y maneja otros tiempos, y eso tendrá su impacto en la cultura y su evolución.

Es por ello que frente a aquellas voces que sostienen que este confinamiento es un desafío para ser mejores seres humanos. Dejar de lado el consumismo, Valorar más el hogar. El ahorro. La moderación. Agradecer por respirar un aire más puro. Contemplar de noche las estrellas, nítidas o quedar absortos con esos atardeceres que hace muchísimo tiempo no veíamos y, al final del día, ser moderados, consecuentes y, hasta incluso, mejores personas…La respuesta es dura como una pared de cemento: no sucederá.

Lo siento por todos aquellos soñadores, pero no cambiará nada. Se trata de un anhelo inane. Una vez abierto el redil, saldremos a consumir, a derrochar gasolina, a quemar malezas, a golpear el medioambiente. En España, dieron una hora para salir al parque. No se respetó el distanciamiento social, se juntaron multitudes en la playa, hicieron “botellones” – fiestas de jóvenes con alcohol – y en otros países, hicieron larguísimas filas para volver a ingresar a tiendas y centros comerciales. Más de 650 mil multas se cursaron por violar las normativas. Lo que hizo un total de 890 millones de euros. Teniendo en cuenta el promedio de 600 euros por infracción.

Entonces, no que da ninguna duda, la nueva realidad es un oxímoron. Lo nuevo no será nuevo y la normalidad será un volver a lo mismo. Es decir, nunca hubo ni habrá una nueva normalidad. Todo es una falsedad. Un bulo.

Habrá un breve tiempo de cumplir con las normas sanitarias y luego, cuando la confianza se instale en cada uno de nosotros, nuestro patrón conductual aflorará en todo su esplendor. Y la sentencia del Ministro de Salud se hará efectiva, todos nos contagiaremos. Unos más severos, otros asintomáticos, otros más críticos, para pesar de todos.

Solo para el cierre, la “nueva normalidad” es un concepto instalado por el filósofo Paul Sailer-Wlasits, para referirse a la irrupción del populismo en la arena política y, años más tarde, en esta coyuntura de COVID-19, fue popularizado por el Canciller de Austria, Sebastian Kurz y con absoluta clarividencia, sostuvo que “habrá tanta libertad como sea posible y también tantas restricciones como sean necesarias”.

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