La Paz, 27 de abril (Franz Chávez) .– Cuentan los cronistas radiales de la época del estribillo tradicional del "¡..coooche a la vista..!" que durante una competencia de automovilismo, Óscar Crespo Maurice, detuvo su automóvil para auxiliar a los tripulantes de un coche accidentado.
El momento era de vida o muerte. Rescató al piloto herido, lo instaló en el asiento de su copiloto y emprendió una carrera para salvar la vida del competidor hasta un centro médico. Por aquella historia, el piloto chuquisaqueño fue conocido como el Caballero de las Rutas, y preservó esa talla y distinción en las pistas y fuera de ella.
Hoy el sentido de la vida y la esencia del deporte de motores están devaluados. Hace poco, en un incidente que no terminó de esclarecerse, un coche fue lanzado a un barranco por acción de otro durante una competencia.
La vida de Crespo es un ejemplo inolvidable para los aficionados del automovilismo de los 60s y 70s que siguieron las carreras pegados al receptor.
“Era un caballero”, resume el periodista y relator de competencias de automovilismo de la década de los setentas, Walter Vásquez, que evoca la gallardía del deportista. Al concluir una carrera, el piloto se despojaba del overol y cambiaba por un buzo blanco, una gorra al estilo inglés y grandes lentes de sol, todos en armonía con el tupido bigote. Era una exhibición de elegancia ante cámaras y micrófonos.
Así construyó la imagen del deportista amable, respetuoso, y símbolo de una disciplina de caballeros, recuerda Vásquez, un veterano de los micrófonos de programas como “A toda máquina” de Juan Carlos Costas y “Carburando”.
Crespo también fue un cultor de la comunicación radial. Su voz fue escuchada por muchos años en los noticieros de Radio La Plata. Su impulso alentó a figuras de la radio y la televisión como Eduardo Lalo Lafaye que, en una entrevista concedida a este periodista, recordó el apoyo e impulso del deportista y empresario.
En carrera, Crespo siempre paraba para auxiliar a algún piloto en problemas, recuerda Vásquez.
Posteriormente, esa virtud se convirtió en regla en el automovilismo. Hoy el reglamento obliga a parar en caso de un accidente de un coche en competencia. Los tripulantes deben exhibir un cartel con una cruz roja, en caso de requerir asistencia médica, o un letrero con un “ok” si están fuera de peligro. El origen de la regla, tiene un apellido en Bolivia: Crespo.
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