La Paz, 09 de agosto (Urgente.bo).- La ofrenda a la Pachamama es una costumbre ancestral que se realiza mucho antes de la llegada de los españoles a Bolivia y se lo celebra durante el mes de agosto en agradecimiento a la ‘Pacha’ que en aimara y quechua significa tierra. Un historiador aymara explica que la tradición de la ofrenda no solo se realiza en Bolivia, sino también en el sur del Perú, el norte de Chile, y que los inmigrantes también lo hacen en São Paulo (Brasil) y Barcelona (España).
Un yatiri afirma que la ofrenda a la Madre Tierra no tiene nada que ver con los sacrificios humanos. En las redes sociales circulan memes en el que piden a los alcohólicos o indigentes cuidarse, porque podrían ser sacrificados. El entrevistado afirma que es parte de los mitos y leyendas urbanas.
Una escena de la película “Cementerio de Elefantes”, Juve, un indigente y alcohólico, vende a su mejor amigo “El Tigre” por $us 100 para que sea enterrado vivo en el terreno donde se edificaba un edificio con el fin de que su alma evite que algún obrero muera en la construcción.
Carlos Mamani, historiador aymara, afirma que la tradición de la ofrenda a la Pachamama consiste en que una vez concluida la etapa de cosecha en el altiplano boliviano, viene el reconocimiento a la madre porque la tierra “también tiene que comer”, y es por ello, que en el área rural, los campesinos y comunarios acostumbran a cavar un hoyo donde se depositan coca, chicha, alcohol y fruto secos. Luego se tapa el pozo con tierra, botellas de alcohol y vino. En el área urbana se acostumbra a agradecer a la Madre Tierra con las tradicionales mesas, que tienen figuras hechas de azúcar, llevan frutos y hasta el feto de la alpaca o de la llama ( el sullo).
“Las ofrendas a la Pachamama se hace con frutos dulces, de la tierra, de la parte de los valles y los Yungas y también con productos dulces elaborados con base a azúcar. Se hace la ofrenda en los lugares sagrados y en las grandes montañas como en el Huayna Potosí, en el Chacaltaya, en Copacabana, en la famosa en la península de Copacabana. Los yatiris (brujos) hacen los rituales”, subrayó.
Otra forma de agradecer a la madre tierra es a través de un cántaro de barro, al cual se lo llena de fruta, vino, cerveza, chicha, flores y coca y lo deposita en el Lago Titicaca, explicó Juan Carlos Ballón, representante del Consejo Nacional de Amautas, quien asegura que esa tradición es parte de la cosmovisión de los pueblos originarios, indígenas y amazónicos.
“Esa es otra forma rendirle agradecimiento a la Pachamama. Nosotros respetamos la cosmovisión de los pueblos”, complementó.
A su vez, el yatiri indica que el agradecimiento no solo es la tierra, sino al padre cosmos, una figura varonil identificaba en la cultura aimara y quechua como un padre que cuida de la salud y da fuerza y energía. Es por eso señala que se realizan las mesas de color blanco.
La Mesa Blanca
“Esta mesa blanca lleva incienso, la lana de la llama y el sullo. Todos los elementos deben ser de color blanco y eso también se hace en agosto. El vino debe ser blanco y la cerveza rubia”, precisa Ballón.
Una vez realizada la ofrenda a la Pachamama se espera que se consuma con fuego y alcohol. Luego los restos deben ser enterrados.
La Wilancha es otro de los sacrificios rituales con sangre para agradecer a la Pachamama y los Achachilas lo recibido y para pedir mayor protección.
Mamani indicó que se lo hace con llamas de color negro y de color blanco. Ballón indica que los brujos le piden permiso al animal para sacrificarlo. Detallan que antes de sacarle el corazón y cortarle el cuello, se le da de beber alcohol y se le pone coca en la boca.
Esta forma tradicional de agradecer a la Pachamama se lo hace en las comunidades y apachetas.
“Con la sangre del animal se Ch’alla la casa, los autos. Si el corazón del animal sigue latiendo después de sacarlo, es que todo va a ir bien y a uno le irá todo un éxito”, añadió.
La noche del 31 de agosto, los mineros de Huanuni acostumbran a realizar la Wilancha. Los obreros ingresan a interior mina para rosear la sangre de la llama en el terreno. Según Severino Fuentes, un vecino de esa región, la creencia dice que es para que la tierra pueda concederles más vetas de estaño.
Durante la ceremonia se pide también protección a “El Tío”, el guardián de la riqueza, una imagen del Diablo que se encuentra dentro de la mina.
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