La Paz, 18 de marzo (Urgentebo.com).- Tras la Guerra del Pacífico y la firma del Tratado de 1904, el Estado Boliviano, a través de sus diferentes gobiernos, demandó a Chile una salida soberana al Océano Pacífico. El expresidente boliviano Carlos Mesa, vocero de la Demanda Marítima, plantea que la diplomacia nacional demostró con lucidez y argumentos la reivindicación. Ante lo cual, Chile asumió en diferentes compromisos una posición favorable a la demanda nacional.
Es así que en 1910 Bolivia solicita a Chile hacer una revisión del Tratado de 1904. En 1923 el Presidente de Chile, Arturo Alessandri, expresó directamente su disposición a negociar con Bolivia para otorgarle el acceso al mar a través de un puerto propio. Esa política estatal chilena continuó en el gobierno de Emiliano Figueroa en 1926, cuyo ministro Jorge Matte afirmó que Chile “no ha rechazado la idea de concederle un territorio y un puerto a la nación boliviana”.
Esa posición chilena tampoco se extinguió cuando los presidentes Carlos Ibáñez del Campo y Augusto Leguía firmaron el Tratado de 1929 que buscaba imponer, por ese acuerdo entre Chile y Perú, el aislamiento y el fin del problema boliviano.
Entre 1947 y 1950 hubo conversaciones entre Bolivia y Chile para iniciar negociaciones con el fin de otorgar una salida al mar a Bolivia, por medio de un corredor terrestre situado al norte de Arica, a cambio de una serie de compensaciones no territoriales a Chile.
Las ge
tiones fueron realizadas por el embajador boliviano en Chile, Alberto Ostria Gutiérrez, y los ministros de Relaciones Exteriores chilenos Germán Vergara Donoso, Germán Ignacio Riesco y Horacio Walker Larraín; sin embargo, quedaron estancadas tanto por la negativa recepción en la opinión pública de ambas naciones como por la negativa de Perú a otorgar su beneplácito a los acuerdos.En 1975, después de 13 años de ruptura diplomática, se reanudaron relaciones con Chile. Esta muestra de buena voluntad con Santiago tenía que ver con la reiniciación de negociaciones sobre el pendiente tema marítimo. Chile aceptó la reanudación porque le daba aire a la secante dictadura que había derrocado a Allende en 1973. En la fronteriza localidad de Charaña se reunieron los presidentes Banzer de Bolivia y Augusto Pinochet de Chile. El gobierno boliviano propuso la cesión de un corredor soberano al norte de Arica, limitando con la frontera peruana y un acceso soberano a la costa que permitiera la construcción de un puerto propio. Chile condicionó esa cesión a un canje territorial “equivalente” que obligaba a Bolivia a ceder una superficie igual de su territorio a la que recibiría por el corredor y puerto. Se requería además la aquiescencia peruana en virtud del tratado de 1929.
“Es obvio que Chile no cumplió los acuerdos porque sus intereses económicos se verían seriamente afectados”, explicó el historiador, especialista en Derecho Internacional y Capitán de Corbeta, Johnny Carvajal.