Noviembre 30, 2024 -H-

Ciudades con eficiencia energética

En América Latina, las construcciones –en su mayoría, excepto los de éste último quinquenio- son ineficientes, vale decir que en su concepción y construcción la arquitectura no tomó en cuenta el clima y otras variables. Ello contribuye muchísimo a ahorrar o despilfarrar energía.


Miércoles 31 de Mayo de 2017, 9:00pm






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La visión de “desfosilizar” en algo nuestra economía es un reto. Con ello ayudamos a bajar la emisión de residuos al medio ambiente y, lógicamente, vemos de consumir en menores niveles el petróleo, gas y electricidad. Ese es el marco conceptual.

El gas, como sabemos, es un energético de transición entre el petróleo y los conceptos de nuevas energías.

En ese panorama se inserta el modelo de eficiencia energética que no es otra cosa que la mejor utilización de recursos para ahorro de energía. Y las ciudades son brazos ejecutores de primera línea en eficiencia energética.

Algunas acciones concretas necesarias (en ciuades del país): el reemplazo por luminarias LED de las actuales luminarias públicas, el impulso en el ámbito público -y privado- de una arquitectura sustentable, el ahorro en la actividad de entidades estatales, y, en su momento, la generación propia de electricidad, con normativa de por medio. En Europa todo eso está práctica, no es novedad.

Todo ello es importante, en el marco de una nueva normativa en energía y electricidad.

En América Latina, las construcciones –en su mayoría, excepto los de éste último quinquenio- son ineficientes, vale decir que en su concepción y construcción la arquitectura no tomó en cuenta el clima y otras variables. Ello contribuye muchísimo a ahorrar o despilfarrar energía.

Operar el cambio de paradigma del alto consumo al ahorro es problemático, es cultural y hasta generacional. Las nuevas generaciones entienden mejor que las antiguas la necesidad de aportar a cuidar el planeta con pequeñas –y grandes- acciones. Algunos ejemplos concretos: desde la iniciativa regional del Caribe hasta el exitoso modelo de un Municipio mexicano pueden ser muestra palpable que la eficiencia energética puede ir de la teoría a la práctica.

Veamos primero: los estados de la Comunidad del Caribe (Caricom) están redactando un código para eficiencia energética el Código Regional de Construcción con Eficiencia Energética (REEBC), resaltando la importancia de las nuevas normas de construcción sabrán impulsar el ahorro en el consumo eléctrico.

Veamos el caso municipal en México: en Mérida el Municipio tiene un Plan de Eficiencia Energética para el Sector Turismo para promover en hoteles (de 2 a 5 estrellas), la implementación de sistemas de calentamiento de agua por energía solar, con el apoyo de la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de  Energía (Conuee). Los hoteles que participen de éste plan podrán optar por créditos a bajas tasas de interés para la instalación de sistemas de calentamiento de agua por energía solar a fin de reducir su huella de carbono en el medio ambiente y atraer a nuevos nichos de turistas que se interesan por alojarse en “hoteles verdes”...y por supuesto bajar sus propias tarifas de pago de electricidad!

El Municipio calcula que los beneficios que los hoteles obtendrán al instalar calentadores de agua solares son la reducción de hasta un 70% del consumo de combustible y la atracción de nuevos nichos de mercado.

En la perspectiva de hacer una mejora a las construcciones de instituciones públicas, el Municipio instala paneles solares en el Palacio Municipal, con el que se genera gran parte de la energía que se utiliza en el edificio; y lo más importante: señala incentivos tributarios como el descuento del 15% en el impuesto predial a quienes tengan paneles solares en sus propiedades. Ello es una real política municipal de eficiencia energética: incentivar la instalación de paneles en hoteles para bajar consumo, bajar el propio consumo de instituciones municipales y atraer nuevos usuarios vía reducción de algunos impuestos locales.

Además de las construcciones no-eficientes, porque no fueron reguladas oportunamente, está el tema de los electrodomésticos tradicionales (heladeras y lavarropas) altamente consumidores de electricidad en los hogares.

Por ello congratulo que hayan empezado campañas permanentes de ahorro, reducción de consumo, construcciones eficientes y en lo básico: continuar el impulso a planes de etiquetado energético para electrodomésticos (etiquetas que certificadamente establezcan calidad y uso de electricidad de electrodomésticos, tan comunes y obligatorias en Europa).

La reducción del consumo eléctrico en los hogares, de forma masiva y en volumen, sin afectar la calidad de vida redunda positivamente en el consumo de energía del país.

Así seguimos en éste caminar por empujar la eficiencia energética desde la trinchera que nos corresponda.

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