La Paz, 20 de enero (Soledad Mena, Urgentebo.com).- Juan Antonio Cuéllar no pudo contener las lágrimas al recordar cómo fue torturado, golpeado, despojado y secuestrado. Y recordó con indignación el momento en que el “aboganster” Jhasmany Torrico amenazó con violar a sus hijas, por lo que tuvo que mandarlas al exterior.
Esta semana la población fue sorprendida con la historia de Torrico Lecler, más conocido como el “abogado del diablo” o “abogangster”, por los procedimientos que usó para torturar y amenazar.
Tenía nexos con policías, fiscales y jueces. Gozaba de privilegios en la cárcel del Abra de Cochabamba donde estaba recluido. El jueves, cuando fue enviado al penal de máxima seguridad de Chochocoro, sonrió y se dejó sacar fotografías como un artista.
Todo empezó con la historia de Antonio Cuéllar, mecánico de oficio, y con un taller en Cochabamba. Es casado y padre de tres hijos (dos mujeres y un varón), fue víctima de Torrico y su grupo quienes le despojaron 20 mil dólares, el ahorro de toda su vida. Cuéllar fue entrevistado por la red ATB.
Su tortura comenzó el 16 de marzo del 2018 cuando reclamó los 20 mil dólares que había entregado por el anticrético de una casa. Cuéllar y la dueña del domicilio (Elena) no hicieron un documento porque la casa donde vivía en anticrético no estaba saneado, por ello hicieron un acuerdo verbal.
El caso llegó hasta instancias judiciales para la devolución del dinero. La jueza ordenó la devolución del dinero porque se cumplió la fecha del acuerdo, pero la dueña de la casa se negó a hacerlo.
El 16 de noviembre vino una persona a pedir auxilio a su taller: “Me llevaron en un vehículo, en el trayecto subieron otras dos personas, de repente el que estaba al lado izquierdo me puso un cuchillo en la costilla y puso su brazo derecho en mi nuca. Una cuarta persona que subió me hizo pasar corriente por mi espalda”, relató.
Preguntó: ¿Dónde me están llevando? ¿Quiénes son ustedes? le dijeron que tienía una denuncia en Diprove.
El mecánico, de 50 años, fue vendado. Fue amenazado de muerte. “Trataba de darme cuenta dónde me estaban llevando, pero me hacían pasar corriente”, dijo.
“Mi capitán, ya lo tenemos al sujeto, donde le llevamos. Mi teniente ya está acá. Así hablaban de grados. Yo estaba vendado”, dijo.
Llegaron a una casa donde estaban los dueños de la casa que tenían el dinero de la antícresis (Elena y José y junto a ellos su hijo Gustavo y la nuera que era familiar del Jhasmany Torrico). De pronto salió el “abogado gángster” de un cuarto y dijo: “este es el cabroncito que quiere recoger la plata”.
div class="media media-element-container media-default">“Había una persona con chaleco de la FELCC. Yo no los conocía. Pusieron la plata en la mesa. Me dijeron: vas a contar la plata, conté algo de dos mil dólares, me sacaron foto, me hicieron firmar a la fuerza dándome patadas y puñetes en la cara para que ya no les cobre”, relató.
Jhasmany se puso en frente del mecánico para obligarlo a firmar el documento propinándole golpes en la cara con la ayuda de otras tres personas. “Me metían en un bañador con agua para hacerme pasar corriente: Si vas a denunciar te vas a morir, me decían”.
El abogado torturador no conoce de límites. Amenazó al mecánico con violar a sus hijas ( de 10 y 17 años), sabía dónde estudiaban y a qué hora salían.
“Si vas a denunciar la vamos a violar a tu hija. ¿Cuántos años tiene la mayor? 17, esa me gusta la vamos a romper y ¿la otra? 10 años, las vamos romper a esas mierdas”, recuerda Cuéllar sobre las paradas del abogado Torrico.
Antonio tuvo que sacar del país a sus hijas para resguardar su integridad. “De este tipo cualquier cosa podía esperar. Solo le llamó a mi hija en las noches. No estoy tranquilo, quiero ayuda”, pidió.
“Tengo la esperanza de recuperar mi plata, yo trabajé incluso los domingo para tener esa plata de ahorro le pido a Dios y la FELCC que me ayuden a recuperar mi plata, es mi sacrificio”, dijo en medio de llanto.
Antonio sintió en carne propia como operaba el “abogado del diablo”, protegido por prontuarios delincuentes y policías corruptos
Operaba también desde su bufete “Leclere Asociados”, donde confluían abogados, fiscales y jueces que están en la mira de la justicia.
La Fiscalía de Cochabamba emitió ocho órdenes de aprehensión, contra dos jueces, un fiscal, cuatro policías y una persona particular, acusados de formar parte del consorcio del abogangster.
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