Tras el intento de feminicidio dentro del penal de El Abra la semana pasada, la Policía realizó una requisa. Aseguró no haber encontrado ningún cuarto subterráneo donde Noemí fue violentada. El martes, 15 de octubre, la Fiscalía informó que la víctima logró huir de un ambiente cerrado a través de un anaquel.
El pasado sábado, Noemí G. asistió al penal de máxima seguridad para que Rolando Andrés, su expareja, condenado a 30 años de cárcel por el crimen de la profesora Jobita en 2018, le pagara la asistencia familiar adeudada de una hija que tienen en común. Con engaños fue llevada al quiosco del lugar, donde fue brutalmente torturada.
El martes siguiente, el fiscal de Cochabamba, Oscar Tejerina, informó que la víctima logró escapar de un anaquel de un quiosco para luego ser auxiliada por otros reos.
“Se va hacer una investigación del por qué, del cómo, si se tenía o no conocimiento de la existencia de un ambiente subterráneo dentro de un kiosco, donde se cometió el hecho delictivo”, dijo. Advirtió procesos contra funcionarios e investigaciones a presuntos cómplices por intento de asesinato, vejámenes y tortura. Además de determinar grado de responsabilidad de otras personas que conocían lo que ocurría y lo omitieron.
Ayer la Policía desprecintó el quiosco y realizó requisa del lugar. Aseguraron que no encontraron ningún cuarto oculto en su interior.
“Al interior de este lugar de los hechos no existe ningún búnker, un subterráneo o un subsuelo.
Simplemente el quiosco o anaquel está ubicado próximo a unas gradas, donde estaba instalada una cama, donde se habría suscitado el hecho”, informó el director de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia, Juan Carlos Vargas.
Sin embargo, encontraron varios objetos “irregulares” que serán investigados, entre ellos un celular pegado a una silla el cual habría sido utilizado, por el autor, para grabar todo lo ocurrido.
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