El fundador de las empresas del Grupo Doria Medina, que actualmente posee importantes inversiones inmobiliarias, hoteleras y en cadenas de restaurantes, comenzó, cuando apenas tenía 15 años, trabajando como boletero de un cine en Oruro para ayudar a su madre en la manutención de su familia. Este difícil comienzo y el resto de su interesante vida se halla narrados en el libro “El fundador. Vida y obra de Samuel Doria Medina Arana”, que fue presentado este martes 14 de junio en un acto de homenaje en el centenario de su nacimiento.
“Mi padre nunca pudo estudiar formalmente, pero tenía un conocimiento matemático increíble. Uno de sus amigos decía que era una ‘enciclopedia’ de la contabilidad de la Casa Grace, la enorme empresa de capitales estadounidenses de la que terminaría como gerente financiero”, rememoró su hijo, Samuel Doria Medina Auza, que es el principal organizador del homenaje. Este se realizó en el recién inaugurado edificio Green Tower, que es la última obra del grupo empresarial que el homenajeado fundó en los años 70.
La gerencia de finanzas de la Grace le permitió formar parte del grupo de bolivianos que compró las posesiones no mineras de esta compañía en Bolivia. Durante un tiempo formó parte del holding que formaron, que se llamaba INBO, y después rompió con este, junto con otro de los socios. Fue en ese momento en el que destacó por su visión, pues, de todas las empresas de INBO, que en general eran más rentables, pidió como compensación la Sociedad Boliviana de Cemento (SOBOCE), con el argumento de que prefería los “fierros” antes que las importaciones y otros negocios menos tangibles.
En ese momento, SOBOCE no se encontraba en una situación muy buena. El nuevo propietario encargó a su hijo y tocayo que la dirigiera, lo que definió el futuro de este y del conjunto de la familia. Con muchos esfuerzos y sacrificios, los Doria Medina pagaron las deudas de la empresa y, simultáneamente, se convirtieron en sus socios mayoritarios. La empresa fue creciendo hasta convertirse en la principal industria del país, hasta su venta en 2014.
Otra trayectoria que comienza en Samuel D. M. Arana es la trayectoria de la responsabilidad empresarial y el gusto por emprender del grupo familiar. Por esta razón, se ha bautizado con su nombre la Fundación que este grupo impulsa y que está dedicada a promover el emprendimiento, entre otras acciones de responsabilidad social. El libro que se presentará también dedica algunas de sus páginas a explicar la filosofía y el trabajo de esta institución.
“Con un acto muy sentido, queremos expresar nuestro agradecimiento a mi padre. Sus desvelos y generosidad mejoraron la vida de nuestra familia y de muchos otros bolivianos”, concluyó su hijo Samuel.
