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El 'Tío' y duendes son los dueños del Bosquecillo de La Paz

Una crónica por el 31 de octubre. También conocido como el pulmón de La Paz, el bosquecillo es un lugar donde confluyen muchas historias extrañas, donde hay personas que vieron o sintieron la presencia de duendes y tíos.


Miércoles 31 de Octubre de 2018, 11:45am






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La Paz, 31 de octubre (Giovanna de la Cruz, Revista Oxígeno).- Vertientes que descienden por quebradas, miles de árboles de eucalipto y pino que son el hábitat de más de 30 especies de aves, verdes humedales, arbustos que florecen, además de liebres, reptiles y sapos nocturnos que viven en el área, son la riqueza del bosquecillo de Pura Pura, ubicado al noroeste de la ciudad de La Paz, que tiene una extensión de 195 hectáreas, siendo el área protegida verde, más grande de la ciudad.

De éste sitio boscoso, 22 hectáreas fueron delimitadas para el parque ecológico municipal, donde la ciudadanía puede realizar caminatas, acampar, avistar aves, practicar ciclismo de montaña y otras actividades de esparcimiento familiar. Sin embargo quien pensaría que a pocos minutos de caminata de éste lugar de recreación, existen lugares que guardan muchos secretos, entre ellos, apariciones paranormales, espíritus malignos y la existencia de seres mitológicos como duendes.

La revista Oxígeno visitó el bosquecillo de Pura Pura, para conocer sobre los mitos y testimonios de sucesos paranormales que sucedieron en ésta área boscosa paceña.

Casa de los duendes

Caminando por las antiguas rieles de tren que fueron abandonas, pero aún son conservadas, nos encontramos con “la casa del duende”, una infraestructura abandonada que en el pasado fue una hacienda que pasó a ser propiedad de la empresa de ferrocarriles y algún momento también fue un vivero donde estaban los árboles que se plantaron en el bosquecillo.

Hay quienes aseguran que éste lugar por las noches es habitada por duendes. Este término procede de la expresión ‘duen de casa’ que quiere decir dueño de la casa.

Según testigos, en ese lugar se ha presenciado a seres sobrenaturales ya que el ambiente es pesado, tanto en el día como en la noche.

“No entrar”, “peligro”, “maldito el que entre”, “to live is to die” (vivir es morir), son algunos textos de advertencia que están plasmados en las paredes entre estrellas de cinco puntas, cruces invertidas. La gente afirma que ahí se hacen rituales, sesiones de Ouija y Baldor, por eso la policía se hizo cargo de ese sector.

El ambiente es frío, obscuro y pesado, uno tiene la sensación de que está siendo observado. El suelo esta regado de botellas de alcohol y vasos de plástico. Las paredes gruesas de adobe, guardan en un depósito de 2x1, un sin fin de vasitos de cerámica.

“Nosotros cometimos el error de bautizar a este lugar como la casa del duende. Fue mucha gente ahí y casi despojó todo lo que había en ese lugar. Habían casitas con calaminas, con juguetitos, zapatitos y fotografías de niños, ahora lamentablemente ya no, han sacado hasta las puertas y los pisos”, lamenta el investigador Jorge “Coco” Collao. 

“Se cree que ese lugar es un centro esotérico, un portal por donde ingresan los duendes y espíritus malignos que se han quedado en el área”, asegura Collao.

Roberto Cusicanqui vive durante varios años dentro de un túnel del bosquecillo, cuenta que en esa casa había muerto una señora que vivía en el cuarto de atrás, “Era la empleada de la casa y como la empresa de ferrocarriles había desalojado todo, ella se quedó y nadie la molestaba. Le decían la dueña de la hacienda porque esa casa antiguamente era una hacienda”.

“El espíritu de la señora se pudo haber quedado en el sector y pudo haber abierto un portal por donde ingresan los duendes y espíritus malignos. La teoría que manejamos es que los espíritus y fantasmas son territoriales y con las sesiones de Ouija, Baldor, invocaciones, espiritismo, se abrió más el portal”, afirma Collao.

El investigador de fenómenos paranormales asegura que realizará un ritual de despacho de los espíritus para cerrar el portal abierto en “la casa de los duendes”.

El túnel

Roberto Cusicanqui, más conocido como “el chacal”, cuenta que es médico cirujano egresado de la Universidad Mayor de San Andrés. Vive catorce años en los túneles del bosquecillo, “yo soy ley, dueño y amo del bosque y vi muchas cosas paranormales”, asegura.

A cinco minutos de la casa de los duendes está el túnel, un lugar mucho más escalofriante que la casa del duende y tiene un ambiente más pesado.

“El perro negro es el que siente el alma, por eso yo crio perros negros”, cuenta Roberto.  Afirma que en los túneles del bosquecillo ha encontrado restos humanos, dice que es de gente que murió en los tiempos de la dictadura y fetos de mujeres que abortaron, “yo recé por sus almas por eso me lo cuidan mi túnel”, dice Roberto.

El investigador de fenómenos paranormales, Jorge Callao, asegura que el túnel empieza en Pura Pura y pasa hasta Achachicala por debajo del río Choqueyapu, “el túnel hoy se encuentra sellado pero se puede avanzar un poco más de un kilómetro de distancia. Hay una tremenda energía negativa en él, hemos hecho algunos rituales para que se manifiesten los espíritus y captamos algunas psicofonías en el sector”.

El “Tío”

Miguel Condori es un anciano que vive durante 18 años con su familia como cuidador del complejo deportivo de los constructores en medio del bosquecillo, cuenta que en tres oportunidades vio al “tío”, lo describe como un hombre robusto de más de tres metros de altura que lleva una capa negra.

Cuando apenas vivía cinco años en el sector, afirma haberlo visto por primera vez cuando salía rumbo a su trabajo en horas de la madrugada y que por el susto, volvió nuevamente a su habitación hasta asegurarse que el “tío” se había ido.

Años después, cuando el anciano se disponía a rayar la cancha juntamente a su esposa en horas de la noche, tuvo otra aparición, “yo estaba rayando el medio de la cancha agarrando la linterna y de repente me choqué con él (Tío) y comencé a gritar del susto, pero fui el único que lo vio”, relata.

El tercer encuentro que don Miguel tuvo con el “tío”, fue cuando una noche subía rumbo a su casa por el sendero que sube desde la autopista al bosquecillo, “yo estaba subiendo y escuché sus pasos, casi me pisa porque creo no me ha visto, me arrinconé y pasó sobre mí sin verme. Siempre sube hacia arriba, por eso creo que hay siempre el tío en la curva del diablo”.

Jorge Callao nos cuenta que las primeras investigaciones que realizaron como equipo fue en “la curva del diablo”, que está en la tercera curva de la autopista que une El Alto y La Paz.  “Este lugar era un lugar esotérico que pertenecía a la cultura andina y era una waca (altar) de la fecundidad”, comenta.

Collao afirma que de un tiempo a esta parte, en este lugar se arraigó la hechicería budú por parte de los antisociales. “En el área se han levantado tres cadáveres, el caso más reciente data de hace dos años y se presume son producto de sacrificios humanos”.

El equipo con el que cuenta consta de sensores de luz, calor, de movimiento, reporteras para captar psicofonías, barras de radiestesia que detecta energías positivas y negativas.  “Podemos determinar que en el bosquecillo de Pura Pura, la curva del diablo es el lugar donde más de manifiesta este tipo de fuerzas, seguida del túnel y terminando en la casa del duende”, asegura el investigador.

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