No es un título que refleje un contrasentido. En algún momento se discutió entre los legisladores de España un “impuesto al uso del sol”, vale decir para uso de paneles solares. Hay, sin embargo, una nueva legislación que deja atrás esa pretensión de “regular” al sol y menos grabarle impuesto alguno y más bien impulsa el autoconsumo, entendiéndose que el 65% de los españoles viven en apartamentos y es complicado tener paneles solares en apartamentos ahora pueden agruparse en edificios y podrán tener generación de electricidad a partir del sol para un autoconsumo compartido.
Autoconsumo es, como ya dijimos en anteriores análisis: la capacidad de generar propia electricidad para uso y la eventualidad de vender el excedente a la red principal de la ciudad.
La nueva regulación española trata de promover pequeñas “plantas solares” que alimenten a edificios o a grupos de edificios que cubra le uso de cada apartamento, iluminación de garaje, escaleras, áreas comunes, etc.
Aquí hay la posibilidad de generar para el edificio o grupo de edificios y vender el excedente eléctrico –de haber tal- a la ciudad o a otro grupo de edificios.
Éste concepto ayuda a reducir el uso de electricidad generada a gas y que es suministrada por la red principal, obviamente a reducir uso de electricidad generada por otra fuente y a reducir emisiones de CO2. Pero lo más importante del autoconsumo, en un punto dado, es el ahorro o reducción de la factura de electricidad.
Un dato: en 2018 se instaló un 94% más de potencia fotovoltaica en España que en 2017 (fuente: Unión Española Fotovoltaica) y porque la ecuación es simple: menor coste de paneles sumado al autoconsumo dispararon la oferta.
La energía fotovoltaica superó la barrera 5.000 MW instalados en 2018 en España.
Ese crecimiento es por el denominado autoconsumo. Aunque pareciera algo insólito: el autoconsumo estuvo penalizado durante años en España: el estado y su pesada burocracia impedían el desarrollo de éste acápite del sector energético.
Urge ahora emular –en América Latina- esa reglamentación y regulación que establece condiciones técnicas y administrativas y regular el autoconsumo compartido y las compensaciones que los particulares podrán recibir por la electricidad que suministren en la red.
Europa tiene una regulación muy clara con relación a generación eléctrica vía renovable: en toda Europa, en 2018, se instalaron 8.500 MW de fotovoltaica, aunque China sigue liderando: 44.000 MW de nueva potencia solar.
Obviamente en la normativa prevale la seguridad industrial y normas de calidad. Tampoco cualquiera puede poner un panel solar y generar electricidad. Hay condiciones técnica mínimas de operación, mecanismos de compensación entre déficits y superávit de consumidores acogidos al autoconsumo con excedentes para instalaciones de hasta 100 kW y la organización de un registro administrativo.
Todo sea porque el ciudadano tenga mejores oportunidades de acceder a la energía y desde el estado ayudar a combatir la denominada pobreza energética. Destaco al propuesta –de as muchas que tiene- el partido político Ciudadanos que sobre el particular indica: incentivaremos la producción de energías renovables para autoconsumo y diseñaremos un esquema favorable para la generación distribuida. Simplificaremos en todo lo posible los trámites administrativos para las renovables y el autoconsumo, y promoveremos la regulación necesaria.
Ojo que todo este avance no es gracias al gobierno socialista de España sino al empuje de sus capitales privados, de la libre empresa y de la innovación que aún sigue batallando para generar mejores condiciones del comercio de la energía.