Diciembre 22, 2024 -H-

Inalmama, madre coca

Se vienen tiempos de arranque en la industrialización, la fase de investigación ya ha demostrado que la coca puede ser utilizada de variadas formas, que el mercado interno es bastante grande y que el mercado internacional es promisorio, con esta hoja llena de soberanía.


Viernes 3 de Marzo de 2017, 2:15pm






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La “Ley General de la coca” , sancionada la semana anterior, ha tenido una virtud: mostrar a la derecha en su forma químicamente pura, con firmitas y todo…

Y es que la derecha boliviana proviene de muy viejas raíces narcotizadas. Ya Rene Bascopé lo denunciaba en inicios de los  ochenta en su libro “LA VETA BLANCA: COCA Y COCAÍNA EN BOLIVIA” (1982), un libro clave para entender los senderos de la política, el narcotráfico y el papel de la embajada americana en todo el negocio.

Y es que René no se preguntaba, sobre la licitud o ilicitud del tema sino daba cuenta sobre la manipulación política de los EEUU sobre la vida política boliviana.

La dictadura militar de Banzer, la expansión de la producción de coca en el oriente boliviano y el papel nefasto que jugaron Luis García Mesa y Luis Arce Gómez constituyen el eje del análisis que se va adelantar tempranamente a “LA GUERRA FALSA CONTRA LAS DROGAS” de la criminóloga venezolana Rosa del Olmo.

Y es que ambos autores ponen al descubierto, que la política norteamericana en su aparente guerra contra las drogas, es en realidad un modelo de control geopolítico y militar de tres países en concreto: Bolivia, Perú y Colombia.

La ventaja de Bascopé estriba en que nos permite -a través de una arqueología del conocimiento- perfilar la naturaleza criminal de la derecha boliviana, nos permite visualizar un horizonte de conocimiento sobre narcotráfico, política y acción de los operadores políticos.

Bascopé constituye por ello, una especie de autor peligroso, porque pone en tela de juicio a la elite política que nace a mediados de los setenta, que se convierte en un poder factico que aún hoy mantiene herederos como Goni y el “caso Huanchaca”, Doria Medina y el “caso narco-vínculos” o Carlos Sánchez Berzaín y el “caso de las 4,6 toneladas incautadas en un avión”, Leopoldo Fernández y Ernesto Suarez, dueños de vidas y haciendas incluido el narcotráfico

Estos cinco casos nos permiten, comprender -hacia atrás- los orígenes narcotizados de la derecha en Bolivia, porque son casos donde los políticos neoliberales ponen en evidencia su origen dictatorial, paramilitar y narcotraficante.

Democracias paralíticas que desde los tiempos de la dictadura y los tiempos neoliberales, fueron aliados serviles del mejor negocio del mundo: El narcotráfico.

Pero además democracias arrodilladas y asustadizas ante el imperio y su capacidad de “certificar” o “descertificar”, un imperialismo que con la sola amenaza de quitar la visa a los políticos, estos bajaban la cerviz ante las instrucciones del pentágono, la DEA o la CIA.

Democracias coloniales, porque el embajador norteamericano era más importante que todos los presidentes juntos, que todo el Congreso junto, que todos los partidos políticos juntos. Su voz era ley y sus deseos órdenes, fueron democracias de opereta, caricatura que Eduardo Galeano llamará “democraduras” democracias bajo la dictadura del neoliberalismo.

Por estos motivos, la coca representa no solo lo sagrado de los andes, ni lo milenario de su historia, sino fundamentalmente la soberanía como hecho histórico y político.

Por eso las voces contrarias a la dignidad se levantan anunciando un apocalipsis sociológico y político que nunca había ocurrido en Bolivia, y en el camino hasta le ponen nombre y apellido: Bolivia “narco-Estado”

Cincuenta firmas pretenden reemplazar todo un proceso de consultas, investigaciones académicas, investigación en producción de derivados, apertura de mercados internos e internacionales y producción industrial por emprendimientos privados.

Cincuenta firmas se arrogan la voz de años de trabajo entre organizaciones productoras y la comunidad internacional, no saben ni “pijchear” y hablan a nombre de los pijcheadores.

No saben que en Bolivia ya se produce mates, harina, caramelos, analgésicos, mates que no necesitan uso de azúcar porque vienen con stevia, energizantes que son más saludables que Red Bull, porque no contiene cafeína ni taurina, sino coca, maca y quinua.

No saben que la producción de harina tiene la posibilidad de resolver el problema del hambre en todo el continente, no saben que Argentina consume coca en estado natural desde los años cuarenta, que los guardias de la gendarmería en el norte argentino “coquean” incluidos abogados y burócratas estatales y provinciales.

Hablan de la coca mirándose el ombligo…

Ya me imagino a Mr. Brennan Encargado de Negocios de la embajada americana, riendo ante un accionar servil de cincuenta firmas, solo faltan Isaac “oso” Chavarria, Carmelo “meco” Domínguez, para que la lista este completa, para que nadie falte.

Se vienen tiempos de arranque en la industrialización, la fase de investigación ya ha demostrado que la coca puede ser utilizada de variadas formas, que el mercado interno es bastante grande y que el mercado internacional es promisorio, con esta hoja llena de soberanía.

Las Naciones Unidas tienen el desafío de parar una guerra loca contra las drogas, porque es una guerra falsa, es una guerra que encubre objetivos políticos del imperialismo norteamericano y del capital transnacional.

La coca en forma de productos derivados y escala industrial, es una ventaja comparativa enorme, para construir dignidad, un poquito cada día…

Jallalla coca!!!

Jallalla Bolivia!!!

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