1 de septiembre (Redacción Central, Urgentebo).- “Les dí raticida a los cuatro, pero no les pasó nada y tuve que utilizar un cuchillo para acabarlos”, confesó Walter Monasterio Villarroel a la policía tras haber asesinado a sus dos hijos y dos hijastras, una adolescente de 15 años y tres niños, en Warnes, Santa Cruz.
El viernes por la noche se reportaba la noticia del intento de suicidio de Walter Monasterio, de 46 años, lanzándose desde el puente del cuarto anillo y avenida Cristo Redentor.
Wálter llevaba en sus manos la confesión de su delito escrito en un papel: “Maté a mis hijos y a mis entenados porque me los querían quitar”. También estaba escrito la dirección de la casa donde victimó a los menores.
Tras fracasar en el intento de suicidarse, confesó haber terminado con la vida de sus dos hijos (de cuatro y dos años de edad) y dos hijastras (de nueve y 15 años) porque su mujer le advirtió que los iba a llevar lejos y que no iba a permitir que los vea.
“Me cansé de ser bueno, no creo en la justicia, un juez ordenó que me quiten a mis hijos y ella (la madre) se los iba a llevar a vivir lejos y no me iba dejar verlos”, intentó justificar el delito.
Tras la muerte macabra de los cuatro niños, el padre puso los cuatro cadáveres sobre la cama y los cubrió con una colcha para simular que estaban durmiendo.
Minutos más tarde, la policía llegó al lugar para hacer el levantamiento de los cadáveres, al ingresar a la habitación donde estaban los cuatro cuerpos, vio manchas de sangre en todas partes de la casa.
El autor confeso del infanticidio dijo que decidió darles de beber raticida a sus hijos para acabar con sus vidas, al igual que él bebió del veneno para morir junto a ellos, sin embargo, el veneno no hizo el efecto que esperaba.
Al no lograr su propósito, decidió tomar el cuchillo de la cocina para terminar con la vida de sus hijos propinándoles entre tres a cuatro puñaladas a los niños de 9, 4 y 2 años de edad y a la adolescente le encajó más de 10 puñaladas, según el informe de la Fuerza Especial Lucha Contra el Crimen (FELCV).
Después, el padre intentó suicidarse de varias formas, usó el mismo cuchillo para acabar con su vida, se hizo pasar corriente con un cable, tomó clavos pequeños y decidió lanzarse del puente, pero ni uno dio resultado.
La madre rompió en llanto al ver a sus hijos muertos en la cama al llegar a su hogar. Dijo que su esposo acabó con la vida de sus hijos en represalia contra ella tras haberle pedido que se ponga a trabajar porque de lo contrario lo iba a abandonar y quitar a sus hijos.
“Yo a mis tres hijos los estaba haciendo estudiar. El no puso ni un peso”, dijo aturdida.
Ahora, “Pido justicia, la pena máxima. No tiene perdón”, clamó.
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