Marzo 28, 2024 [G]:

La Traición (Bolero)


Martes 27 de Diciembre de 2022, 10:45am






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Una tarde lluviosa de febrero, mi tío Fernando, totalmente empapado, apareció en mi taller. Con el brazo extendido como izando una bandera subversiva, solicitó que hiciera sonar un viejo casete: eran boleros cantados por Raúl Show Moreno. Ese día mi espíritu rockero fue desbancado para siempre.

Hasta el amanecer, mi adolorido tío -que siempre decía que amaba a todas las mujeres del mundo, - me confesó que estaba enamorado del amor y que había sufrido una traición. Sabía de memoria casi todos los boleros que contenía la cinta y su aire de melancolía era contagioso: remitía a desamores y serenatas que podían culminar en la cárcel o en el altar.

El bolero, cuyo ritmo de dos por cuatro, permite que bailes apechugado con tu pareja y provoques celos en algún novio malhumorado; en cambio no sucede lo mismo con otros ritmos que apelan a los saltos, las acrobacias insólitas y de mal gusto que te alejan de tu compañera de baile. En la cadencia del bolero no es necesario que levantes los pies, puedes ir arrastrándoles al compás de la música y puede suceder que termines arrastrado por la mujer que te acompaña; por supuesto, si tienes el talento para decir cosas bonitas a su oído. Si eres más petiso que ella, eso no importa, dependerá de tu capacidad poética y demagógica para convencerla y pararte en la punta de tus pies cada vez que el ritmo te permita.

Como todo ritmo popular, este nació en las barriadas y se las cantaba en peñas y bares cubanos a mediados del siglo XIX. Se considera a José Vivanco Sánchez (Pepe) como el pionero y sus innumerables cultores la consolidaron, como Chavela Vargas, Javier Solís, Lucho Gatica y el inolvidable cantante boliviano Raúl Show Moreno que formó parte como primera voz de los míticos boleristas mexicanos Los Panchos.

A fines del pasado siglo, otros cantantes le recompusieron, como Luis Miguel, Armando Manzanero que llegó dos veces a Bolivia, enamorado de una bella cochabambina que le doblaba en tamaño. Así, negrito y menudo, con su aterciopelada voz, cautivaba a la valluna. El problema era que yo también estaba enamorado de la dama y como soy un inútil a la hora de tocar la guitarra, compensaba esa falta con mi repertorio de las letras, ninguna de mis versiones la convenció, ni siquiera las melosas interpretaciones del gran Manzanero. Ambos fuimos traicionados, se casó con un señorito reaccionario que luego la dejó.  Dicen que la traición nunca viene de tus enemigos. ¿Será cierto?

El pensador catalán Avishai Margalit escribió un tratado sobre la traición que la define más o menos así: (…) es transversal a todas las culturas y épocas: implica socavar y debilitar la confianza que sostiene las relaciones que más nos importan. La traición es un concepto ambivalente: el traidor de unos es el héroe de los otros”. De la Traición (2017).

En tiempos bíblicos, una de las “traiciones” más famosas es la que le indilgan a Judas Iscariote, el intelectual de Jesús, que dicen que le vendió por 30 denarios a la clase dominante de la época y luego, arrepentido de su deslealtad, se ahorcó. Si algo parecido hubiera sucedido en Bolivia, lo más probable es que el traidor estaría pasándola bomba en Miami, custodiado por dos mulatas y echando humo de un Cohiba original en una playa privada. Judas tenía, indudablemente, un alto sentido ético de lo que había cometido, pese a las versiones del testimonio descubierto en el Mar Muerto que dice a su favor que esa entrega o traición era parte del plan para que Jesús se convirtiera en una bandera para continuar la lucha contra el imperio romano.  Es decir que la traición también puede ser instrumentada para confundir al enemigo y a los amigos.

En Bolivia, los políticos que brillan en el circo parlamentario, se señalan entre ellos de traición. Opositores y oficialistas, develan la podredumbre moral que la lucha por el poder engendra. Tal parece que el expresidente Morales, que tuvo una gestión importante, le cantara a la silla presidencial ese bolero que dice: Tú me acostumbraste a todas esas cosas y tú me enseñaste que son maravillosas… sutil llegaste a mi como una bendición… o ¿perdición?

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