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Esta es la historia de dos aymaras que, como arqueólogos, ayudaron a descubrir lo que escondía debajo de la tiera sobre la cultura más longeva puesto que según los indicios descubiertos hasta el momento, sus orígenes se remontan hasta, posiblemente, el año 2000 a.C.
Lunes 14 de Octubre de 2019, 12:00pm
14 de octubre (Urgente.bo).- Pasaron más de 40 años desde la última vez que Gregorio Choque y Tiburcio Márquez se reunieron. Ambos fueron parte de los trabajos de excavación en Tiwanaku, junto a Carlos Ponce el destacado arqueólogo, restaurador boliviano y fotógrafo que dedicó gran parte de su vida al estudio.
Con 92 años encima y a paso lento, Gregorio Choque, acompañado de su nieto se daba cita a la reunión que había sido convocada por el Centro de Investigaciones Arqueológicas, Antropológicas y Administración de Tiwanaku (CIAAAT). Ni bien cruzó la puerta preguntó por Carlos Ponce, para él, el fotógrafo. Julio Condori, director de la CIAAAT, no sabía cómo explicarle que había fallecido, el 18 de marzo del 2005, y, un largo silencio quedó en la sala, mientras el abuelito, miraba a su alrededor, todo el trabajo que había hecho con su amigo.
Se trataba de las fotografías e investigaciones que, gracias a su colaboración operativa, habían desarrollado y era por aquella memoria histórica de este trabajo documentado, se convocó a todas las personas que habían trabajado junto a Ponce, pero el tiempo no perdona y solo dos ancianos seguían con vida y podían relatar ese proceso.
El siguiente en ingresar al salón fue Tiburcio Márquez de 91 años, otro de los excavadores que trabajaba lado a lado para descubrir las estructuras de Tiwanaku. Los sentimientos podían reflejarse en su rostro, que con nostalgia y melancolía veía las fotografías que traían muchos recuerdos que solo ellos guardaban. En ese momento no sabían la magnitud de su aporte pero después de varios años toma mucha significancia.
Memoria viva
De acuerdo a los recuerdos de ambos abuelitos, este proceso de investigación tuvo tres fases de desarrollo, el primero fue el registro gráfico, seguido del registro documental, y por último la unión de datos a través de relatos, donde se reunió a los maestros excavadores que apoyaron al fotógrafo Carlos Ponce.
“Siempre fuimos comunarios del lugar y, en ese entonces, cuando se nos habló sobre este proyecto desconocíamos la magnitud del estudio, y casi fue por casualidad que participaríamos en él. Eran largas horas y durante varios días que se realizó el trabajo nosotros ayudábamos levantar las piedras (estructuras), son recuerdos borrosos los que quedan en mi memoria”, dice Choque.
La Cultura Tiwanacota está considerada por algunos especialistas como la cultura más antigua de la América preincaica, por lo que también se la denomina como la cultura madre del continente americano. Para otros fue la capital de un antiguo imperio megalítico o de un gran imperio que se expandió por todos los Andes Centrales.
En todo caso también fue la cultura más longeva puesto que según los indicios descubiertos hasta el momento, sus orígenes se remontan hasta, posiblemente, el año 2000 a.C. Desde el año 2000 fue declarado por la Unesco como patrimonio de la humanidad, debido a su valor universal excepcional expresado en la concepción y construcción de los templos. Su unidad reside también en los conocimientos de una sociedad multiétnica, dirigida por líderes políticos y espirituales durante más de 1000 años.
Luego de varios meses de investigación, el CIAAAT inició este proyecto bajo la tuición de Ministerio de Culturas y Turismo, y presentó 56 fotografías inéditas de excavaciones y algunas reconstrucciones que datan de 1957 a 1978 y que evidencian remociones y modificaciones de sitios arqueológicos del monumento de Kalasasaya apoyando al fortalecimiento de la memoria cultural del patrimonio arqueológico de Tiwanaku.
El hallazgo y estudio de 12.000 fotografías, planos de investigadores y testimonios de excavadores, que se encontraban en la Unidad de Arqueología de Museos era un proyecto que apenas comenzaba. El también arqueólogo Julio Condori fue el encargado de detallar los alcances de las investigaciones y hallazgos, junto a un gran equipo multidisciplinario que motivados por el amor a la cultura Tiwanacota, trabajaron constantemente porque este sitio arqueológico nunca termina de sorprender por todo los secretos que encierra.
“Las fotografías inéditas demuestran las remociones y modificaciones de sus sitios originales a muchos de los monumentos patrimoniales de Kalasasaya en Tiwanaku durante su restauración”, afirmó Condori.
Explicó que las imágenes muestran evidencias que el actual muro reconstruido de Kalasasaya, por delante tenía dos plataformas o escalones que fueron retiradas durante la reconstrucción del monumento, los mismos consistían en muros de piedra y relleno de arcilla con cantos rodados, y que las fotografías son el testigo silencioso de las modificaciones efectuadas entre 1950 a 1980.
“En las fotografías vimos que al interior de Kalasasaya existía una plataforma en “u”, la cual ha sido retirada entre 1957 a 1980. Donde ahora estamos parados habría sido mucho más alto. El objetivo era saber si esa plataforma existía o no”, explicó Condori desde el centro del templo de Kalasasaya. Dicho objetivo se cumplió, ya que encontraron -dijo- hileras de piedras que dan pautas de arquitectura prehispánica que se habría construido durante el periodo de Tiwanaku.
Con los recientes hallazgos, Condori aseveró que la arquitectura del sitio arqueológico fue constantemente modificada. “Esta reconstrucción que vemos actualmente ha sufrido muchas modificaciones y probablemente no ha estado en el marco de las convenciones y cartas internacionales que recomiendan: cualquier restauración o reconstrucción debe respetarse”, dijo.
La cultura Tiwanaku ha llamado la atención a “propios y extraños” desde hace más de cinco siglos atrás, y desde hace más de 200 años se han realizado excavaciones en el sitio arqueológico.
Otros hallazgos
Vasijas prehispánicas con iconografías de un puma y un cóndor de más de 400 años de antigüedad son parte de una ofrenda encontrada y mostrada por arqueólogos.
En medio del templo de Kalasayaya, los arqueólogos mostraron su hallazgo y extrajeron ante la prensa varias vasijas que forman parte de una ofrenda y que fueron enterradas en forma de círculo, lo que permite supone que formaron parte de un entierro de algún representante noble, dijo Condori.
“Estas vasijas tienen la iconografía que muestra la época de Tiwanaku III, entre 400 a 600 años después de Cristo. Incluso podemos ver restos de carbono, pescado y de algunas aves”, explicó después de que se hiciera una ceremonia con un sacerdote aymara y pidieran permiso a la Madre Tierra para extraer los objetos.
Condori aseguró que se harán más investigaciones y que estos primeros descubrimientos son indicios de que se puede “repensar cuál era el funcionamiento real del templo de Kalasayaya y permitirá redefinir la interpretación de su origen”.
El hallazgo se hizo en cumplimiento con el proyecto de investigación, conservación y restauración del sitio arqueológico de mitigación del templete semisubterráneo con apoyo de la Unesco, dijo a The Associated Press Mary Luz Choque, arqueóloga auxiliar del CIAAAT.
Choque explicó que por la forma en la que estaban enterradas las vasijas podría pensarse que debajo podría estar enterrado alguien muy importante.
El grupo de cuatro arqueólogos y más de 50 personas dedicadas a la investigación llevan a la excavación desde hace más de un mes y su tarea se extenderá por unas semanas para dar un informe final sobre los hallazgos.
“Esto sirve para revalorizar nuestro sitio patrimonial, que intentamos preservar a lo largo del tiempo y queremos que no se pierda”, dijo el alcalde de Tiwanaku, Octavio Choque, en referencia a que hace varios años la Unesco inició un plan de conservación ante los hongos que afectan las ruinas, que en su mayoría están hechas de piedras.
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