Del 25 al 29 de noviembre de 2024, la Unidad Educativa San Ana, la ciudad de Tarija fue escenario del Congreso Plurinacional de Educación, un evento que pretendía ser un hito en la historia educativa del país. Bajo el amparo de la Ley N° 070 “Avelino Siñani-Elizardo Pérez” y el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo (MESCP), este congreso reunió a diversos sectores sociales y actores de la educación para debatir el futuro educativo de Bolivia. A pesar de las intenciones, el balance del evento dejó una mezcla de logros significativos y desafíos estructurales.
Luces del Congreso
Un marco educativo para el futuro
El Congreso Plurinacional de Educación brindó la oportunidad de formular lineamientos educativos integrales. Estas políticas, orientadas hacia una educación inclusiva, técnica, tecnológica, descolonizadora y despatriarcalizadora, marcaron un compromiso con una transformación estructural del Sistema Educativo Plurinacional (SEP). La visión de construir una educación de calidad para el vivir bien destacó como una de las principales fortalezas del evento.
Foco en el desarrollo nacional
Al hablar de educación, se discutió directamente el futuro del país. En un contexto plurinacional, el Congreso hubiera permitido proyectar estrategias para consolidar una sociedad más equitativa y con mayor acceso a oportunidades educativas.
Amplia participación
Más de 700 delegados, representantes de 60 organizaciones sociales, instituciones públicas y privadas, participaron en los debates. Este esfuerzo garantizó un foro diverso y representativo para abordar los desafíos educativos desde distintas perspectivas.
Diagnósticos y propuestas en comisiones
El trabajo de las 22 comisiones temáticas permitió abordar problemas fundamentales en todos los niveles educativos: regular, especial, superior y alternativo. Estas comisiones presentaron propuestas de políticas públicas basadas en las lecciones aprendidas durante la pandemia de COVID-19, cuando las debilidades estructurales del sistema quedaron al descubierto.
Un hito para las expectativas sociales
La sociedad boliviana depositó esperanzas en este Congreso, reconociendo su potencial para superar problemas históricos en la educación. Aunque el impacto fue limitado por los problemas estructurales, el Congreso se posicionó como un referente de las aspiraciones nacionales en materia educativa.
Sombras del Congreso
Falta de debate auténtico
La alianza entre el magisterio rural y el gobierno se tradujo en una aprobación automática de las propuestas del Ministerio de Educación, sin lectura ni discusión profunda. Esta dinámica redujo la legitimidad del proceso y limitó la capacidad del Congreso para generar consensos amplios.
Conclusión abrupta y exclusión
A pesar de cinco días de debates, el Congreso concluyó de manera precipitada, excluyendo a sectores críticos y afines a la oposición. Las propuestas generadas por las comisiones no se discutieron en la plenaria general, lo que dejó sin consolidar las líneas de acción prioritarias que hubieran aperturado nuevas políticas públicas en educación.
Falta de auditorías estructurales
Una de las demandas centrales, la auditoría técnica y pedagógica de la Ley N° 070, quedó sin aprobación. Esta medida era crucial para evaluar la implementación de las políticas educativas y proponer mejoras basadas en un diagnóstico técnico riguroso.
Conflictos y represión
La plenaria general estuvo marcada por enfrentamientos. Maestros urbanos y otros sectores críticos protestaron en múltiples ocasiones, lo que llevó a la intervención policial. Esta situación puso en evidencia la falta de un espacio abierto para el diálogo y la dirección centralizada del evento por parte del gobierno.
Desorganización universitaria
El Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana (CEUB) no logró articular una propuesta alternativa coherente. Los representantes universitarios presentaron posturas fragmentadas, lo que debilitó su capacidad de incidir en el debate.
Retórica sin acción práctica
Aunque se habló extensamente sobre la calidad educativa, no se evidenció un compromiso firme para implementar mejoras concretas en la práctica docente. Esto reflejó una brecha entre las aspiraciones discursivas y la realidad operativa del sistema educativo.
Conclusión
El Congreso Plurinacional de Educación de 2024 representó una oportunidad única para repensar el futuro educativo de Bolivia. Sin embargo, las tensiones políticas, la falta de consenso y la exclusión de propuestas alternativas limitaron su impacto. Este evento dejó lecciones claras: la necesidad de un diálogo más abierto, una gestión transparente y un compromiso real con la transformación del sistema educativo. El desafío ahora es convertir estas experiencias en aprendizajes concretos que fortalezcan la educación como motor de desarrollo social y cultural en Bolivia.
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