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Más vale prevenir…

Estrictamente hablando, la economía boliviana de ninguna forma está en crisis y tampoco está en recesión -como algunos aseveran- aunque no por esto resulta aconsejable ignorar su desaceleración, todo lo contrario.


Miércoles 12 de Julio de 2017, 10:00am






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¿Cuántas veces escuchó aquello de que “más vale prevenir que lamentar”? Cuando se avizora una posible situación indeseada lo mejor es tomar una buena decisión antes de que sea demasiado tarde, siendo esto válido para la salud y la economía.

Una importante reunión se realizó en La Paz entre los más altos representantes del empresariado boliviano y el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, en el marco del compromiso de poner en marcha un Consejo Económico Productivo con miras a resolver preocupaciones y aspectos que frenan el desarrollo de Bolivia.

"No podemos negar que hay una sentida desaceleración en el país; es un momento complejo para la economía nacional", declaró al término de la reunión el Presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), Ronald Nostas, añadiendo que “no podemos poner en riesgo la estabilidad económica del país bajo ninguna circunstancia, como no podemos poner en riesgo a las empresas, porque eso conllevaría consecuencias incuantificables” (“Empresarios privados bolivianos advierten sobre un "complejo" momento de la economía”, Agencia Rusa de Noticias SPUTNIK, 7.7.2017). Suscribo como cierto, lo dicho por el Presidente de la CEPB.

Es verdad que el PIB de Bolivia continúa creciendo pero no menos cierto es que cada vez crece menos, lejísimos del 6,8% registrado en el 2013; lejitos del 5,5% del 2014 y menos del 4,9% del 2015: el año 2016 el PIB subió “apenas” 4,3% y si bien pese a ello fue el que más creció en Sudamérica, la tendencia declinante es real. Frente a ello, el pronóstico oficial de crecer al 4,7% en el 2017 se mantiene, aunque entidades como el BM, FMI y la CEPAL dicen que estará entre 3,7% y 4%.

Estrictamente hablando, la economía boliviana de ninguna forma está en crisis y tampoco está en recesión -como algunos aseveran- aunque no por esto resulta aconsejable ignorar su desaceleración, todo lo contrario.

Viendo lo que ha pasado en Bolivia desde el fin del superciclo para las materias primas que tanto nos favoreció hasta el 2014 -disminución de las RIN, recurrente déficit fiscal y comercial, caída de la inversión extranjera, aumento del desempleo- y la nueva preocupación por la baja en las ventas en el mercado interno, la subida de la mora en los bancos y casas comerciales, y los despidos que se van dando o anunciando, debería empujarnos -antes que sea demasiado tarde- a tomar la feliz decisión de sumar esfuerzos públicos y privados a fin de que un resfrío no derive en una grave pulmonía o algo peor…

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

 

Santa Cruz, 12 de julio de 2017

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