Abril 23, 2024 [G]:

Marruecos es mucho más que fútbol y alienta el sueño continental


Miércoles 14 de Diciembre de 2022, 1:00pm






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14 de diciembre (GQ Italia).- “Antes del partido les dije a mis jugadores que teníamos que escribir la historia de África”, declaró el seleccionador Regragui tras la victoria en cuartos de final contra Portugal. Y así fue, porque Marruecos es África, la revancha de todo un continente que con la cabeza bien alta mira a los ojos a las superpotencias del fútbol, consolando las lágrimas de los que ya no están, desde Neymar hasta Cristiano Ronaldo, la última víctima ilustre de su desbordante deseo de ganar.

Para empezar, Marruecos es el primer equipo africano y árabe que logra llegar tan lejos en un Mundial, nunca antes nadie había alcanzado las semifinales. "Somos corazón, alma, buena táctica y mucho amor": así quiso resumir el seleccionador Regragui la esencia de su equipo, y todas las imágenes después de los partidos cuentan la misma historia: madres, esposas e hijos en el campo celebrando, una fiesta popular que va más allá del rectángulo de juego.

Asistimos a una explosión de banderas rojas y verdes en muchas ciudades del mundo: en Nueva York, en París, en Ámsterdam, en Barcelona y en Londres la venganza de quienes han siempre sido considerados inferiores, siempre invitados en casa ajena, ahora reclamam con orgullo un espacio que se ha ganado en el campo, el juez supremo que siempre tiene la última palabra. Y el campo ha dicho que Marruecos merece estar donde está.

Por qué Marruecos ha subido tanto

En realidad, Marruecos es una sorpresa solo hasta cierto punto. En todo caso, es fruto de una cuidadosa planificación desarrollada lo largo de varios años, que está conduciendo a los resultados que tenemos ante nuestros ojos. Baste decir que en 2019 se abrió una academia de fútbol en Salé, no lejos de Rabat, inspirada en lo que se hacía en Francia en Clairfontaine, una forja de talentos donde los mejores jóvenes del país están llamados a mejorar y a convertirse en los campeones del mañana. Una operación de 63 millones de euros bien invertidos que ha permitido a Marruecos preparar a sus jóvenes y recuperar a muchos de sus talentos que estaban en el extranjero, incluidos aquellos que habían jugado en las selecciones menores (de la sub-21 para abajo) de otros países, pero que al final eligieron la camiseta roja marroquí.

Porque una cosa es conocer a Ziyech (a menudo en el centro de las negociaciones del mercado), al ex jugador del Inter Hakimi o a Amrabat (que juega en el Fiorentina), y otra cosa es mencionar al portero Bounou, al exterior Boufal, a los defensas El Yamiq y Saiss, a la revelación Ounahi, nombres desconocidos para la mayoría que se han convertido en los héroes de un país. ¿Una venganza? Tal vez, sin duda una lección para muchos.

El entrenador Regragui dio alma y juego, a su manera. Porque a veces es mejor dejar de lado las ideas tácticas innovadoras y desprejuiciadas, mejor ceñirse a lo básico y hacer con lo que se tiene: defensa férrea, cero espacios para el rival (hasta ahora Marruecos sólo ha encajado un gol en todo el Mundial, como Italia en 2006...) y reanudaciones a la velocidad del rayo.

14 de los 26 jugadores nacieron en otro país (cuatro en Holanda y otros tantos en Bélgica, dos en Francia y España, uno en Canadá y otro en Italia, el delantero del Bari Cheddira nació en Loreto), el propio entrenador Regragui nació a media hora en coche de París y fue futbolista allí. Después de España y Portugal, Marruecos entrelaza su destino en semifinales con otra parte sustancial de su historia, ya que el país fue un protectorado francés durante más de 40 años, de 1912 a 1956, y en la posguerra el fenómeno de la inmigración masiva al cinturón parisino y al sur de Francia implicó a millones de marroquíes (hoy son un millón y medio, 670.000 de los cuales tienen doble pasaporte), con un contorno de racismo y discriminación que a lo largo de los años ha alimentado, y sigue alimentando, las tensiones sociales entre ambas partes, nunca amigas y a menudo en conflicto la una con la otra.

Los Leones del Atlante quieren seguir soñando, lo más hermoso para cualquiera a quien le guste ver un balón rodar sobre la hierba. Y detrás, pateándolo, hay todo un continente.

El que se utiliza para las semifinales y la final se llama Al Hilm, que traducido significa "El Sueño". Precisamente.

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