La Paz, 16 de julio (Soledad Mena, Urgentebo).- Mercedes Quispe Fernández es la más antigua de las conductoras del Servicio de Transporte Municipal Pumakatari. Prácticamente se la puede considerar fundadora del servicio que cumplirá cuatro años de prestación. Es la única mujer de pollera del grupo, es la más consentida y cumple su trabajo como todos, sin privilegios.
Mercedes, 42 años de edad, aprendió a conducir un camión a los 15 años en el municipio Carabuco de la Provincia de Eliodoro Camacho (La Paz), bajo las instrucciones de su hermano mayor.
“Un día mi hermano me dijo que aprenda y nos fuimos a la cancha de mi pueblo, me subí al volante pensando que me iba acompañar pero me dejó manejando sola. Aprendí a conducir a la fuerza”, cuenta con mucho orgullo y desde el bus Pumakatari.
Su plan siempre fue trasladarse a la ciudad de La Paz para mejorar su condición económica. Llegó a la hoyada junto a su esposo y sus cuatro hijos.
Su esposo le impidió manejar un vehículo, pero Mercedes afrontaba la necesidad de buscar de mejores ingresos económicos para su familia. Se dedicó al comercio, a la venta de productos de abarrote, pese a los díos de frío y lluvia. Después se convirtió en chofer asalariada manejando taxi y minibús, pero no estaba conforme, porque ella pagaba la renta y para su familia, quedaba muy poco.
Así, un día su amiga la animó a presentarse en la convocatoria para conductores del futuro servicio de Pumakatari, presentó sus documentos, la llamaron para dar examen teórico y práctico. Mostró su capacidad de conducción al frente de una grúa. Aprobó la prueba con 95%. Fue elegida de entre más de 200 postulantes. “Me daba miedo manejar el Puma, era muy grande y había mucha responsabilidad, tanta gente pero todo está tranquilo hasta ahora, no me ha pasado nada”.
Ella tenía el objetivo de trabajar en el Gobierno Municipal, por eso también se presentó a la convocatoria de anfitriones, en el caso de que fracasase con el plan A. No fue necesario ir al Plan B.
Hace 10 años que está separada de su esposo, guarda en silencio el motivo, sólo deja en claro que no la apoyo para ser conductora. Eso sí halló consuelo y respaldo en su familia, amigos y sus cuatro hijos; el mayor de 25 años, es el más orgulloso de ella.
Hoy. Mercedes es parte de un grupo de 12 conductores y 12 anfitriones del bus Pumakatari. En ellos halló colaboración, cuidado y protección.
La única conductora de pollera cumple funciones como cualquier otro conductor. Llega al trabajo a las 06,24 de la mañana; antes de salir a recorrer su ruta, lava el bus, revisa que no tenga abolladuras, se cerciora de que el tanque de gasolina esté lleno, que no falte el agua ni aceite. Después de calentar el motor, ella impecable con su uniforme (camisa, polera y manta) emprende su ruta hacia Villa Salome desde la Estación de Transferencia.
Las avenidas y las calles con pendientes de La Paz fueron dominados por Mercedes. Hoy no son obstáculo para cumplir su ruta.
“Al inicio, como siempre, no querían aceptar que maneje una mujer, me trancaban pero no les daba importancia. Ahora ya no me hacen nada, parece que ya me conocen”, dice la señora Mercedes, que se siente útil y orgullosa de ser parte del bus Pumakatari.
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