6 de abril (ABC.es).- Los venezolanos en masa han vuelto a salir a la calle este sábado para protestar por la escasez de agua y luz, y exigir la salida de Nicolás Maduro, en el marco del inicio de la Operación Libertad, convocada por el presidente encargado, Juan Guaidó, para acabar con la oscuridad y con la usurpación; mientras que el régimen madurista en paralelo hizo su contramarcha para defender la revolución chavista.
En todo el país se fijaron 358 puntos de concentración, de los cuales seis fueron en Caracas. La culminación de la marcha en la capital fue en la sede de la estatal Corpoelec en el Marqués, donde Guaidó llamó a protestar para «expresar nuestro rechazo a la oscuridad y la usurpación que representa la dictadura. Mantengámonos firmes en las calles».
La tensión de la marcha opositora subió de temperatura cuando por la mañana la Guardia Nacional Bolivariana acordonó las instalaciones de la eléctrica Corpoelec y se temió enfrentamientos. También porque Maduro y Diosdado Cabello le declararon la guerra a los manifestantes al ordenar a los «colectivos» paramilitares chavistas que atacaran la manifestación de Guaidó.
Sin tarima, montado en un camión con sonido, Guaidó, que denunció que el régimen le había quitado otros dos camiones lo cual no le impidió dar su discurso, discurso en el que ratificó a la multitud que la lucha seguirá en la calle, que «no tenemos miedo, el régimen es el que tiene pánico».
«No nos acostumbramos ni nos rendimos», dijo y anunció que mañana, en el parlamento, habrá un acto con el respaldo de los empleados públicos y el miércoles una nueva movilización de protesta en los 358 puntos del país. Y se va a realizar un «encuentro mundial» en Caracas con represenantes de los 60 países que le han reconocido como presidente interino para demostrar que continua el apoyo internacional ante el cambio político trazado por el Parlamento.
Denunció que los paramilitares chavistas están dirigidos por cubanos a los que calificó de «paramilitares terroristas». Dijo que la única injerencia extranjera es de los cubanos y rusos.
En la multitud, José Morales, que conducía la moto en la que estaba el diputado Gilbert Caro, dijo que no tenía miedo a los colectivos chavistas. «El único miedo que tenemos es a que Maduro nos quite la luz y el agua».
El diputado Gilbert Caro aseguró a ABC que Maduro es el único que tiene miedo porque «ya no sale a la calle ni aparece en sus propias marchas, despacha escondido desde una pequeña oficina blindada porque sencillamente la gente no le quiere».
Marcha paralela
Paralelamente, el chavismo, como ya viene siendo habitual, ha convocado una nueva contramarcha este sábado en Caracas para rechazar lo que ellos han denunciado «un ataque del imperialismo» al sistema eléctrico venezolano. Esta movilización es la tercera vez que el régimen de Nicolás Maduro realiza una por este motivo, aunque contradictoriamente, la primera de ellas fue para celebrar su victoria contra la «guerra energética».
Las manifestaciones estuvieron nuevamente lideradas por Diosdado Cabello, el segundo hombre más fuerte del chavismo. Las marchas salieron de zonas populares de la capital venezolana rumbo al palacio presidencial Miraflores, donde se encuentra Nicolás Maduro blindado desde hace meses.
Cabello fue preguntado sobre la posible detención al presidente interino Juan Guaidó -tras serle retirada la inmunidad parlamentaria-, y aseguró que se ha ido haciendo el procedimiento legal que corresponde para su caso, mientras que resaltó que el enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams, es quien debe estar preso.
«(Elliott) No tiene ni arte ni parte en la justicia venezolana. Es un asesino. Quien debería estar preso es Abrams. Condenado en Estados Unidos por genocidio en Centroamérica, pero es el encargado del imperio más asesino del mundo para resolver los asuntos en Venezuela. Su opinión nos resbala», afirmó Cabello desde una concentración en el centro de Caracas.
El número dos del chavismo y presidente de la ilegítima Asamblea Constituyente también habló sobre la ayuda humanitaria que fue aceptada por el régimen para que sea coordinada por la Cruz Roja, y acusó al gobierno holandés de «conspirar» contra Venezuela y apoyar al gobierno de Guaidó. Sentenció que nadie podrá obligar al régimen a tomar decisiones «por las malas»: «Nosotros no quisiéramos que faltaran o que haya desabastecimiento de las medicinas».
Las movilizaciones chavistas se han caracterizado por dar un mensaje contrario a la oposición que busca despojar a Maduro del poder, mientras que el régimen reprime a través de las fuerzas de seguridad del Estado con lacrimógenas o con el uso de los grupos paramilitares que atacan violentamente o disparan armas de fuego a los críticos al régimen.