La Paz, 14 de junio (Rolando Garvizu, Urgentebo.com).- Nuestro deseo no es evadir el pago de impuestos, solo pedimos equilibrio; que no nos obliguen a arriesgar nuestro patrimonio ni nuestra subsistencia. Los arquitectos solo pedimos que Impuestos Nacionales (SIN) trate a todos los ciudadanos con igualdad. A nosotros, como profesionales independientes nos tratan como si fuésemos una empresa y eso conduce a cometer arbitrariedades”.
Este criterio corresponde a Rodolfo Murillo Torres, vicepresidente del Colegio Departamental de Arquitectos de La Paz (CDALP), quien explica que el SIN, por el solo hecho de que hay un boom de la construcción, cree que todos los arquitectos están ganando fortunas, cuando muchos colegas se ven en la necesidad de trabajar como choferes o dedicarse al comercio, porque no hay trabajo.
Y, como presume que ganamos mucho, a los profesionales independientes nos tratan como si fuésemos una empresa, pidiendo impuestos hasta por utilidades, cuando apenas tenemos para sobrevivir, sin poder aportar a las AFP ni pagar el seguro de salud, remarca Murillo.
El economista Alberto Bonadona es claro al señalar la legislación tributaria nacional no con-templa impuestos al ingreso personal y el SIN supone la existencia de una utilidad gravada equivalente al 50% del monto total de los ingresos percibidos, de manera autoritaria y “sin admitir prueba en contrario”.
Bonadona explica que los profesionales independientes no generan utilidades, por lo que el impuesto que les cobran con este nombre no tiene ninguna relación con las utilidades. Lo que estos profesionales tienen es un ingreso o remuneración a su trabajo.
Además, el formulario que se utiliza para la declaración impositiva de estos profesionales no reconoce descargos por compras y gastos que no estén relacionados con su rubro de actividad, desconociendo la realidad de que estas personas comen, y pagan pensiones escolares, por citar solo dos casos.
Para este consultor esta condición anómala que sufren los profesionales independientes es porque el SIN los confunde con una empresa y los trata como una persona jurídica, y confunde los ingresos de la persona con las utilidades de las empresas. En síntesis, trata a un ser individual como a un ente colectivo.
Por otra parte, las empresas antes de obtener utilidades generan reservas o pueden incurrir en pérdidas, algo que no pueden hacer los profesionales independientes, pues pase lo que pase deben pagar el 12,5% de su ingreso bruto. Si sufrió una emergencia o fue víctima de un desastre, le es indiferente al formulario 510 y obviamente al SIN. El profesional independiente tiene condición de empresa cuando genera utilidades, pero no cuando puede generar una pérdida.
La base de datos del Fondo Monetario Internacional nos dice que Bolivia, Argentina y Ecuador son los tres países de América Latina en los que los impuestos se llevan un mayor porcentaje de la riqueza creada
La crisis de los arquitectos
Rodolfo Murillo recuerda que, para Impuestos Internos todos los arquitectos hacen trabajos de construcción, cuando a esta actividad se dedican apenas un 20% de ellos, “y el resto están en trabajos de diseño, regularización de documentos técnicos y legales y otras ajenos a la profesión”.
El SIN tampoco toma en cuenta que en esta época, en que rige la ley de la oferta y la de-manda, es prácticamente imposible cobrar lo establecido en los aranceles. Uno está obligado a rebajar por la gran oferta de servicios.
Murillo puso como ejemplo el que, por un trabajo de regularización ahora se cobra unos 2.000 bolivianos, pero el trabajo puede terminar hasta en dos años, debido a la burocracia y otros problemas en el municipio. Para hacer este trabajo que demanda realizar trámites, reciben un adelanto de 500 bolivianos, y SIN pide que se facture por este adelanto, sin contemplar que estos 500 bolivianos se destinarán al transporte, gastos operativos y otros administrativos, y gravar a este monto el impuesto por utilidad es una irracionalidad.
El arquitecto ejemplifica que la famosa igualdad de derechos y obligaciones no existe. Un empleado público o del sector privado, está exento de presentar facturas, para evitar descuentos en su sueldo, por el equivalente a cuatro salarios mínimos nacionales, es decir que ahora, los que ganan menos de Bs 8.000 no necesitan presentar facturas. Pero, los profesionales independientes, catalogados como consultores, deben facturar por Bs 500 que recibieron de adelanto, y obviamente por el saldo hasta llegar al precio total de 2.000.
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