Un verdadero balde de agua fría resultó el anuncio del Brasil, de bajar en 50% el volumen de compra del gas boliviano en enero del 2017. “Sobre mojado, llovido”, diría alguien.
Justo cuando el precio del barril del petróleo subía, avizorando mejores días para la cotización del gas que va a ese país, se da esto por dos situaciones incontrolables para Bolivia. Primero, la crisis económica sembrada por los Gobiernos de Lula Da Silva y Dilma Rousseff sumieron en una recesión a la economía brasilera por segundo año consecutivo (decrecimiento del PIB en -3,5%) haciendo caer la demanda de gas; segundo, la abundancia de lluvias hizo que la energía hidroeléctrica sea más barata allí.
El anuncio de la estatal Petrobras de nominar sólo 12,3 millones de metros cúbicos por día (MMm3d) significa casi la mitad de lo que mínimamente debe comprar (24 MMm3d) según el contrato vigente hasta el 2019 bajo la cláusula de take or pay (pago garantizado, quiera o no recibir dicho volumen). Lo grave es que esos 12,3 MMm3d están muy pero muy lejos de los tiempos felices que tanto disfrutamos vendiendo 30 MMm3d a precios altos. ¿Qué efectos tiene esta situación? Varias, lamentablemente todas negativas para nuestro país.
Que Brasil nomine menos de la mitad del máximo volumen histórico significará recibir menos dólares también y restar ingresos al Gobierno central, gobiernos subnacionales y otros, bajando su capacidad de inversión y gasto, obligando a ser austeros o a recurrir al expediente del endeudamiento. Pero ahí no acaba la cosa…
Si bien Brasil deberá pagar por el volumen mínimo comprometido de 24 MMm3d (take or pay), el gas no enviado hoy lo deberemos entregar después sin que ello signifique ingresos, implicando algo así como desayunarse la cena.
Para tener una idea de lo que pasa: el año 2013 la venta de gas al Brasil llegó a un tope de 3.929 millones de dólares; el año 2015 cayó a 2.402 millones y hasta noviembre del 2016 llegaba apenas a 1.230 millones. Por eso es que hay crisis en ciertas regiones e instituciones públicas del país y el PIB hoy crece menos.
Triste historia ésta, la de pasar de tener hace 20 años un mercado cautivo -Brasil- a ser Bolivia ahora rehén de un mercado sin más posibilidades de vender gas a otro país que no sea Argentina -con sus propios intríngulis- siendo que la “guerra del gas” del 2003 nos privó de poder contar hoy con plantas de licuefacción que nos hubieran permitido exportar Gas Natural Licuado al mercado libre…¿qué tremenda conquista, ¿verdad?
(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional
Santa Cruz, 25 de enero de 2017