Londres, 24 de junio (Agencias).- Terremoto en la Unión Europea. Los británicos han votado en el referendo a favor de abandonar la Unión Europea, según proyecciones este viernes de BBC, Sky e ITV. La decisión soberana británica hundió la libra y amenaza con crear grandes turbulencias políticas y económicas en la región.
Con casi el cien por cien de los votos, la opción del Brexit lideraba con un 51,9%, frente al 48,1% de partidarios de quedarse. Alrededor de un millón de ingleses han votado si al divorcio con la Unión Europea. El Continente se despierta revuelta tras el huracán provocado por la decisión británica y el temido efecto dominó. Nunca en la historia de la UE un país ha votado para abandonar ese proyecto que nació en los años 1950.
Todos los ojos están puestos ahora en el primer ministro David Cameron, quien apostó personalmente por la organización del referéndum para zanjar las divisiones que la UE creaba en su Partido Conservador, pese a estar a favor de seguir en el bloque.
James Cameron, del que partió de decisión de convocar la consulta, sobre la permanencia o no de su país en la Unión europea, anunció con gesto muy serio acompañado de su mujer Samantha, los resultados de la consulta, que dejaban fuera de la Unión Europea, a su país.
El primer ministro, también anunció que el próximo mes de octubre, presentará su dimisión.
Por su parte, el líder antieuropeísta británico Nigel Farage ha publicado en twitter un mensaje en el que dice "lo hemos hecho" y agradece a sus votantes el apoyo recibido en los últimos meses.
A Reino Unido, le espera un incierto futuro
Al gobierno británico se le abren ahora tres frentes: uno con sus socios europeos, con los que tendrá que negociar los términos de la salida del bloque, otro con Escocia, cuyos independentistas podrían reclamar otro referéndum de independencia para poder seguir en la UE, y en Irlanda del Norte, donde la restauración de las fronteras con el vecino europeo, Irlanda, podría amenazar el proceso de paz.
El país comenzará ahora complicadas negociaciones con la UE, que podrían extenderse dos años como máximo, y en las que se decidirían las condiciones de acceso de Londres al mercado único.
Escocia, las grandes ciudades, los pequeños territorios como Gibraltar o las islas convertidas hace décadas en paraísos fiscales dieron una clara tendencia favorable a la permanencia, incluso con dígitos más elevados de lo que se esperaba.
Pero lo mismo sucedía con regiones enteras del centro y el sur de Inglaterra, que arrojaban resultados rotundamente antieuropeístas, y sobre todo, superiores en movilización.