9 de abril (Urgente.bo).- Virginia Pérez, jefa de Protección de la Niñez y Adolescencia del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en Bolivia, apunta al descuido de la salud mental como principal causa de la violencia infantil en el país.
“Esto es algo que no se ha ido hablando en las últimas décadas, pero que, en UNICEF, a raíz del programa de salud, venimos evidenciando contundentemente la conexión entre salud mental y violencia”, señaló Pérez.
En 2024, las cifras por violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes alcanzaron los 6.868, según datos de la Fiscalía General del Estado. Asimismo, hubieron 38 infanticidios y más de 2.000 casos de violación y el número de casos de violencia familiar o doméstica llega a 45.396. Datos alarmantes para la población.
Según Pérez, la niñez y su entorno se encuentran expuestos a diferentes factores que dañan su salud mental y desencadenan diferentes efectos de violencia, e incluso dejando de lado su posición económica.
“Si yo tengo una mala salud mental es más probable que recurra a la violencia a mi alrededor, que recurra a la violencia con mis hijos, que explote y les grite cada vez que estoy estresada y es mucho más probable que sea víctima de violencia. Que me quede en una relación abusiva”, señaló.
Las cifras de embarazo adolescente, estupro, abuso y violencia sexual, entre otros temas, deben ir acompañados de un analisis profundo sobre la realidad de la víctima en la que muchas veces ya vive en un ambiente de violencia y maltratdo desde el nucleo familiar.
“La educación sexual se debe trabajar a partir de los ocho años, pero si al mismo tiempo no trabajamos la autoestima y confianza en esa niña o niño, no nos va a resultar tanto, porque al final la niña va a ingresar a una relación con un tipo porque busca una validación, la atención que no le dan en su casa”.
Desde UNICEF, fortalecer, articular y modernizar el sistema de protección a la niñez y la adolescencia frente a la violencia es un trabajo prioritario que debe tomar en cuenta el próximo gobierno, además de implementar un plan nacional de protección para la niñez y la adolescencia contra la violencia, mediante un enfoque multisectorial que coordine políticas públicas.