Amatrice, Italia, 25 de agosto (www.clarin.com).- En una de las zonas más idílicas del centro de Italia, a 800–1.000 metros de altura, entre bosques y lagos, un desastroso terremoto de magnitud 6.0 de la escala Richter destruyó el miércoles las pequeñas ciudades de Amatrice y Accumuli y varios pueblos y aldeas en las regiones del Lazio, Abruzzo y Las Marcas, todos de una fascinante belleza medieval que se ha perdido quizás para siempre
La catástrofe se produjo a las 3,36 de la madrugada, prácticamente a la misma hora y con la misma magnitud sísmica del terremoto de la L’Aquila, capital de los Abruzos el 6 de abril de 2009, que dejó un saldo de más de 300 muertos.
La falla enorme del dorsal de los Apeninos dio nuevos gigantescos golpes, como ocurre desde hace siglos. Cada cuatro o cinco años en el centro de Italia hay un terremoto.
En Amatrice, hubo una seguidilla de cuatro terremotos terribles entre 1639 y 1730. El tercero, en 1703 ocurrió en un contragolpe de histórico desastre sismico en L’Aquila que también castigó a Amatrice y cuyos coletazos llegaron a Roma. Tres arcos del Coliseo se cayeron.
Tras este último sismo, por si acaso, las autoridades ordenaron revisar el Coliseo para controlar su estructura.
El primer ministro Mateo Renzi, que visitó las zonas afectadas el miércoles por la tarde, dijo que la cifra de muertos podría aumentar a cada hora. Anoche ya se sumaban 247 muertos y más de 368 heridos. El alcalde de Amatrice señaló que había “por lo menos otros cien desaparecidos” y que era necesario añadir los cuerpos que se encontraran en el legendario hotel Roma, donde el martes por la noche se celebró una fiesta por el 50° aniversario de la salsa “a la amatriciana”, la más popular para las pastas, el plato nacional italiano.
“Había 70 turistas alojados”, dijo un voluntario de la Protección Civil.
Amatrice preparaba una gran fiesta gastronómica para el próximo fin de semana. Solo cinco cuerpos fueron encontrados tras el derrumbe del albergue. “Amatrice ya no existe”, dijo con pesadumbre su alcalde, Sergio Pirozzi.
En Pescara del Tronto, un pueblo cercano a Accumuli, vecina al centro del sismo, que se produjo a una profundidad de cuatro kilómetros, lo que explica la violencia del desastre, anoche fue encontrada viva una nena de 5 años, tras pasar quince horas atrapada en los escombros. De su hermana, que estaba junto a ella, se rescató el cadáver.
En la zona del desastre, ciudades, pueblos y aldeas están habitadas por gente mayor. Italia está en pleno verano y los hijos de los abuelos aprovechan las vacaciones en el mar y las montañas para ir unos días a sus lugares de origen y llevan a los chicos.
Amatrice, Accumuli, Pescara del Tronto y Arquata del Tronto, los cuatro lugares devastados por el terremoto, habían triplicado la población en estos días y estaban llenos de chicos y nenes muy pequeños, lo que explica cuántos se suman a las víctimas.
Una abuela logró salvar a sus dos nietos metiéndolos debajo de la cama y cubriéndolos con su cuerpo. El abuelo que estaba con ellos murió aplastado por los pedazos del techo de la casa. Muchas familias han quedado destruídas.
Después del terremoto toda la zona se quedó sin electricidad. Las columnas de socorristas que puso en marcha la Protección Civil en un país que convive con los frecuentes terremotos trajeron reflectores y máquinas para restablecer en parte la iluminación. Ochocientos bomberos asumieron la tarea principal de buscar a los enterrados bajo los escombros.
En Arquara del Tronto, como en los otros pueblos, las autoridades públicas, el párroco, la gente, está dominada por la desesperación. “Creemos que por desgracia el balance final va a ser muy trágico”, dijo el alcalde.