La Paz, 30 de mayo (Ramiro Duchén y Raúl de la Quintana para Urgente.bo).- Alfredo Alexander Jordán (1901-1970), nacido en La Paz, desde muy joven prestó un valioso concurso al diarismo nacional. Fundó, en su juventud, tres órganos de prensa en Oruro: Páginas Libres (1925), La Vanguardia (1927) y Noticias (1936).
Páginas Libres, en términos de Humberto Palza Soliz, "era un semanario en el que se trataba de recoger los ánimos dispersos de una Juventud a la que la rebeldía natural del tiempo le pesaba como una exigencia ciudadana".[1] Esta fue la primera experiencia en la cual se vio inmerso Alfredo Alexander: sin embargo, no duró mucho tiempo.
La Vanguardia, fue fundada por Alexander en 1927, vale decir, poco tiempo después que cejó en su anterior empeño de continuar con la edición del semanario Páginas Libres. Gobernaba entonces el país Hernando Siles (1926-1930), quien ofreció a Alexander, mediante un emisario, obsequiarle las instalaciones tipográficas que aquél alquilaba, oferta ni siquiera considerada por el periodista.
Veamos lo que al respecto señala doña Bertha Alexander de Alvéstegui:
"LA VANGUARDIA fue el segundo periódico que dirigió mi padre. Y sucedió esto durante la presidencia de Don Hernando Siles. Siendo Palza Soliz secretario particular del Presidente, le presentó a éste el periódico dirigido por mi padre en Oruro. Era un diario que se había fundado gracias a los esfuerzos de un grupo de intelectuales orureños que no tenían un cobre. La maquinaria de LA VANGUARDIA era alquilada. Siles, al leer la columna de LA VANGUARDIA, conoció a mi padre. Y entonces envió a /Humberto/ Palza /Solíz/ con una carta personal en que le decía a mi padre que le obsequiaba el periódico, es decir, las máquinas en alquiler. Entiendo que éstas pertenecían al Estado. Mi padre le rechazó el regalo porque consideraba que nadie podía comprar su eepíritu de independencia. Quizá la intención del presidente tampoco era esa, pero Humberto Palza tuvo que regresar a La Paz con los títulos que ya se habían puesto a nombre de Alfredo Alexander”.[2]
La redacción de La Vanguardia, en su primera etapa, estuvo compuesta, además de Alexander, por Estanislao Boada, Luis H. Beltrán y Carlos Gamarra, entre otros.
En lo concerniente al tercer periódico dirigido por Alexander: Noticias, cabe señalar que su primer número vio la luz pública el 18 de abril de 1936. En dicha oportunidad Alexander compartió la dirección con Luis Romero Amézaga. Sus responsables e inspiradores, esbozaban inquietudes y línea de conducta como sigue:
“No reconocemos otro compromiso que el servir los altos intereses del país y de la ciudad donde iniciamos nuestra obra. Al cumplimiento de ese compromiso nos dedicaremos por entero. Las columnas de este diario estarán al servicio de ideales elevados y serán el reflejo de un sentimiento general, de la opinión colectiva, de una aspiración nacional. No defenderemos jamás intereses opuestos a estos principios.[3]
En Noticias Alexander, además de dirigirlo, tenía a su cargo diariamente una columna intitulada "Telescopio". Este periódico orureño, durante diez años logró tener vigencia, hasta que la familia Alexander trasladó su domicilio a La Paz. Según la palabra de su biógrafo, Eduardo Teófilo Gil de Muro, fue preferentemente un impreso doctrinario, antes que informativo:
"NOTICIAS era desde sus comienzos más un órgano doctrinal que un órgano de información. No es que ésta se echara en olvido o que se menospreciara a propio intento. Lo que sucedía es que, por un lado, los contactos con el exterior no eran fáciles en aquellos momentos y desde aquella geografía; y por el otro lado, las más urgentes necesidades de un pueblo que acababa de salir ele una guerra nefasta, no parece que fueran exactamente las de un conocimiento al día de los sucesos mundiales. Era mucho más insoslayable la formación de una conciencia ciudadana por la superación de los traumas y vicios que la guerra había dejado como herencia".[4]
Con anterioridad a su participación en Noticias, Alexander asistió a la campaña del Chaco (1932-1935), cuando a la sazón prestaba servicios en el matutino orureño La Mañana. Luego, ya en La Paz, fue propietario y director dé Última Hora, y fundador de Hoy.
En los últimos años de la década del cuarenta, Alexander y Palza Soliz adquirieron en propiedad Última Hora, vespertino hasta ese entonces perteneciente al patrimonio de Jorge Sáenz García.[5] En poco tiempo, la nueva administración editorial, coincidió profundamente con dicho vocero. Por ello, particularmente desde 1952, "la historia de ÚLTIMA HORA" fue "la historia de un largo sobresalto. Pocas veces se ha identificado un periódico tan sólidamente con el hombre que lo dirige, como aconteció con ÚLTIMA HORA, donde la capacidad de sufrimiento y heroísmo de su director y el decurso del mismo, siempre caminaron a la par".[6]
Exiliado durante el primer gobierno de Víctor Paz Estenssoro (1952-1956), por exponer una posición contraria a muchos de los actos del mandatario, debió enfrentar las penalidades emergentes de ese extrañamiento, en España. Gil de Muro, en una entrevista lograda con Teresa Alexander Dupleich narra las causas que precipitaron el destierro de Alexander Jordán en la legación española, y pone de relieve, entre otras cosas:
“Se habían producido continuas amenazas al periódico. Se produjo una guerra de nervios. Las llamadas telefónicas misteriosamente orquestadas eran muy frecuentes. A veces eran de gentes que conocían los propósitos del Gobierno de encarcelar a mi padre. Directamente —esta es la verdad— ni el periódico ni mi padre habían sufrido vejación alguna. Vivíamos exclusivamente bajo la sospecha del terror y del acecho. /…/ Mi padre molestaba al gobierno. Molestaba su opinión porque era la voz libre de un hombre que influía en el pensamiento público. Todo el mundo sabía que mi padre en ÚLTIMA HORA no estaba comprometido con ningún partido político, sino que se debía al pueblo y a los intereses universales del país. Entonces, los suyos eran unos juicios que formaban criterio entre las gentes. Cualquier situación conflictiva que se creara en aquellos años de confusión y unilateralismo, recibía inmediatamente el contraste leal de Alfredo Alexander. Y los lectores lo sabían y los lectores buscaban la opinión de ÚLTIMA HORA. El control político montado por el gobierno se había convertido en un órgano de terror. Y en varios rincones de Bolivia funcionaban a tope los campos de concentración. Las persecuciones a los políticos opositores eran frecuentes. Y las amenazas veladas o explosivas a la prensa constituían capítulo de cualquier momento. El día en que todo esto se convirtió en la fórmula casi habitual de ejercer el poder, las páginas de ÚLTIMA HORA se convirtieron también en la acusación cotidiana contra el régimen que estaba desvirtuando las razones de una revolución que mi padre había recibido con sólida esperanza”.[7]
Posteriormente, sobrevino el allanamiento a la casa de Alexander, y "su fuga casi cinematográfica"[8] y asilo en predios de la Embajada española, desde donde dio instrucciones al jefe de redacción —Jaime Renart— para informar a los lectores sobre la noticia de su asilo en primera plana y en grandes caracteres:
“Apenas entró mi padre en la Embajadas de España —continúa el relato de Teresa Alexander Dupleich— llamó al periódico. Estaba de jefe de redacción el español Jaime Renart y le dijo:/ Jaime estoy en la Embajada de España. Han atacado mi casa y han querido tomarme preso. La noticia tiene que salir esta misma tarde en primera plana./ Mi padre dictó entonces los titulares. Y felizmente los sabuesos del coronel Menacho no cayeron en cuenta del procedimiento de mi padre y dieron lugar a que saliera la edición, aunque tuvo que adelantar dos horas la salida a fin de evitar el secuestro. A las cinco de la tarde, cuando se presentaron en el periódico ya era demasiado tarde. La noticia del asilo político del director de ÚLTIMA HORA estaba ya en la calle”.[9]
El escándalo ocasionado por la noticia fue mayúsculo, y derivó, inclusive en una explicación personal del vicepresidente de la República, Hernán Siles Zuazo al Embajador de España, Miguel Sainz de Llanos, a quien se manifestó que el periodista Alexander no debía temer por su seguridad al no ser perseguido por autoridades gubernamentales, sino que "sólo" había sido víctima de un "error" del control político.[10] Sin embargo, y a pesar de todas esas satisfacciones, Alexander salió al exilio donde permaneció durante dos años. Su regreso se produjo en 1956.
Con posterioridad, interrumpió nuevamente aquellas labores al frente de Última Hora, pues en 1965, cumplió funciones diplomáticas en España, encomendadas por el régimen de Barrientos Ortuño. En 1966, retomó inmediatamente sus tareas a la cabeza del vespertino Última Hora,[11] las mismas que, empero, no se prolongaron por mucho tiempo, al tener en mente, iniciar una otra aventura periodística, finalmente cristalizada en la fundación del tabloide Hoy, primer diario impreso a colores en el país, y cuyas ediciones salieron a las calles el 29 de diciembre de 1968. En su presentación al público, escrita con seguridad por Alexander, como director, se establecía:
“Toda empresa humana que nace de la inquietud. Que se fortalece de la voluntad. Que de un sueño que fue se convierte en realidad. Es nada más que la expresión de la fuerza creadora que hay en el hombre./ Pequeña o grande la empresa, ella define una ambición. Un deseo. Un anhelo./ HOY es una de esas empresas. Ha nacido al calor de los grandes ideales que nos identifican a hombres que acabamos de constituir una familia de periodistas. A HOY han venido gentes jóvenes, todas poseídas del supremo afán de ser útiles a la sociedad. En cuanto a los bienes que puedan dar de sí. /…/ HOY es un diario que al incorporarse a la prensa nacional, tiene como divisa la Verdad, la Justicia y la Libertad./ Estas tres expresiones definen la conducta de los escritores de HOY. Ninguna razón será lo suficientemente fuerte para torcer las decisiones que se han impuesto bajo el signo de las tres palabras. /…/ HOY será un diario que batallará por el bien. Por encima de las contiendas vulgares. Su religión cívica es la religión de la moral ciudadana. Con estos propósitos vamos en busca de la opinión pública. Para respetarla, para defenderla y para interpretarla./ Estaremos del lado de las grandes causas nacionales y nos enfrentaremos contra todas las formas que deterioran la dignidad humana”.[12]
Alexander dirigió Hoy hasta el día de su trágica muerte, acaecida el 14 de marzo de· 1970, y escribió tanto en Última Hora cuanto en Hoy, una columna suscrita bajo el seudónimo de Erasmo, en la cual dio a conocer preocupaciones e intereses sobre diversos temas y materias. En una de ellas, referida al diarismo y el rol que tiene en la sociedad, atinadamente sostiene:
"El periodismo no se presta —o no se deberla prestar— a sostener causas que no sean las de la humanidad en general, dentro de las cuales están las del pueblo y las de la nación. La prensa es una tribuna muy alta para que desde allí se eche lodo sobre la multitud o sobre los hombres. Es la tribuna desde la cual debe expresarse con decencia, con firmeza y veracidad absoluta. De otro modo, esa tribuna se convierte en un tinglado y deja de ser la de la prensa".[13]
Alexander es autor de varios tomos donde muestra invalorables dotes de pulcro literato y eximio narrador. Entre ellos merecen mención especial En el Yermo de Dios (1962) y Mis Vendimias (1976). Precisamente, en el último citado, al inferir sobre la responsabilidad del escritor en nuestra sociedad, en breves líneas resume cuáles deben ser las normas destinadas a regir su conducta:
"Es tarea muy noble la del escritor para que en ella tengan cabida los que utilizan la pluma para corromper las ideas o para alterar la verdad. No hay comercio más innoble que cuando se escribe para recibir tanto por cada expediente destinado a causar innoble daño o para defender una causa oscura”.[14]56
La dramática muerte de Alfredo Alexander y su señora esposa, atribuida, por Hoy a su conocimiento de datos y documentos relacionados con el contrabando de armas hacia Israel transmitidos por otro periodista asesinado en circunstancias extrañas: Alfredo Otero,[15] es una de las vergonzosas cruces que pesa sobre nuestra sociedad, por cuanto los autores intelectuales y materiales no han sido ni descubiertos ni mucho menos sancionados con todo el rigor de la Ley.
Más de veinte años han transcurrido ya desde que ese lamentable hecho enlutara a la nación, y aún los involucrados gozan de libertad, debido a los magros esfuerzos desplegados, o quizás también atribuible a una sintomática abulia de algunos círculos, para dar con el paradero de aquellos que cegaron la vida del esclarecido periodista boliviano.
[1] Palza Soliz, Humberto. Citado por GIL DE MURO, Eduardo T. en Alfredo Alexander Jordán. Biografía Heroica de un Periodista Boliviano. Imprenta Monte Carmelo, Burgos, España, 1977. P. 37.
[2] Alexander de Alvéstegui, Bertha. Carta fechada en 20 de enero de 1972, citada por GIL DE MURO, Eduardo T. en Alfredo Alexander… P. 41, 42.
[3] Noticias. “A nuestros lectores”. Noticias, Oruro, 18 de abril de 1936.
[4] Gil de Muro, Eduardo T. Alfredo Alexander… P. 60, 61.
[5] Cf. de Gil de Muro, Eduardo T. Alfredo Alexander… P. 89.
[6] Gil de Muro, Eduardo T. Alfredo Alexander… P. 97.
[7] Entrevista de Eduardo Gil de Muro a Teresa Alexander Dupleich, en Gil de Muro, Eduado T. Alfredo Alexander… P. 110, 112.
[8] Cf. de Gil de Muro, Eduardo T. Alfredo Alexander… P. 114.
[9] Entrevista de Eduardo Gil de Muro a Teresa Alexander Dupleich, en Gil de Muro, Eduado T. Alfredo Alexander… P. 115.
[10] Cf. Ibidem.
[11] Cf. de Gil de Muro, Eduardo T. Alfredo Alexander… P. 169.
[12] Alexander Jordán, Alfredo. “Una nueva aventura”. Hoy, Año1, Nº 1, Editorial, La Paz, 29 de diciembre de 1968. P. 2.
[13] Erasmo (Pse. de Alfredo Alexander Jordán) Última Hora, La Paz, 16 de diciembre de 1958, citado por Gil de Muro, Eduardo T. Alfredo Alexander… P. 39.
[14] Alexander Jordán, Alfredo. Mis Vendimias. Imprenta Monte Carmelo, Burgos, España, 1976. P. 219.
[15] Cf. Hoy, La Paz, 14 de marzo de 1970.