Enero 10, 2025 -H-

2024, el año de las grandes pruebas


Jueves 21 de Diciembre de 2023, 11:15am






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Para Bolivia, el 2024 puede ser el año más complejo y desafiante que haya vivido en su historia reciente.  Los grandes conflictos que se han gestado en las últimas décadas, y que han tomado mayor velocidad de crecimiento, van a confluir desde los primeros días de la gestión que se avecina, generando un escenario de alta volatilidad que podría desafiar las capacidades y fortalezas de nuestra economía y nuestro sistema democrático.

Quizá el problema más urgente de 2024 sea la inminente crisis económica. La caída extrema de las Reservas Internacionales Netas y la escasez de dólares, podrían tener consecuencias altamente críticas en la capacidad de asegurar la compra de carburantes del exterior, las importaciones de bienes, el pago del servicio de la deuda externa y otras obligaciones que requieren de esa moneda.

Aunque en la gestión que termina estos problemas fueron relativamente controlados, la situación parece haber llegado al límite y, de no encontrarse soluciones de emergencia, se puede acelerar una mayor precarización del comercio exterior, aumento del contrabando, mayor escasez de gasolina y diésel y formalización un tipo de cambio variable con tendencia al alza constante. La crisis puede derivar además en un incremento de la inflación, disminución de la demanda agregada, dificultades de liquidez para las empresas y revisión de las subvenciones, lo que podría derivar en mayor desempleo y crecimiento de pobreza.  Este escenario puede agravarse más aún si se repiten los desastres naturales ocasionados por el cambio climático, si los intereses políticos continúan bloqueando las iniciativas económicas y si la conflictividad social se generaliza.

Sin embargo, aún en su gravedad, estos problemas pueden activar algunos cambios sustantivos que debieron realizarse antes pero que incluso hoy pueden ayudar a mitigar los daños y avizorar un futuro con más estabilidad y crecimiento. El gobierno, ante una amenaza real de recesión, podría en 2024, abrirse a liberar las exportaciones agroindustriales y ganaderas, y sobre todo implementar cambios esenciales en sus políticas de crédito, atracción de inversiones privadas, seguridad jurídica y eliminación de barreras a la producción y el comercio internacional. 

Incluso en las actuales circunstancias, se espera que elimine los cupos de exportación y la prohibición del uso biotecnología, que impulse el crecimiento sostenido de las industrias existentes, que flexibilice su política estatista, disminuya la presión normativa sobre el sector privado, y que genere incentivos mínimos para que las empresas puedan crear empleo, activar la inversión y diversificar la economía.

Nuestra economía necesita liquidez y reglas de juego claras.  Es imprescindible encontrar una solución al problema de las RIN y la disponibilidad de divisas y para esto se necesita reconstruir la confianza de los organismos internacionales de crédito y garantizar una estabilidad mínima para acceder a préstamos de emergencia que aseguren los recursos destinados a equilibrar el déficit creciente.

Otro gran desafío viene del sector político. Las elecciones judiciales que se debieran realizar en 2024, sumado a otras actividades como las primarias de los partidos y los referéndums revocatorios, serán eventos propiciadores de una gran movilización ciudadana que, para realizarse con transparencia, demandarán acuerdos y consensos en la Asamblea Legislativa Plurinacional, pero sobre todo una fuerte dosis de voluntad política entre los líderes del oficialismo y la oposición que hoy no parece vislumbrarse.

Un evento trascendental de 2024, será la realización del Censo de Población y Vivienda, cuyos datos finales mostrarán la realidad social y económica del país, además nos permitirán tener las herramientas para proyectar el futuro a partir de información estadística más certera.  Pero también sus resultados serán el argumento para un conflicto político mayor entre las regiones y el Estado, por la redistribución de escaños, la elaboración de un nuevo padrón electoral y la coparticipación tributaria actualizada.

Estamos frente a un año de grandes riesgos y grandes oportunidades.  Ojalá que todos, gobernantes y gobernados, podamos enfrentar los problemas con unidad, entereza, compromiso y generosidad, valores esenciales en momentos de grandes dificultades como los que nos tocará vivir muy pronto.

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