Hace algunos días la senadora boliviana Silvia Salame solicitó en la Cámara de Senadores la consideración del “Proyecto de Ley N° 010/2024-2025 C.S., que declara patrimonio cultural material, inmaterial del Estado Plurinacional de Bolivia, a la Wachuma, Ayahuasca, así como sus usos y conocimientos asociados, y protección y conservación de las plantas medicinales”. Muchas de las reacciones que se generaron en diferentes actores han reflejado desconocimiento del tema, de su importancia y los potenciales que guardan para la salud.
El encuentro entre saberes ancestrales y la investigación moderna abre horizontes para la salud mental.
Hace aproximadamente 30 años se ha desatado un interés creciente en los principales centros de investigación y universidades del norte global sobre el uso terapéutico de la ayahuaska y otras plantas enteógenas reconocidas por la etnofarmacología andina y amazónica. Universidades y centros de investigación de renombre, desde el Imperial College de Londres hasta la Universidad de São Paulo, realizan estudios que exploran la capacidad de estos compuestos para reconfigurar circuitos cerebrales y aliviar el sufrimiento psíquico. (Dos Santos et al, 2016)
El conocimiento que fue proscrito desde la época de la extirpación de idolatría ahora está siendo recuperado desde las disciplinas y miradas de la modernidad y la ciencia. Las prácticas ancestrales con ayahuasca y otros enteógenos de la etnofarmacología andina y amazónica se abordan en foros académicos y clínicas especializadas, en un escenario marcado por el progresivo deterioro de los indicadores globales de salud mental.
Según la Organización Mundial de la Salud, son cientos de millones de personas afectadas en todo el mundo por trastornos de salud mental. La depresión, en particular, se ha convertido en una de las principales causas de discapacidad, mientras que la ansiedad y el estrés también han aumentado significativamente durante la pandemia. Una situación que es aún más preocupante al reconocerse que la mayoría de los afectados no reciben la atención necesaria.
Posibilidades una Ciencia Inclusiva y Respetuosa en Bolivia
Los estudios recientes no se limitan a cuantificar cambios en biomarcadores o a mapear trayectorias neuronales. Existen ámbitos de la ciencia contemporánea en los que reconoce la importancia de metodologías abiertas y multidisciplinarias que integren narrativas cualitativas y testimonios. Diversos estudios reconocen en la ayahuasca un catalizador para la autorreflexión, capaz de reconfigurar patrones de pensamiento y abrir nuevas rutas de resiliencia emocional. Una mirada que se traduce en prácticas que invitan a la introspección, al diálogo entre la mente y el espíritu y a la reconexión con raíces culturales. Los pueblos amazónicos y andinos han compartido generosamente conocimientos que hoy se ponen a prueba en laboratorios y centros de salud mental, no obstante, no tienen un espacio de interlocución en los que se haga eco de sus saberes. En esta relación de desproporción es importante abrir canales de convergencia de métodos ancestrales y estudios modernos, no para borrar, no para usufructuar, ni apropiarse de tradiciones, sino para comprender en su complejidad los potenciales de la etnofarmacología en la salud mental, reconociendo la importancia del respeto entre formas diferentes de conocimientos, en un momento en que la humanidad lo necesita.
La perspectiva científica moderna, que en ocasiones se presenta como fría y reduccionista, ceden ante la demanda de enfoques holísticos. Investigaciones recientes han evidenciado que el estudio de los efectos terapéuticos de plantas sagradas no se puede desglosar de su contexto cultural y espiritual. Resultados publicados en revistas especializadas respaldan estas afirmaciones, resaltando cómo, en algunos contextos, la terapia asistida por enteógenos produce mejoras sustanciales en el bienestar psíquico (Barbosa et al., 2012).
Los conocimientos y prácticas heredados de los pueblos andinos y amazónicos encapsulan una visión del mundo donde la naturaleza, el espíritu y la salud forman parte de un todo integral. Esta cosmovisión, heredada de generaciones, es abundante en diversidad y riqueza en Bolivia, y podría mostrar como las terapias con enteógenos pueden fortalecer también la reciprocidad con la tierra y el respeto profundo hacia todas las formas de vida.
El contexto de clandestinidad y sus riesgos para la salud boliviana
Una exploración rápida de las redes sociales y el panorama de ofertas en línea revela una notable presencia en Bolivia de ceremonias asistidas con enteógenos desde la etnofarmacología andina y amazónica, concebidos para abordar cuestiones psicológicas y espirituales. Se trata de la disponibilidad de ceremonias que involucran sustancias como la Ayahuasca y el San Pedro que se presentan sin un marco formal de control fundamentado en evidencia. Este fenómeno, alimentado por la creciente crisis global de salud mental, plantea un desafío para el Estado y sus instituciones de salud en términos de regulación y supervisión.
En este contexto, se hace evidente la necesidad de que es establezca un sistema de regulación del uso de enteógenos que tenga como eje la salud pública y que, al mismo tiempo, respete los derechos de los pueblos en cuanto al reconocimiento de sus tradiciones culturales y la protección de la salud.
Superando Prejuicios para Abrir Nuevos Caminos
Es inevitable que, ante lo desconocido, surjan prejuicios y recelos. Sin embargo, la evidencia invita a mirar más allá del exotismo y a evaluar estos tratamientos por su valor terapéutico. El uso de enteógenos no se presenta como panacea, pero sí como recurso destinado a combatir los trastornos que enferman a nuestra sociedad. La invitación es para abandonar el estigma, enfrentarse a las propias ideas preconcebidas y explorar con rigor los potenciales beneficios de estas prácticas ancestrales en un contexto científico y ético.
La riqueza de la etnofarmacología andina y amazónica no solo se halla en antiguos rituales, sino en la promesa de nuevas respuestas frente a problemas actuales. Este llamado, fundamentado en estudios serios y en la experiencia cultural, nos invita a cuestionar lo establecido y a abrir un terreno donde el conocimiento ancestral y la investigación moderna dialogan en una relación de respeto mutuo por un bien mayor.
Se invita a los lectores—desde líderes espirituales y profesionales investigadores hasta autoridades del sector de salud y seguridad— a explorar estas alternativas con una mente abierta, a informarse a través de fuentes serias y a participar en iniciativas que promuevan la integración de saberes. Esta sinergia puede allanar el camino para terapias complementarias que respeten tanto la evidencia científica como la riqueza cultural y espiritual de los pueblos indígenas.
Referencias utilizadas:
- Organización Mundial de la Salud. (2022) Reporte Mundial de Salud Mental. Transformando la Salud Mental para Todos. Disponible en https://www.who.int/es/news/item/17-06-2022-who-highlights-urgent-need-to-transform-mental-health-and-mental-health-care#:~:text=Los%20trastornos%20mentales%20son%20la,veces%20por%20enfermedades%20f%C3%ADsicas%20prevenibles.
- Dos Santos, RG, Osório, FL, Crippa, JA, Riba, J. , Zuardi, AW y Hallak, JE ( 2016 ) Efectos antidepresivos, ansiolíticos y antiadictivos de la ayahuasca, la psilocibina y la dietilamida del ácido lisérgico (LSD): una investigación sistemática revisión de ensayos clínicos publicados en los últimos 25 años . Disponible en https://pubs.acs.org/doi/10.1021/acschemneuro.8b00237
- Barbosa, P. C. R. et al. (2012). Investigación sobre la ayahuasca y sus implicaciones terapéuticas.
- Revisión bibliográfica de la ayahuasca y su uso terapéutico. Revista Peruana de Medicina Integrativa. Disponible en https://rpmi.pe/index.php/rpmi/article/view/251
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