Increíble e irreverente pregunta, por una razón lógica; Santa Cruz es el mayor productor de futbolistas de Bolivia; la cantera más importante que nutre desde la región oriental a todos los equipos profesionales del país. Es más, los jugadores más importantes y representativos del fútbol boliviano en las últimas décadas han sido cruceños.
Han pasado unos días desde que tuve la oportunidad de hablar con un colega periodista deportivo, oriundo de esa bella región boliviana y con mucha tristeza en la conversación personal, ponía de manifiesto un elocuente tono de voz, que sonaba a frustración, pena y, mucho peor aún, a resignación. “No hay visos de solución para este momento”, decía él, muy triste.
A mis 57 años, puedo decir que he venido caminando un tramo importante de mi vida y con ella del fútbol boliviano. Así como usted, amigo lector, me considero un amante de este deporte, independientemente de dónde sea y qué equipo es mi favorito.
Bolivia vive una suerte de crisis en todo sentido: política, social, económica; por lo que no podemos pretender que nuestra actividad deportiva, tan venida a menos marche de manera favorable. Los clubes profesionales viven su peor momento financiero. Jugadores impagos, deudas exorbitantes; a lo largo de estos últimos años los montos adeudados por distintos ítems son impagables. A eso debemos sumar los problemas estructurales, de organización, de fondo y forma que hunden día a día a nuestro balompié.
A este momento tan duro por la cruel realidad, la coyuntura prácticamente viene aislando mucho más a los clubes profesionales de Santa Cruz. De un tiempo a esta parte, ninguno ha podido librar su suerte de estos años negativos y conforme pasan los meses, los días también parecen pasar más rápido y la velocidad con la que se acercan peligrosamente al precipicio y parece que sucumbir a un fatal porvenir, será el destino que tendrán si antes no aparece un milagro que los saque de todo esto. ¡Qué difícil!
No encuentro la respuesta sabia y para decir a cabalidad ¿cuándo? tampoco se me ocurre decir ¿cómo? y sí de afirmar ¿dónde?. Algo vienen haciendo mal durante los últimos años y los dirigentes no son capaces de hacer un trabajo consciente y exhaustivo de autocrítica, desarrollar un plan coherente, una estrategia acorde a salvar el mal momento, tomando en cuenta los tiempos que vivimos.
Santa Cruz es la ciudad de mayor crecimiento en Bolivia en todo sentido: financiero, empresarial, social, de inversión. Una visión adelantada para el manejo de mercado. Lo más importante del desarrollo productivo privado y también estatal, radica allá. ¿Cómo no poder encontrar alguna alternativa para salvar a sus clubes de fútbol? Repito, algo están haciendo mal.
Si tenemos que viajar imaginariamente en el tiempo y retrotraer a nuestro pensamiento al “nostalgia fútbol club”, inmediatamente pensaremos en los grandes e inmortales jugadores de tiempos no lejanos. Hagamos un ejercicio rápido: Arturo Saucedo Landa, “Chichi” Romero, Milton Melgar, Marco Etcheverry, Erwin Sánchez, Mauricio Ramos, Limberg Gutiérrez, Rubén Tufiño; solo por dar algunos nombres.
O bien recordar equipos inolvidables como los que armaba Oriente Petrolero en las décadas de los 70, 80 y 90. Lo propio Blooming siempre metido entre los grandes aspirantes al título de una gestión. La Academia Tahuichi era la cantera más extraordinaria de futbolistas durante más de 30 años. La dirigencia del fútbol cruceño se destacaba por su trabajo dinámico, profesional y, sobre todo, solvente desde el punto de vista económico. Marcaban la diferencia.
De manera inexplicable hoy los clubes de fútbol profesionales de Santa Cruz luchan por no descender. Tres de ellos: Real Santa Cruz, Royal Pari y Guabirá, están en la cola. A ellos se suma Oriente cuya lucha se ha vuelto caótica. Su problemática financiera hace que tienda a desaparecer como institución. A eso ha llegado el club verdolaga; el equipo que representa la identidad cruceña del fútbol. Sus problemas parecen ser irresolubles.
Nadie puede mirar a otro lado con semejantes problemas. Hoy son los clubes cruceños, mañana podrán ser los del valle cochabambino o de cualquier región del país. La crisis afecta a todos. Hoy, solo Bolívar marca la diferencia por tener un presidente con un poder económico ilimitado y con mucho amor a su club en un fútbol deficitario y anómalo en muchos sentidos.
En otros países han encontrado la solución para salvar instituciones legendarias del fútbol atrayendo inversiones extranjeras de compañías multinacionales; estoy pensando en voz alta y escribiendo a la vez, es algo que podría tomarse en cuenta como solución. Seguro que con disposición y entre varias cabezas con voluntad y poder de decisión se podría encontrar algo efectivo y rápido.
De momento, la pregunta seguirá siendo: ¿Dónde, cómo y cuándo se jodió el fútbol cruceño?
Qué difícil responder, más complicado analizar y, peor aún, darle una solución.
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