Abril 28, 2025 -HC-

Estar frente a un Mesías


Lunes 28 de Abril de 2025, 4:30pm






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Existe en la Bolivia moderna, un mesías que irrumpe en la escena política, escoltado por ancianos, niños y mujeres que, según él, le dicen: Tú nos advertiste sobre este apocalipsis, eres el mesías. Está amparado por un exjuez de tribunales que dictaba fallos leyendo hojas de coca o por seres mágicos capaces de multiplicar treinta y tres mil hectáreas de tierras fiscales a su nombre. Y su dios —quizá el menos protagonista de este nuevo testamento a diferencia del antiguo, que responde al nombre de Banzer— le ha encomendado predicar las apologías liberales, evangelizar las bondades del mercado y levantar templos a una religión poco olvidada: el Fondo Monetario Internacional.

Ese mesías se llama Jorge Tuto Quiroga Ramirez.

Lo tuve frente a mí en el programa Seis a Uno. Envidio a quienes han tenido en frente a su salvador; en mi caso, en la política, me declaro atea. Pero déjenme contarles la experiencia de este encuentro casi milagroso. No niego su habilidad para, vocalmente, prometer viajes paradisíacos al Edén, ni su destreza para evadir preguntas con la agilidad de Caín y que cualquier pecado propio es redirigido al demonio del MAS, pero Tuto es un salvador empedernido. Su plan de gobierno, titulado con épica bíblica: “Salvar la economía con cambio radical”, es apenas un esbozo de su supuesto gran poder. Nos hicieron llegar su presentación de plan de gobierno en PDF, un diseño tan escolar que parecía tarea de secundaria: ilegible, confuso, parecía armado en PowerPoint versión 2003, cortesía de un político que presume de estar en el negocio de la IA, pero que a duras penas domina Microsoft.

Su plan se sostiene sobre siete pilares: salvar la economía, reactivar la producción, propiedad popular, Bolivia digital, democracia, autonomía, justicia y seguridad, política social y reinserción internacional. Todo resumido en un collage visual que provocaría ternura si no fuera porque es el de un candidato a la presidencia.

Llegó al set como llegan los mesías: repartiendo manos sudorosas, sonriendo de más a los jóvenes a los que alababa como si buscara discípulos modernos, buscándolos, seduciéndolos. Y lo logró. Hay que reconocerlo: una estrategia impecable antes de un debate.

Llegó con uno de sus asesores, Juan Velasco, gerente general de Yango, la aplicación de transporte más conocida por su caótica administración que por su eficiencia. El debate comenzó. Tuto es de esos personajes que solo recorren el pasado para colgarse medallas oxidadas del antiguo testamento de la liberación económica o para repetir que el MAS se “farreó” el dinero. No sabía muy bien cómo atravesar esa muralla de ego martírico, así que opté por tuteárlo en pleno encuentro —con su bendito consentimiento— y soltar la pregunta: ¿no habría, acaso, una pizca de autocrítica hacia su propio gobierno, aquel donde el 60% de la población vivía en pobreza, 30 de cada 100 niños sufrían desnutrición crónica y había un 13% de analfabetismo?

A diferencia de esta generación, yo crecí con Tuto como el presidente que veías en la TV, el heredero del capital político, sin otro mérito que el de haber sido el discípulo predilecto de su mentor. Era el Andrónico de la época: joven, político, vicepresidente del Estado. Digámoslo claro: el Andrónico de Banzer. ¿Y qué pasó? Por obra y gracia del cáncer en Banzer, Tuto heredó el trono durante dos gestiones, como si el destino le hubiera otorgado un mandato divino sin necesidad de conquistar nada y con la muerte de su antecesor, algo que Andrónico aún sueña en su cama, pero que no se hará realidad porque Evo está sano, hace dos mil abdominales en un solo día. Tuto llegó a la presidencia el 2001 y se dice que su discurso de posicionamiento fue una copia barata del de J. F. Kennedy en 1961.

En mi ingenuidad, esperaba una crítica sensata a su gestión, pero Tuto, con su característica mesiánica, comienza diciendo que “Bolivia siempre ha sido pobre”, bueno, una frase que minimiza su responsabilidad. Luego, con cifras en boca, se lanza a defender su gestión mostrando los datos del 2001. Según él, en tiempos de crisis profunda, el país creció, redujo la inflación y la pobreza, y sembró lo que luego permitió el desarrollo que el MAS nos vende.

Con su humildad que roza lo divino, se atribuye proyectos como el gasoducto y la apertura de mercados, defendiendo que su gobierno fue el primero en eliminar la deuda externa multilateral.

A lo largo de su mandato, Tuto ha hecho una costumbre de robarse méritos ajenos. Ha mencionado una y otra vez que su gobierno negoció los gasoductos Brasil-Bolivia, cuando los gasoductos fueron negociados mucho antes, en 1991, durante el gobierno de Jaime Paz Zamora. O cuando se jacta de haber condonado la deuda del FMI, olvidando convenientemente que la condonación de la deuda fue un proceso liderado por la Iglesia Católica, ONG’s y la sociedad civil, bajo el programa HIPC I y HIPC II. Fueron 5.500 millones de dólares que Gonzalo Sánchez de Lozada gestionó inicialmente, y si bien Tuto estaba en el gobierno, bien podría haber sido cualquier otro quien terminara recibiendo los aplausos.

Pero, ¿qué se puede reconocer realmente de su gobierno? Que, por mérito propio, el déficit fiscal de 2002 fue el más alto desde 1987, 8.79% del PIB, cuando las importaciones superaron las exportaciones. Ese déficit es el sello del 2002. Y ahora, como un taumaturgo de la política, Tuto pretende hacernos creer que podrá rebajarlo, de un 10% a un 3%, con el mismo encantamiento económico con el que cree que puede revivir a Lázaro. Claro, porque la fe lo puede todo.

Sentarse cara a cara con Tuto es una experiencia rara, como un choque de realidades en donde todo se vuelve calculado. Ese tipo tiene una inteligencia tan mecanizada que parece que lo tiene todo grabado en la cabeza, como un cassette. Cada entrevista es un déjà vu: los mismos datos, los mismos recortes, las mismas respuestas de siempre. Es una mezcla de carisma y frialdad que te atrapa al principio, porque su simpatía te envuelve, te hace sentir que te entiende y luego lanza un "masista" como si fuese obligado, parte de su rutina. Y antes de que puedas digerirlo, ya está de nuevo con su discurso económico, esa oración religiosa y retórica de siempre: reducir el estado, reducir el gasto público, recortar el déficit… pero su evangelio siempre está a medias: ¿a qué costo?

En realidad, nadie quiere hablar del costo social de esa receta, por ejemplo, lo que Tuto propone sobre el litio es un capítulo del viejo testamento, uno de esos que aburre más porque lo has escuchado antes: convertir a Bolivia en “accionista”, esta vez del litio. Como está manifestado en su proverbio: la capitalización de los noventa, esa receta de privatización disfrazada de progreso. A ver si me explico: en los noventa, privatizaron ENTEL, ENFE, LAB y YPFB. Los “accionistas estratégicos” tenían el 51% de las acciones y dijeron que los bolivianos tendríamos un 49%, siendo supuestos agentes económicos. Eso era como tener un pedazo de torta, pero no te daban ni el tenedor. Lo que no te cuentan es que la plata se fue disolviendo en las AFP’s y nosotros, como siempre, nos quedamos mirando desde afuera con un benevolente Bono Sol de 1800 bolivianos anual para los ancianos. Justamente, Tuto busca una “reorganización” de YPFB, ENDE, ENTEL, COMIBOL y ENAF en su plan, que parece en realidad un regreso a la vieja doctrina: el fracaso de la “inversión extranjera”, la “privatización” y la reducción del gasto público.

Y ahí viene la sagrada iglesia del FMI, con su cruz de dólares en mano, lista para salvarnos del abismo. Junto a ella, los otros santos de la burocracia mundial: el BID, el BM, FLAR y otros bilaterales con un préstamo de 12 MM de dólares, como para alcanzar la deuda externa de 13 MM de dólares ¡Un rescate del averno! Uno de los panelistas comparó esta jugada con lo que Macri hizo en Argentina al recurrir al FMI, pero Tuto, como si tuviéramos la suerte de ser el "elegido", dijo que se puede reconstruir la credibilidad internacional a partir de esos préstamos. Pero la verdad, es que los mercados internacionales no son tontos. Son como un perro viejo, desconfiado y gruñón, que huele el riesgo político a kilómetros. Y ahí radica la tragedia. Macri, con todo y todo, no pudo evitar el colapso económico. Ahora, Tuto parece pensar que lo que le costó a Argentina años, a Bolivia le saldrá barato, cuando estos mismos organismos proyectan a Bolivia con un 0,9 y 1,1% de crecimiento del PIB para el 2026.

Más allá de mi cuestionamiento, como ponerle GPS a las garrafas para evitar el contrabando, y todos los dilemas que me provoca ese personaje, la jugada de Tuto es tan astuta que su salida fue triunfal, hay quienes dominan la palabra y otros, menos experimentados, que sabemos teclear nomás. Ahí está él, posando para fotos con los panelistas, con el personal de Seis a uno, como un dios que se deja adorar. Se acerca a los que dudan de sus santas palabras, te mira a los ojos con esa sonrisa de buen tipo: “¿Y hablas aymara?”, me pregunta por el motivo de mi nombre. “Sí”, le respondo y él se ilumina como curioso. “Nayaxa aymaratwa”, respondo con mi aymara básico, y me suelta que su hijo está haciendo su tesis… “sobre los aymaras”, completo la oración. “Sí, ya lo había escuchado en una entrevista”, le recalco al final. Nos despedimos con un apretón de manos fuerte, cada uno volviendo a su universo de grandilocuencia.

Tuto es un salvador, bueno, en campaña todos lo son. Lo realmente interesante, más allá de su monólogo de siempre, es el ejército de fieles que se acumulan a su alrededor, como zombis programados para seguirlo a donde sea. Algunos cambian de doctrina con la facilidad de quien cambia de ropa, algunos profesan ya el samuelismo y el dunnismo. Otros lo siguen por la promesa de un puesto en ese paraíso prometido llamado Estado, como se vio en el live del programa, muchos comentarios, a simple vista, veinteañeros extraviados o bots con consignas repetidas. Apenas se cuestionaba al mesías y el chat del live se desbordaba: creyentes implacables que nos acusaban de masistas, como si fuéramos bestias del desierto motivando a su mesías a lanzarse de un precipicio. La delgada línea entre la fe y la locura.

El live del programa mostraba un fenómeno que las ciencias de las redes sociales llaman interacción inorgánica: cuando los comentarios superan brutalmente las reacciones. Algo huele a mentira digital: 4.500 comentarios y 1.800 reacciones. Más de 1.300 personas conectadas, muchas, repitiendo el único mandamiento sobre su mesías: Tuto presidente.

Diapositivas del plan de gobierno: https://drive.google.com/.../1YCQiuAJQc8IgQgXC1ak.../view... 

Programa 6 a 1: https://www.youtube.com/watch?v=bK9oy0INpWI

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