Y es que se puede tener el deseo de lograr clasificar a la Copa del Mundo, mucho más hoy cuando las situaciones de nuestra realidad boliviana son adversas desde todo punto de vista.
Para quienes manejan sectores específicos, la ambición de generar expectativa, ilusión, crear esperanza, es también construir un reto. Conquistar ese sueño es pasar de la sombra a la luz, independientemente de cuál sea el anhelo o quiénes se verán beneficiados con ese logro. Intereses económicos que siempre están por encima de lo racional.
Claramente me refiero al fútbol como generador de ilusión; a la Selección Nacional como protagonista de esa esperanza, al pueblo boliviano como sector interesado y expectante; así como a la dirigencia, “creadora” de ese sueño.
Hasta ahí todo bien, incluso la ambición de trabajar para conquistar el objetivo. La pregunta clave viene recién y después de saber que nuestro equipo abrió las puertas a que se pueda creer en ese reto. ¿A cambio de qué?
¿Rifar el Campeonato de la División Profesional, vendiendo el producto como sea y a costa de lo que sea, incluso la integridad física de los deportistas?
En realidad, debatiendo a nivel periodístico, llegamos todos al convencimiento de que es completamente irracional. Entonces nuestro deber es alimentar el criterio negativo sobre el tema con datos científicos, aprobados globalmente por la FIFA. Y es que en este caso hablamos de sobrecarga muscular.
Condición anómala que puede ocurrir en el fútbol cuando un jugador realiza esfuerzo excesivo, repite un gesto deportivo de manera incorrecta o no administra bien las cargas, sobre todo por el exceso de actividad, dejando de lado la dosificación mental, productiva; afectando su integridad física, solo con él objetivo de beneficiar a terceros. En otras palabras, jugar partidos oficiales, sin permitir una recuperación responsable del organismo del deportista.
¡Más claro no se puede ser! o tal vez sí. La sobrecarga muscular se produce cuando las fibras musculares se contraen de forma involuntaria y continua. Es una condición que provocará lesiones, desde leves, serias, hasta complicadas o incluso muy severas para quienes se exponen a la práctica deportiva, en este caso específico al fútbol, ya que el cuerpo no tiene tiempo para adquirir una capacidad de recuperación entre partido y partido.
Creo que no se necesita aclarar más. o tal vez sí.
Los síntomas de una sobrecarga muscular son:
Dolor fuerte y pesadez en los músculos afectados, molestias en las articulaciones, falta de movilidad y velocidad, hormigueo, adormecimiento o dolor en la zona afectada, rigidez o dolor en el cuello o la espalda, sensación de debilidad o fatiga en las manos, los brazos o las piernas, sensación de estallido o chasquidos. Solo por mencionar algunos y no me refiero las lesiones que implican huesos o tendones que merecerán intervenciones quirúrgicas para solucionarlas correctamente, alejando por tiempo considerable al deportista (en este caso al futbolista) de la práctica activa.
Entonces surge nuevamente otra pregunta vital. ¿Cómo se puede evitar la sobrecarga muscular en los deportistas?
Con una recuperación acorde a las circunstancias, tomando en cuenta el desgaste físico del deportista.
Hablando del fútbol profesional, el cuerpo médico de cada equipo deberá obligatoriamente dividir las evaluaciones de sobrecarga a nivel colectivo e individual; trabajo que demandará otro tiempo específico para su desarrollo. A eso y de manera forzosa se deberán incluir los tratamientos rigurosos de recuperación a aquellas personas que muestren dolencias; estas que generalmente representan lesiones.
¿Algún dato más?
Claro, si la sobrecarga muscular no se considera suficientemente grave, puede desembocar en enfermedades como la tendinitis o la fascitis.
Y no es que, quién escribe este texto sea médico, simplemente me remito al manifiesto de conclusiones del Seminario Médico de la FIFA realizado en julio de 2022, antes de la Copa Mundial en ese país, que trató diferentes temas relacionados al protocolo de urgencias requeridas antes, durante y después de los campeonatos de alto rendimiento.
Esto a raíz de la modificación de fechas en el calendario anual de las confederaciones de fútbol. Mover el Mundial de mitad de año a final de gestión anual y las implicaciones que el caso requería a nivel de normativas de preparación.
Por tal razón y basándose entre otros documentos oficiales la FIFPPRO (Federación Internacional de Futbolistas Profesionales) ha amenazado con acciones legales contra la FIFA por el nuevo formato del Mundial de Clubes que se jugará en 2025.
FIFPRO y World Leagues han amenazado con acciones legales si la FIFA no cambia las fechas del nuevo torneo maratónico. FIFPRO las ligas europeas han presentado un reclamo formal ante la Comisión Europea y el COI por el abuso de posición dominante de la FIFA.
FIFPPRO ha demandado a la FIFA por establecer unilateralmente el calendario internacional de partidos y por la Copa Mundial de Clubes
Con estos datos que son solamente preliminares, pues hay toda una ciencia médica que los avala, ¿podemos permitir que se jueguen partidos cada 48 horas en la División Profesional del Fútbol Boliviano?
Es irracional, una locura inviable que, sin embargo, los dirigentes de la Federación Boliviana de Fútbol la volvieron viable. Se jugará cada 48 horas. ¿Alguien lo duda?
La clasificación de Bolivia a una Copa Mundial sería extraordinaria, pero no a raíz de una mala organización y la pérdida total del control de un torneo que extravió el norte en algo fundamental que es la administración del factor tiempo.
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