29 de marzo (Infobae).- El suicidio de Kent Taylor, el fundador y director ejecutivo de la cadena de restaurantes Texas Roadhouse, ha enfocado la atención hacia un posible vínculo entre la COVID-19 y el tinnitus, el término médico para un constante zumbido en los oídos.
Taylor padeció una variedad de síntomas tras su enfermedad, incluyendo un tinnitus grave, dijeron sus familiares mediante un comunicado y agregaron que el sufrimiento se había vuelto “insoportable”.
Aún no se sabe si el tinnitus está vinculado o no a la COVID-19 (y si es así, con qué frecuencia ocurre). Ni la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) de Estados Unidos describen el tinnitus como un síntoma, aunque los problemas auditivos son comunes en otras infecciones virales.
No obstante, el tinnitus está en la lista de síntomas de la COVID prolongada publicada por el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, junto con la fatiga, la dificultad para respirar, los mareos y otros. Además, algunos informes de casos recientes y estudios han indicado que hay un posible vínculo.
Un estudio publicado el lunes en el Journal of International Audiology que observó casi sesenta informes de casos y estudios descubrió que el 15 por ciento de los adultos con COVID-19 reportaron síntomas de tinnitus. Los autores creen que las personas entrevistadas describían ya sea un nuevo padecimiento o uno que empeoraba, aunque están dando seguimiento al estudio con los casi sesenta investigadores para estar seguros de cómo se redactaron las encuestas.
“En las veinticuatro horas posteriores a la publicación, hemos recibido alrededor de cien correos electrónicos”, dijo Kevin Munro, un profesor de Audiología en la Universidad de Mánchester y coautor del estudio. “Casi todos eran de personas que decían: ‘Me dio tanto gusto leer sobre esto, porque mi médico pensó que estaba loco cuando mencioné tinnitus y ahora sé que no soy el único’”.
También existe evidencia de que la COVID-19 puede agravar los síntomas de las personas que tenían tinnitus antes de contraer el virus. Un estudio publicado a finales del año pasado en la revista Frontiers in Public Health encuestó a 3100 personas con tinnitus y descubrió que el 40 por ciento de los 237 participantes que habían contraído COVID-19 reportaron que sus síntomas se “exacerbaron de manera significativa” después de la infección.
“Hay muchos virus que tienen un impacto en los oídos, incluidos los que provocan el sarampión, las paperas y la rubéola”, dijo Eldré Beukes, la audióloga de la Universidad Anglia Ruskin en Inglaterra que encabezó el estudio. “También podría ser que el medicamento usado para combatir la COVID-19 esté empeorando el tinnitus. Además, hay un vínculo bien conocido entre el tinnitus y el estrés”.
El estudio citó una variedad de factores que han aumentado el estrés para casi todas las personas durante la pandemia, incluyendo el miedo a contagiarse del coronavirus y las reglas de distanciamiento social que han incrementado el aislamiento y la soledad.
La educación en casa también ha elevado los niveles de estrés, así como el mayor consumo de café y alcohol, agregó Beukes.
La COVID-19 ha complicado la vida de las personas que sufren tinnitus incluso si no han contraído el virus, dijo Kim Weller, una especialista en tecnologías de la información que vive en Houston y es parte de un grupo de apoyo para personas con tinnitus con sede en esa ciudad.
“Hay un caballero en Ohio con quien intercambio mensajes de texto y hablo por teléfono y yo lo describiría como que su fortaleza se ha agotado”, dijo ella. “No está trabajando, tiene problemas para dormir, vive solo. Su situación en definitiva es peor debido a la COVID-19, porque está muy aislado”.
La razón exacta por la que el tinnitus afecta a ciertas personas es un misterio. Hay cerca de 200 causas de la enfermedad, incluyendo exposición a ruidos fuertes, estrés, pérdida de la audición y perforación del tímpano. Actualmente, no hay cura. Los pacientes a menudo son tratados con terapia cognitiva conductual (en esencia, una terapia oral diseñada para reconfigurar los pensamientos y comportamientos) o se les asesora sobre cómo habituarse a la enfermedad.
Los CDC descubrieron en una encuesta de 2011-2012 (los datos más recientes disponibles) que el 15 por ciento de los participantes dijeron que habían sufrido algún tipo de tinnitus. De entre ellos, el 26 por ciento dijo que fue un zumbido constante o casi constante y el 30 por ciento describió el padecimiento como un problema “moderado” o “muy grande” en su vida.
Un muy pequeño grupo de personas (siete) en el estudio de Beukes reportó que la COVID-19 le causó tinnitus por primera vez. Poco más de la mitad de las personas con tinnitus dijeron que la enfermedad no había alterado sus síntomas.
Curiosamente, el seis por ciento dijo que le molestaba menos el tinnitus después de contraer la enfermedad. Beukes especula que, para esas personas, una enfermedad que pone en riesgo la vida tuvo el efecto de replantear el ruido en su cabeza.
“Contraer la COVID significó que en algunos casos lucharon por sobrevivir y eso los dejó con una perspectiva muy diferente”, dijo.
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