Lo que ocurre en Chile, Perú y recientemente en Argentina, donde la inversión en proyectos mineros ha repuntado, puede replicarse en Bolivia, y con efectos muy positivos para el desarrollo económico del país. Los tres países tienen una enorme coincidencia, el potencial que tiene la Cordillera de los Andes, el problema es que en Bolivia no existen las condiciones para atraer inversiones y porque la seguridad jurídica cuando menos no es sólida.
“Chile es una potencia de la minería. Argentina está empezando a ser. Perú también se beneficia de la Cordillera de los Andes, al igual que el Ecuador, Colombia. Lo mismo ocurre con el occidente de Norteamérica México, Estados Unidos y las montañas de Canadá. Todo eso implica una zona con gran potencial minero y Bolivia es parte de ello. Pero Bolivia está atrasada por nuestra inestabilidad política, por la falta de estado de derecho, de inseguridad jurídica”, opina Jaime Villalobos, géologo y exministro de Minería de Bolivia.
En el caso de Chile, la minería es fundamental para su economía. La Sociedad Nacional de Minería (Sonami) del vecino país informó que las exportaciones mineras del país trasandino para el 2022 alcanzaron el valor de 60.200 millones de dólares, dato que es inferior a los 62 mil millones del 2021.
¿Qué ocurre en el caso boliviano? El Ministerio de Minería y Metalurgia de Bolivia informó que las exportaciones 2022 de este sector de la economía tuvieron un mejor comportamiento que el 2021. Informó que el valor llegó a los 6.358 millones de dólares, mientras que hace dos años había alcanzado la suma de 5.397,4 millones. Si se hace una relación de los datos correspondientes al 2022, se llega a la conclusión de que Chile exporta 10 veces más que Bolivia en el sector de la minería.
Sin embargo, la tendencia de este 2023 parece ser a la baja, porque un informe del Instituto Boliviano de Comercio Exterior muestra una declinación en las exportaciones de Potosí, uno de los principales productores mineros del país. En la gestión 2022, Potosí reportó un récord histórico en su comercio exterior por la venta de mineral, en ese año registró un valor exportado de 2.818 millones de dólares tras la venta de principalmente zinc, Plata y Plomo, pero tras la comparación hasta agosto de 2023, exportó solo 1.586 millones de dólares.
En ese contexto, Villalobos lamenta que Bolivia cuenta con yacimientos gigantes de diferentes minerales y que no sean explotadas. Incluso en el caso del departamento de Potosí, que ha sido explotado desde principios de la Colonia, aún tiene potencial para una minería organizada, formal y amigable, pero lo que ocurre ahora es una “explotación canibalizada”.
“Tenemos yacimientos, pero no están siendo desarrollados ni explotados en forma racional. Nos estamos convirtiendo en una especie de área cerrada. Mientras se están invirtiendo en Chile, en Argentina, en Perú, en Bolivia no vienen inversiones. Y nuestro país no tiene la capacidad de ahorro como para invertir en proyectos grandes”, lamentó Villalobos.
Actualmente, el departamento de Potosí es donde se desarrollan los principales proyectos de la minería empresarial, como San Cristóbal o Sinchi Waira, pero también allí actuan los cooperativistas mineros.
Dijo que la legislación boliviana no ofrece seguridad jurídica y que los últimos hechos ocurridos en el sector evidencian “la falta de estado de derecho, donde no respetan los derechos”.
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