La Paz, 21 de marzo (Urgentebo).- Bolivia ascendió una posición en el ranking internacional de desarrollo humano entre 2014 y 2015, informa el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). En el nuevo ranking, publicado en el Informe Mundial sobre Desarrollo Humano 2016 Desarrollo humano para todos presentado este martes en Suecia, Bolivia ocupa el puesto 118 en una lista que incluye a 188 países, y con este puesto figura en el grupo de países que cuentan con un desarrollo humano medio, debido principalmente por el aumento en el ingreso nacional per cápita.
La composición del Índice de Desarrollo Humano (IDH) integra tres dimensiones básicas del desarrollo humano: la esperanza de vida a nacer, que refleja la habilidad de llevar una vida larga y saludable; los años promedio de estudio, que reflejan la capacidad para adquirir conocimiento y finalmente, el ingreso nacional per cápita, que refleja la posibilidad de acceder a un estándar de vida digno, según el informe de la oficina de prensa de las Naciones Unidas, .
El valor del IDH para Bolivia es de 0,674. El IDH toma valores entre cero y uno. Cuanto más cercano a uno sea este valor, más desarrollado es el país. Respecto a América Latina, Bolivia ocupa una posición superior solamente a la de Nicaragua, Guatemala y Honduras, ubicados en los puestos 124,125 y 130 respectivamente. Chile se encuentra liderando la región en el puesto 38, seguido de Argentina, en el puesto 45.
Entre 2005 y 2015 el valor del IDH para Bolivia ha incrementado de 0,625 a 0,674, un crecimiento del 7,8% aproximadamente. La esperanza de vida al nacer en Bolivia durante la última década (2005-2015) incrementó de 63,5 a 68,7 años. Por otro lado, los años promedio de escolarización, que en 2005 eran de 7,0 subieron a 8,2 en 2015. Finalmente, el ingreso nacional per cápita de Bolivia aumento de 4.549 PPA$ (paridad de poder adquisitivo) el año 2005 a 6.155 PPA$ el año 2015, manteniendo una tendencia al crecimiento.
El 2015 el Informe Mundial de Desarrollo Humano también presenta una mirada de equidad de género a partir del índice de Desarrollo de Género (IDG). El mismo desagrega el IDH en base al sexo de la población y refleja las inequidades de género en el logro de las tres dimensiones básicas del IDH. El valor del mismo para Bolivia es de 0,934, que quiere decir que el desarrollo humano de las mujeres es 6,6% menor en promedio al de sus contrapartes masculinos.
En cuanto a su contenido global, el Informe de Desarrollo Humano 2016 brinda una mirada retrospectiva a los logros alcanzados alrededor del mundo durante los últimos 25 años. Cada vez son más las personas que han salido de la extrema pobreza y menos las personas viviendo en condiciones de desnutrición, lo que se refleja en una disminución del numero de países en la categoría de bajo desarrollo, de 63 a 40.
Sin embargo, el desarrollo humano, según afirma Selim Jahan, coordinador y autor principal del Informe Mundial de Desarrollo Humano 2016 “…no puede ser para algunos, ni siquiera para la mayoría, sino para todos”. En 2015 los líderes de todo el mundo se comprometieron con la Agenda 2030 —Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)— que refleja la aspiración universal de no dejar a nadie atrás. Por ello, este informe de Desarrollo Humano se guía por la premisa de “Desarrollo humano para todos” y pretende entender quiénes se han quedado atrás y por qué razones.
Entre las personas que se han quedado atrás o corren el riesgo de hacerlo se encuentran los pobres, los grupos marginados y vulnerables, las minorías étnicas, indígenas, refugiados y migrantes que han sido excluidos por discriminación, normas sociales intolerantes y prejuicios. El Informe también hace un énfasis importante en la barrera de género que niega a muchas mujeres la oportunidad de empoderarse y alcanzar su máximo potencial.
En este sentido, el documento propone la desagregación de los datos para un análisis más profundo, para no solo identificar a quienes se han quedado atrás, sino para asegurar que el desarrollo llegue a todos. Las mediciones del desarrollo humano deben complementarse con otras mediciones del bienestar a fin de lograr un mejor conocimiento de los excluidos. Entre estas mediciones se propone el índice de pobreza multidimensional, que aborda las dimensiones no monetarias de la pobreza, lo que implica una medida integral del bienestar más allá de los ingresos.
Finalmente, el Informe sugiere que para alcanzar a las personas que se han quedado atrás se precisan políticas y estrategias tanto a nivel nacional como internacional, por lo que propone cuatro ejes de acción: primero, llegar a los excluidos mediante políticas universales; segundo, aplicar medidas para grupos con necesidades especiales; tercero, construir un desarrollo humano resiliente y finalmente, empoderar a los excluidos.