Tegucigalpa, 12 de junio (Xinhua).- Vivir y ejercer su profesión en China durante cinco años fue un parteaguas en la vida de la joven odontóloga hondureña Paola Raquel Palacios, quien nunca imaginó crecer de manera personal y profesional de la mano de especialistas chinos, con quienes pudo entablar sólidas amistades y conocer de cerca la milenaria cultura china.
"Haber estado en China estos cinco años significó mucha alegría, pude conocer mucho de China y me cambió la vida tanto a nivel personal como profesional. Adquirir muchos conocimientos, muchas amistades fue muy gratificante en mi vida", dijo a Xinhua la dentista, de 33 años.
En un principio, Paola pensó que todo era una broma pues vio un anuncio en Facebook que solicitaba odontólogas hondureñas para laborar en China, algo poco común en el país centroamericano.
Sin embargo, la profesionista que recién había terminado su carrera, en 2017, no dudó en "aplicar sin miedo" para conseguir esa oportunidad de empleo en un país que sólo conocía por internet y en el que se tendría que enfrentar a uno de los retos más fuertes de su vida, el idioma chino.
En un primer momento, Paola tuvo una entrevista a distancia con un colega hondureño que ya llevaba varios años viviendo en China y había recomendado a su jefe chino llevar al país oriental a más connacionales expertos en el cuidado dental.
Tiempo después, los especialistas invitaron a Palacios a conocer un hospital dental en Beijing por dos semanas, sitio que más tarde se convertiría en su segundo hogar pues aceptó la propuesta con gran entusiasmo y valentía.
"Cuando llegué sí fue difícil, empezando por el clima. Acá (en Honduras) no tenemos cuatro estaciones (al año) y, en Beijing, sí existen las cuatro estaciones, es un clima seco, lo cual sí fue fuerte para mí porque no estaba acostumbrada. Y el otro reto fue el idioma, por supuesto", recordó.
La comunicación en su trabajo y en su vida diaria fue compleja pues Paola no hablaba mandarín, sin embargo, tuvo acceso a una amable traductora china que le enseñaría a realizar algunos trámites básicos en China y a pronunciar algunas palabras en mandarín que le servirían para acercarse poco a poco a sus colegas y a sus pacientes.
Durante los primeros seis meses trabajó como asistente en el hospital realizando procedimientos sencillos, sin embargo, una especialista china que hablaba un poco de inglés, igual que Paola, fue instruyéndola hasta aprender nuevas tecnologías.
Para poder continuar creciendo profesionalmente, la doctora centroamericana dedicaba sus tardes a capacitarse dentro del mismo nosocomio, tras concluir su horario laboral, y así poder conocer y dominar algunas técnicas innovadoras que ya se aplicaban en China.
"Al inicio, tuve algunos problemas con pacientes por esta cuestión de la comunicación, lo cual también me hizo empezar a aprender pequeñas cosas en chino que yo pudiera decir a mis pacientes como: abra la boca, por favor y enjuáguese", mencionó.
Paola se interesó también en conocer la forma en la que se tenía que tratar a los pacientes mayores pues ella estaba decidida a mostrarles respeto y cariño, lo que pudo conseguir llamándolos "tío y tía".
Los tratamientos de los clientes chinos eran recurrentes pues podrían tardar hasta un año en concluir, tiempo en el que la odontóloga fue tejiendo lazos de amistad con ellos siendo amable y meticulosa en su trabajo.
"Durante el Año Nuevo Chino siempre llegaban pacientes con regalos o invitándome, incluso, a pasar la semana de festejos en sus casas y, sí eran de otro pueblo, me decían 'Ven, te invitamos. Tú estás sola aquí y este es un tiempo para pasar en familia'", relató con una sonrisa en su rostro.
Había ocasiones en que, al terminar los tratamientos, los pacientes la invitaban a cenar en agradecimiento, lo que mostraba que habían quedado felices y satisfechos con el servicio.
Otros más le escribían cartas, mandaban banderines y obsequios como reconocimiento a su labor, al tiempo que la recomendaban con sus conocidos para curar sus padecimientos.
En 2022, Paola tuvo que regresar a su país de origen por cuestiones familiares, sin embargo, luego de enterarse del reciente establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Honduras, el 26 de marzo pasado, la profesionista recuperó las ilusiones de poder regresar a compartir con sus amigos chinos y convertirse en enviada a promover el entendimiento mutuo entre las dos naciones.
"Cuando yo me regresé el año pasado, yo seguí teniendo contacto con mis amistades en WeChat. Ahora sigo noticias de todos los canales chinos, entonces, siempre tengo ese contacto con China, es parte de mí", expresó.
La dentista se mostró emocionada por la reciente inauguración de la Embajada de China en Honduras pues tiene pensado hacer todas las diligencias para regresar y aprender el mandarín, conocer al detalle sus tradiciones y llevar a su familia a descubrir las oportunidades que ofrece China.
"Espero contarles más sobre China a más hondureños y, también, espero presentar mi país a los chinos de manera más completa y verdadera. Espero que la gente de los dos países pueda tener más intercambios y poder convertirme en una enviada para promover el entendimiento mutuo entre China y Honduras", concluyó.
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