Enero 19, 2025 -H-

Copacabana entre espiritualidad, magia y descuido


Domingo 19 de Enero de 2025, 6:45am






-

Copacabana, ubicada en la provincia Manco Kápac del departamento de La Paz, es un destino emblemático de Bolivia conocido por su riqueza cultural, espiritualidad y por ser la mejor ventana al majestuoso lago Titicaca. Este lugar, donde la historia, las tradiciones y la belleza natural se entrelazan, atrae a miles de visitantes que buscan experiencias únicas. Sin embargo, bajo esta atmósfera mágica, persisten problemas que reflejan tanto el descuido como los retos para su desarrollo.

A pesar de su creciente flujo turístico, llegar a Copacabana implica atravesar un camino con dificultades si se utiliza transporte público. Los buses y minibuses que parten desde un sector cercano al Cementerio General de La Paz suelen operar sin control alguno, en condiciones poco adecuadas para los pasajeros.

El viaje, que dura aproximadamente tres horas y media hasta el estrecho de Tiquina, se realiza en vehículos algo incómodos, antihigiénicos y a veces sobrecargados, donde no faltan personas que van con animales domésticos o alimentos que saturan los espacios. Las protestas de los pasajeros suelen quedar en la resignación ante un servicio que no ofrece opciones mejores.

El cruce del estrecho de Tiquina, aunque emocionante por el entorno del lago Titicaca, pone en evidencia otra problemática: la falta de seguridad. Las lanchas, precarias y envejecidas, no cuentan con chalecos salvavidas ni cumplen con medidas mínimas de prevención, y la ausencia de supervisión por parte de efectivos de la Fuerza Naval de Bolivia, incrementa los riesgos. Una vez al otro lado, el trayecto hacia Copacabana es más corto, afortunadamente.

A pesar de estas dificultades, al acercarse a Copacabana los visitantes sienten una emoción particular cuando se divisan el Santuario, el Calvario y -por supuesto- el lago. El pueblo, con su Basílica de la Virgen Morena como núcleo, se convierte en un espacio de espiritualidad y recogimiento. Esta iglesia, diseñada y construida entre 1602 y 1619 bajo la supervisión del arquitecto Francisco Jiménez de Sigüenza, es el hogar de la venerada Virgen de Copacabana, tallada en 1580 por el artista indígena Francisco Tito Yupanqui. En su interior, también es posible visitar la Capilla de las Advocaciones, que alberga imágenes como la Virgen de Urkupiña o la del Socavón. A un lado del templo, la Capilla de las Velas recibe a cientos de fieles que encienden cerillos como símbolo de personas queridas o peticiones personales, creando un ambiente único de devoción.

Aparte de la maravillosa espiritualidad, Copacabana ofrece un entorno natural hermoso, con paisajes que se extienden por las orillas del lago Titicaca. Sin embargo, el descuido ambiental en el área se vuelve cada vez más evidente. Las calles, la plaza principal y especialmente la playa están saturadas de desechos sólidos debido a la falta de contenedores y a una gestión deficiente de los residuos. Esta situación que provoca -además- un olor nauseabundo, representa un problema estético con serias implicaciones para el ecosistema del lago, donde especies como los ispis están desapareciendo a causa de la contaminación.

El auge del turismo, que podría ser una oportunidad para generar recursos y fomentar un desarrollo sostenible, a menudo se ve empañado por la falta de regulación y planificación. Hay algunos hospedajes y restaurantes, que no cumplen con estándares básicos de calidad y los precios aumentan desmedidamente durante temporadas altas, como Semana Santa. Es común que las tarifas suban entre un 30% y un 100%, priorizando la cantidad de visitantes sobre la calidad de los servicios ofrecidos.

Una de las infraestructuras que podría haber mejorado esta realidad es el aeropuerto Tito Yupanqui, ubicado a solo cinco kilómetros de la plaza central. Esta terminal, inaugurada en 2018, fue concebida para impulsar el turismo, pero hasta la fecha no opera vuelos regulares, lo que ha generado una sensación de frustración entre los habitantes y limitado el acceso a los viajeros. El aeropuerto se ha convertido en un “elefante blanco”, símbolo de grandes inversiones -como otras del gobierno del MAS- que no cumplen con las expectativas ni las necesidades de la población.

El descuido en la gestión del turismo y la infraestructura también se refleja en el deterioro de la confianza de los visitantes. El robo de las joyas de la Virgen de Copacabana, ocurrido en 2013, marcó un episodio que no solo puso en duda la seguridad del Santuario, sino que también afectó la imagen del pueblo como destino turístico. Aunque se investigaron múltiples sospechosos, incluido personal del Santuario y dueños de hospedajes cercanos, las joyas, valoradas en 300.000 dólares, no fueron recuperadas, dejando un vacío en la memoria cultural de este lugar.

A pesar de las problemáticas mencionadas anteriormente, Copacabana sigue siendo un destino único en Bolivia. La espiritualidad que se vive en su Basílica, la belleza del lago Titicaca y la posibilidad de conectar con la historia y la naturaleza hacen que los visitantes regresen, incluso enfrentando incomodidades y contratiempos.

El futuro de Copacabana dependerá de la implementación de políticas que promuevan el turismo sostenible, mejoren la calidad de los servicios y protejan el entorno natural. La educación ambiental, la regulación en los precios y la mejora en las condiciones del transporte y la infraestructura son fundamentales para garantizar que este lugar conserve su magia y se desarrolle de manera responsable.

En el marco del Bicentenario de Bolivia, que se celebra este año, resulta imprescindible que el gobierno asuma un compromiso firme para priorizar estas mejoras en Copacabana, considerando que este destino no sólo es un emblema nacional, sino también un referente en el mundo que muestra la riqueza cultural y natural del país.

///

.