El uso de las tarjetas creció en Bolivia y cambió el concepto de servicio financiero, pues miles de personas optan por realizar sus transacciones en los cajeros automáticos o mediante los dispositivos POS, gracias a las tarjetas de débito o crédito. Unos por el ahorro de tiempo y otros por reducir el uso del efectivo por cuestiones de seguridad.
El informe de la Asociación de Bancos de Bolivia (ASOBAN) sobre la utilización de tarjetas electrónicas de enero a mayo de 2022 reafirma la tendencia que en los últimos años se ha consolidado: el incremento en el uso de las tarjetas, algo que se disparó con la pandemia. Veamos las cifras:
Entre enero y mayo del 2021 se realizaron 26 millones de transacciones financieras con el uso de las tarjetas, ya sean de débito o de crédito. Sin embargo, aquella cifra incrementó en31% en similar periodo del 2022, porque se realizaron 33,9 millones de transacciones, casi 34 millones.
En términos monetarios, también hubo un incremento, la comparación muestra que hubo un aumento del 21%. ¿Qué significa aquello? Que en el periodo enero – mayo de 2021, las transacciones con tarjetas movilizaron 824 millones de dólares, mientras que en el 2022 se alcanzó la suma de 993 millones de dólares.
Ahora bien, aquellos datos son el reflejo de una tendencia ascendente en las transacciones por tarjetas electrónicas. Un ejemplo basado en el informe de Asoban muestra que el 2017, hace cinco años, se tuvo un total de 27,5 millones de transacciones mediante esta modalidad, mientras que el 2021 se totalizaron 68,3 millones de operaciones.
Mientras que el 2017, dichas transacciones movilizaron 1,5 millones de dólares, el 2021 se alcanzó la suma de 2,17 millones de dólares.
Una de las razones de este incremento es que las entidades financieras bolivianas desplegaron esfuerzos para facilitar el acceso a los cajeros automáticos y para que las operaciones con las tarjetas sean más seguras.
El otro factor importante es que la funcionalidad de las tarjetas se ha multiplicado.
Por otro lado, anteriormente, las tarjetas electrónicas contenían en la banda magnética toda la información necesaria para realizar operaciones y eran frecuentes los casos de clonación por parte de los delincuentes u organizaciones criminales, que ocultaban dispositivos en las partes exteriores de los cajeros automáticos para copiar la información y por medio de ella disponer de los saldos de las cuentas asociadas a las tarjetas electrónicas clonadas.
Entonces, como una medida para frenar este delito las principales marcas de tarjetas electrónicas Eurocard, Mastercard y Visa, unieron esfuerzos e impulsaron el desarrollo de una nueva tecnología con mayores estándares de seguridad, llamada EMV, y cuya información se encuentra en un chip, mejorando la seguridad de la misma.
En el caso de Bolivia, por normativa de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero - ASFI, todas las tarjetas emitidas en territorio nacional cuentan con la tecnología EMV, lo cual redujo considerablemente los casos de fraudes por clonación de tarjetas, aunque este riesgo sigue latente para tarjetas extranjeras o foráneas que únicamente cuentan con banda magnética.
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