Si no fuese por los torneos internacionales como: la Champions, la Europa League, la Premiere, la Liga Española, la Bundesliga, la Liga 1 de Italia y muchos partidos de las ligas sudamericanas, realmente estaría perdido en la actualidad del fútbol; y es que en mi país no hay un torneo oficial que distraiga mi atención y apueste mi interés, pues quiero ver lo mío. Soy un aficionado al balompié, pero sobre todo al que se juega en Bolivia.
Con sus pocas virtudes, con sus innumerables defectos, con las ganas locas que tenemos por analizar lo que está mal y lo mínimo que se hace bien, nuestro torneo entre luces y sombras, nos hace falta, eso es indudable.
Bueno, pero finalmente definieron y la temporada del fútbol en Bolivia arrancará a fin de mes y principios de abril. Al menos ya tenemos idea que se jugarán 2 torneos, uno todos contra todos y otro, corto y por series. Ya se conoce cuáles serán las empresas que tendrán el derecho de transmisión de los torneos de la División Profesional, además de los montos que percibirán los clubes; mismos que coadyuvarán a su planificación deportiva y su manera de subsistencia económica. Detalles que determinarán cuáles serán los pormenores que harán que los equipos puedan sobrevivir a la crisis financiera o definitivamente tiendan a desaparecer. De momento y en este proceso ralentizado de negociaciones por un lado y de fallos judiciales por el otro; de demandas interminables y líos que no encuentran solución, todo esto se ha vuelto un laberinto complicado, donde poco a poco parece encontrar una salida.
En Bolivia se vive día a día con el parámetro de “la ley del más vivo”, o como diría el escritor boliviano Víctor Hugo Viscarra usando frases callejeras: “Quién mama a quién”. Si tenemos que referirnos a temas jurídicos, entonces aplicaremos un dicho conocido: “Quién hace mejor chicana”. Lo cierto es que tanto contubernio tenemos por parte de quienes manejan el fútbol boliviano, que lo único cierto con que contamos en la mente, es que todo es incierto. Un juego entre raposos y jumentos.
En la cultura popular se dice que alguien “es un zorro”, (“un raposo”), para decir que es muy inteligente“, contrariamente a otro que es un jumento.
Entonces, aquí se genera otra pregunta: ¿qué de aquellos que manejan y son responsables para que un país pueda tener y vivir fútbol, como lo hace todo el mundo?
En una semana más se reanudan las clasificatorias a la Copa del Mundo; la eliminatoria para nosotros vuelve a despertar la inquietud del aficionado nacional y ver qué se puede esperar de nuestra Selección frente a Perú en Lima y con Uruguay en El Alto.
El cuadro boliviano llegará con poco ritmo de competencia, pues en el país no hay torneo oficial. La verdad, no sabemos si el campeonato amistoso, organizado por la Federación Boliviana de Fútbol será el parámetro para determinar en qué medida una parte de los jugadores estarán o no listos y a la altura del nivel que exige el torneo internacional de selecciones.
La otra parte de los jugadores convocados por Oscar Villegas son “legionarios” y van llegando de manera gradual a la concentración y tomando en cuenta que algunos se irán directamente a Lima antes del partido. Entonces vuelve la pregunta de siempre: ¿Cómo nos irá en estos encuentros? Nadie se atreve a contestar y menos a hacer un vaticinio de resultados.
En la cultura occidental, el zorro es considerado un animal muy astuto y es definido como tal; como lo entiendo yo, el “hombre zorro”, es astuto y listo pero taimado e interesado, obrando sólo según sus intereses. Para él, el fin casi que justifica los medios. Creo que también el calificativo se aplica a personas inteligentes y perspicaces, pero llevando por lo general a una connotación negativa y muy pocas veces positiva.
Entonces surge una nueva pregunta: ¿Quiénes en el fútbol boliviano son raposos y quiénes jumentos?... Que difícil de responder.
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