El bonito discurso del litio contrasta con su dura realidad
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Los inmigrantes procedían mayoritariamente del África subsahariana y fueron lanzados al mar por las mafias libias en 15 precarias balsas de goma y una barca de madera a una muerte casi segura en las aguas del Mediterráneo.
Lunes 29 de Agosto de 2016, 5:45pm
Madrid, 29 de agosto (La Información).- "Tiene 5 días. Es uno de los rescatados hoy por el # DignityI junto a su hermano gemelo y su mamá en el #Mediterráneo!". El tuit de Médicos Sin Fronteras (MSF ) estremece. Y la foto que lo acompaña, de un bebé recién nacido, con los ojos abiertos como platos como queriendo mirar para entender qué es lo que pasa, pero a la vez siendo la viva imagen de la fragilidad, tapado con una manta de colores debajo de la que se adivina una manita diminuta... Es realmente brutal, dura, trágica y tierna a la vez. Real como la vida misma.
Y es que si este domingo informábamos de que 720 personas habían sido rescatadas de las aguas del Mediterráneo central, entre Libia y las costas italianas, por las ONGs ProActiva Open Arms y Médicos Sin Fronteras (MSF) con la ayuda de la Armada Española y su fragata Reina Sofia, este lunes la cifra ha aumentado a 3.000 personas, entre ellas muchos menores, y los dos citados gemelos recién nacidos, cinco días, y su madre.
Los inmigrantes procedían mayoritariamente del África subsahariana y fueron lanzados al mar por las mafias libias en 15 precarias balsas de goma y una barca de madera a una muerte casi segura en las aguas del Mediterráneo.
"Una l
cura hoy", informaba en twitter la ONG ProActiva Open Arms, "más de 3.000 personas rescatadas en el Mediterráneo". En fin, una tragedia que no cesa. Y es que desde que comenzó el año se calcula que cerca de 300.000 personas han llegado a las costas europeas por la vía del Mediterráneo, en cuyas aguas han perecido ahogadas 3.150 personas.Muchas de ellas, a las que las mafias, principalmente libias, les cobran entre 400 y 600 dólares por una barca muy precaria, en la que viajan hacia ninguna parte, hacinadas y equipadas la mayoría de las veces con chalecos salvavidas falsos (rellenos de espuma de embalaje), sin saber siquiera nadar y desesperadas por llegar a Europa huyendo del hambre y la guerra que asola vastas extensiones del continente negro.
Una auténtica tragedia que sucede, todos lo días, principalmente en verano, cuando las condiciones meteorológicas son mejores para la travesía hacia ninguna parte, delante de nuestros ojos.
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