Caracas, 18 de mayo (La Información).- “Mi nombre es Patricia Tagliaferri, número de identidad 15665341. Estoy haciendo este vídeo porque quisiera que todo el mundo se enterara de lo que el venezolano vive todos los días”.

Así comienza un vídeo de tres minutos de una funcionaria venezolana, madre de un niño de dos años que “no tiene pañales ni leche” y que es el único que puede comer pollo de la familia. Patricia colgó este vídeo en su canal de youtube y en pocos días se acerca a las 30.000 reproducciones.

 “Mi hijo se merece un futuro mejor”, dice entre lágrimas. “Vivimos en una constante zozobra, en una constante pelea para conseguir tres laticas de comida”.

Venezuela atraviesa en la peor crisis de los últimos años. Los rumores de golpe de Estado son cada vez más frecuentes. El presidente Maduro ha decretado el Estado de Excepción, que ha sido rechazado por el Congreso venezolano, en manos de la oposición.

A este

caos político se sobrepone otro económico y social. “Tres hombres armados robaron ayer a el vehículo a mi marido. No les importó que nuestro hijo estuviera dentro, y tuvimos que rogar para que no nos mataran”, relata Patricia en su desesperado testimonio publicado en su canal de youtube y en su página de facebook, del que ya se han hecho eco varios medios latinoamericanos.

Se trataba del único bien que podían vender para conseguir un poco de dinero que les permitieran salir del país. Ahora ya ni eso les queda.

La violencia también ha golpeado a otros miembros de su familia. Una tía recibió una sangrienta paliza por reclamar el arreglo mal hecho de un hornito. A otra le ocurrió lo mismo por recriminar a unas personas que habían adelantado tramposamente su turno en una cola. “¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo vamos a tener que vivir así?”, se lamenta.

A pesar de todo, Patricia Tagliaferri da gracias a Dios por tener familiares en el extranjero que pueden ayudarle algo, pero pide ayuda para difundir su mensaje, porque “no todo el mundo tiene esa bendición”. E insiste derramando las pocas lágrimas que le quedan: “¡Compartan este vídeo, ya no aguanto más!”.