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EEUU, entre Hillary y Trump

Trump, un advenedizo de la política por el que muy pocos apostaban hace un año cuando lanzó su precandidatura, ha arremetido como un elefante en una cristalería, pulverizando los pronósticos y contra la opinión de notables del Partido Republicano, como los ex presidentes George Bush, padre e hijo.


Jueves 28 de Julio de 2016, 9:45am






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Alrededor de 200 millones de estadounidenses están convocados a elegir a su próximo presidente entre el magnate Donald Trump y la ex secretaria de Estado, Hillary Clinton, en las elecciones del 8 de noviembre y es probable que definan al triunfador los que nunca han votado.

Trump, un advenedizo de la política por el que muy pocos apostaban hace un año cuando lanzó su precandidatura, ha arremetido como un elefante en una cristalería, pulverizando los pronósticos y contra la opinión de notables del Partido Republicano, como los ex presidentes George Bush, padre e hijo.

Clinton, que de lejos aventaja a su rival en experiencia política y el manejo de la cosa pública, está por ahora adelante en las encuestas y confía en que el elector estadounidense se inclinará a última hora por aquello de que “más vale lo viejo conocido que lo nuevo por conocer”. Además cree tener cautivo el voto hispano, dada la xenofobia de su rival.

Trump, imitando a demagogos latinoamericanos de triste recordación, está ofreciendo el oro y el moro y su principal predicamento es hacer de Estados Unidos una potencia poderosa, económica, social, política y militarmente. Lo que más encandila a los votantes es que promete acabar con el terrorismo islámico. Una promesa harto atractiva a la luz de los horrorosos atentados en Francia, Bélgica, Alemania, etc.

También promete acabar con la inmigración de musulmanes y de impedir la entrada a Estados Unidos a naturales de países que hacen poco o nada para combatir el terrorismo. Insiste en que construirá un muro de más de 3.000 kilómetros en la frontera con México para frenar la inmigración ilegal y que deportará a millones de indocumentados.

Obviamente se acarrea el voto en contra de los latinos. Estados Unidos tiene 241 millones de personas en edad de votar. De estos están, registrados para hacerlo 194 millones. En las elecciones del 2012 Barack Omaba recibió casi 66 millones de sufragios, contra 61 millones de su rival republicano Mitt Rommey. Más de 64 millones no fueron a votar.

Según el Pew Research Center en Estados Unidos hay alrededor de 55 millones de hispanos, de los cuales están registrados para votar 25 millones. El 2012 el 62% de los latinos votaron por los demócratas y solo un 36% por los republicanos. Tradicionalmente el voto latino es constante para los demócratas.

Los mexicanos a los que Trump ha llamado violadores, drogadictos, traficantes, constituyen el 63% de los 55 millones de hispanos, pero en su gran mayoría se abstienen de votar o no están inscritos en los registros. ¿Se entusiasmarán ahora para darse el gusto de derrotar al que ha insultado tan gravemente su gentilicio?

Trump, que también propone liquidar el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá, ha reculado a veces para declarar su “amor a los hispanos”, pero en el discurso de cierre de la convención republicana, repitió promesas que suenan atractivas para esos 64 millones de electores del país profundo que tradicionalmente no salen a votar y que, de hacerlo, podrían dar la gran sorpresa.

Y es que muchas de las promesas de Trump son cosas que alguna vez ha pensado el norteamericano medio, pero que no lo expresa de viva voz por no ser políticamente correcto, algo que tiene sin cuidado al magnate neoyorquino dispuesto a llevarse por delante a mujeres, periodistas, instituciones, lo que sea, con tal de hacer de Estados Unidos “un país que se merece respeto”. Amanecerá y veremos.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.

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