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El cuerpo y la sangre de Cristo Jesús


Viernes 1 de Junio de 2018, 9:30am






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Una nueva celebración religiosa -esta vez, Corpus Christi- se celebra en gran parte del mundo, propiciada por la religión católica como una tradición heredada de la Edad Media con la idea de que el cuerpo y la sangre de Cristo Jesús están presentes en la eucaristía que se celebra en la misa. Más de mil millones de fieles católicos en todo el planeta creen esto y se confiesan, comulgan e ingieren la hostia. Sin embargo, el pecado aumenta en todas partes y Bolivia no es la excepción, pese a que la mayor parte de su población se confiesa como tal.

Vivimos tiempos difíciles donde el adulterio, la fornicación, la inmundicia, la lascivia, la idolatría, las hechicerías, las enemistades, los pleitos, los celos, las iras, las contiendas, las disensiones, las herejías, la envidia, los homicidios, las borracheras, las orgías y otras cosas semejantes son practicadas, solo por darle gusto a “la carne”.

De otra parte ¿no vemos cómo suman los amadores de sí mismos, los avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, los hijos desobedientes a sus padres; los ingratos, impíos, sin afecto natural, hombres implacables, calumniadores, intemperantes, crueles y aborrecedores de lo bueno, los traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los placeres antes que de Dios, dándoselas de espirituales y aparentando piedad pero sin demostrarlo en absoluto?

¡Cuántos profesan conocer a Dios pero con sus hechos lo niegan, porque se deleitan en la práctica del pecado! ¡Tantos falsos profetas engañan y -por haberse multiplicado la maldad- en cuántos el verdadero Amor se ha enfriado, ignorando o pasando por alto que de no arrepentirse y apartarse del pecado, su alma sufrirá condenación!

¡Cuántos se acercan a Dios de pura boca y le honran con sus labios, pero su corazón está completamente lejos de Él, porque el temor de Dios que dicen tener no es, sino, un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado y adolecen de una revelación sobrenatural!

Todo está en el corazón del hombre y todo lo malo que pasa es porque el corazón del hombre es engañoso -más que todas las cosas- pero, además, perverso. Por esto, más esperanza de no condenación de su alma hay para el hombre natural -que algún día podría convertirse- que para quien habiendo conocido la Verdad la transgrede, menospreciando el cruento sacrificio de Cristo en la cruz.

Jesús derramó su sangre y sacrificó su cuerpo para darnos vida eterna y el verdadero discípulo es aquel que entendiendo esto, confiesa su pecado, se arrepiente y se aparta de él...

 (*) Pastor de Jesucristo por la voluntad de Dios

Santa Cruz, 30 de mayo de 2018

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