El Museo Antonio Paredes de la ciudad de El Alto atesora dos ekekos que pasan el siglo de vida. El primero data de 1890 y el segundo de 1900, junto a un tercero que mide apenas dos centímetros y que se convierten quizás en las tres principales joyas que representan a la Alasita en ese repositorio.
“En el museo contamos con ekekos que fueron donados de los cuales dos tienen más de 100 años de antigüedad”, confirmó la funcionaria del Museo Antonio Paredes Candia, Adelina Susana Alarcón.
El Ekeko de 1890, elaborado presuntamente de yeso, no lleva el sombrero característico y el rostro del personaje tampoco tiene bigote, mientras que el segundo que es de 1900, sí lleva sombrero, bigote además de ollitas de arcilla en sus manos.
El tercer Ekeko, realmente hace honor a la festividad de la miniatura, porque apenas mide dos centímetros de tamaños y está forjado en metal. Alarcòn dio cuenta también que en la galería dedicada a la Alasita está un pequeño sapo de vidrio de cinco milímetros.
Hay otro Ekeko que es de 1945, siete años antes de la Revolución de 1952, lleva consigo una maleta, además de utensilios de metal, libros y hasta una cajetilla de cigarros. Este personaje de la abundancia no lleva sombrero, pero sí, un lluch’u de lana.
La exposición, que está abierta al público y se encuentra a unos pasos de la estación de Mi Teleférico Lìnea Amarilla en Ciudad Satélite, cuenta también con pequeñas piezas de construcción, ollitas, billetes, autos y casitas.
De acuerdo al libro “Las Alasitas” del recordado autor Antonio Paredes Candia, la palabra Ekeko deriva del aymara Ekhekho o EkhaKho que traducido al español sería: “Kolla pagano” que representa la abundancia.
El Ekeko es considerado el símbolo de la celebración de las miniaturas y la leyenda cuenta que era un pequeño hombre aymara generoso y alegre que emanaba armonía, sabiduría y prosperidad.
Este viernes se iniciará la Alasita en la ciudad de El Alto con 16 ferias, una tradición cultural que tiene más de 55 años de vida en la joven ciudad.
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