¿Sabía Ud. que el monóxido de dihidrógeno es una sustancia química que, dependiendo de la dosis, puede resultar tan letal como el más tóxico veneno?
El peligroso monóxido de dihidrógeno es el título de un artículo que informa sobre este producto conocido también como óxido de hidrógeno, ácido hídrico, dihidruro de oxígeno y ácido hidróxico, pero lo más escalofriante es su seudónimo de sustancia asesina invisible (mitosytimos.blogspot.com).
El monóxido de dihidrógeno mata a miles cada año, en su mayoría por inhalación accidental en su forma líquida, la exposición prolongada a su forma sólida daña los tejidos y el contacto en su estado gaseoso produce quemaduras. Pese a ello, el uso del monóxido de dihidrógeno es extendido y quienes lo consumen se vuelven altamente dependientes, y si no la toman, mueren.
Según el artículo, afecta también al medioambiente al ser el mayor componente de la lluvia ácida, al contribuir al efecto invernadero, al producir erosión y acelerar la corrosión de metales, y, estando presente en ríos, lagos y reservas subterráneas, su contaminación es muy fuerte.
Desatendiendo su peligro, esta sustancia se utiliza en la industria como elemento solvente, también como retardador de fuegos e igualmente en plantas nucleares.
Muchas empresas desechan sus residuos con el monóxido de dihidrógeno en ríos y océanos, y nada puede hacerse al respecto pues esta práctica es legal.
También se sabe que instalaciones militares conducen toneladas del mismo por redes de distribución subterráneas, almacenándolo para emergencias bélicas.
Observaciones científicas han dado cuenta que su consumo excesivo por los humanos produce sudoración y vómito; si se ingiere en una cantidad superior a la dosis letal 50 (LD50) puede provocar la muerte; ha sido encontrado en tumores de cáncer terminal y es ampliamente usado por la industria alimentaria en la fabricación de comida chatarra.
Es aparentemente inocuo, pero corroe y debilita las más duras estructuras metálicas. Se ha encontrado grandes cantidades de tal sustancia en la Antártida y el Ártico, y hay quienes buscan cómo comercializarla.
Le pregunto: ¿Sabía Ud. de tal sustancia? Ahora que lo sabe ¿qué piensa hacer? Nada ¡no haga nada! Puede que el monóxido de dihidrógeno le haya sonado peligroso, pero ¿sabe en verdad qué es? ¡AGUA! Simplemente…¡agua! ¿Entiende ahora cómo es qué los activistas causan tanto temor satanizando los alimentos genéticamente modificados, aprovechando que la gente común no está bien informada?