Que si se va a la Juventus de Italia, a México, Brasil, y demás países y no se va. Esto pasó con muchos futbolistas nacionales y también pasa en el mercado internacional de jugadores.
A un futbolista se lo contrata por tres razones fundamentales: a) Buen jugador, b) precio y c) nacionalidad. Vamos por partes: a) Los clubes contratan para reforzar sus planteles en todas sus líneas y para eso sencillamente se contrata al mejor futbolista del momento en su puesto. Esto en ligas grandes. Y en ligas menores a uno bueno que esté por ahí. b) algo que determina la contratación o no de un jugador es el presupuesto. Muy caro o muy barato, así nomás, como comprar una mercancía. Hay clubes que invierten mucho y otros de acuerdo a sus posibilidades económicas. Y c) aunque no se crea, la nacionalidad del futbolista importa mucho. Desgraciadamente te juzgan por dónde juegas y de dónde eres. Por eso es muy común dentro la cancha el insulto entre futbolistas: “y quién eres vos…dónde jugaste…”, acompañado de un adjetivo de grueso calibre.
Justamente por esa razón escribí un artículo en su tiempo, en mi columna “Juego de Pelotas”, en Última Hora: “Si el Diablo fuera Gaucho”, en referencia a que Marco Antonio Etcheverry quien era un jugador brillante pero aún no lo contrataban. Hasta que después brilló en el Colo Colo de Chile y fue ídolo en el DC United, entre otros clubes.
Hay muchos futbolistas argentinos y brasileños mediocres, especialmente en nuestro fútbol, pero son argentinos o brasileños. La historia de sus selecciones y campeonatos mundiales les dan un plus. Además que el fútbol en esos países es una religión. Pero es un grave error de los dirigentes contratar a cualquiera por el solo hecho de ser argentino o brasileño. No todos son buenos.
Ambos países son exportadores de jugadores de primera, segunda y quinta categoría. Nos referimos a la calidad, no a las divisiones inferiores. Hay de todo. Ahí están Messi, Mascherano, jugando en el Barcelona y para que citar a brasileños por montones desde Neymar, Marcelo, y otros brillando por el mundo.
Debajo de ellos están los otros países sudamericanos. ¿Qué lugar ocupamos notros? Milagros tuvimos: Erwin Sánchez, Marco Etcheverry, Julio César Baldivieso, Juan Manuel Peña, Oscar Sánchez, etc. Creo que en este momento no hay un jugador boliviano con esa calidad de los mencionados en este momento.
A Chumacero lo conocí cubriendo el Tigre en la gestión de Eduardo Villegas como DT. Recuerdo que me costó mucho convencerlo para sacar una nota por el Día del Padre. Tuve que hablar hasta con sus señores padres. Alejandro era padre a los 15 años y temía que esa nota lo iba a perjudicar porque ya estaba pisando primera. Su esposa era mayor por un año. Fue un bonito reportaje de homenaje por ese Día en el suplemento deportivo del periódico La Prensa un 19 de marzo de 2009 o 2010.
Futbolísticamente también lo conocí. Para mi gusto es un jugador batallador, “pulmoncito”, de esos que pueden correr 120 o 150 minutos como Vladimir Soria, Carlos Borja, Walter Flores. No tiene estilo para correr, es tosco, le falta pinta, estilo. Tiene técnica, pero nada depurada, es loquillo.
Es de esos futbolistas que te sorprende cualquier rato porque es luchador, de ñeque (fuerza) como diría algún alcalde paceño. No es goleador. Curiosamente es el actual goleador del Copa Libertadores de América, pero quienes jugamos, sabemos que es un goleador por casualidad.
Para tener idea, goleador era Fernando Salinas, Lattini, Jesús Reynaldo, Adolfo Flores. De esos natos. No lo menciono a Tucho Antelo, porque fue un goleador a los tropezones. Se tropezaba y hacía gol. Y así sumó sus dianas hasta ser el más artillero del fútbol boliviano.
Para diferenciar, un goleador de calidad fue Ovidio Meza, Chichi Romero, Miguel Ángel López, Sergio Oscar Luna, Julio César Baldivieso, Marco Antonio Etcheverry, Erwin Platini Sánchez. De esos 10 creadores que se fabricaban los goles, dribleando a cuantos defensores se les ponga en frente, pateando tiros libres y penales. De esos fuera de serie. Hacían goles no para sumar, para ganar campeonatos y partidos memorables. De esos jugadores exportables.
El Chumita como le llaman los atigrados, no es mal jugador, tiene condiciones, es inquieto, está hecho para el tigre. A pura fuerza, todo a pulmón. Pura garra, metedor, chocador. No se rinde. Lo hacen caer y sigue luchando desde el piso.
Te incomoda en la marca, no te deja, te persigue hasta quitarte el balón o te derriba con falta. Incansable, corre y corre… Lo miras, lo quieres humillar con el tamaño y te planta su cara. Es guapo, no se deja intimidar. No le importa su 1.64 m de estatura. Se para ante cualquiera.
Y un poco así fueron Borja, Soria, Angulo. Dos símbolos del club Bolívar y uno del Tigre, pero quién los pidió a estos futbolistas! Nunca fueron exportables porque son eso, del montón.
Hay futbolistas que corren 120 minutos o más, no trascienden; pero hay otros que solo en 10 minutos te resuelven partidos y campeonatos. Esos valen millones.
Que quede claro que no tengo nada contra Chumita, abstenerse comentarios de fanatismo de bolivaristas o estronguistas, solo es una opinión con ojos desde la cancha. Quizá por eso Chumacero debe seguir cosechando lauros para su Tigre. Futbolísticamente, ese es el techo de Chumacero.
(*) Edgar Toro Lanza, periodista. Fue jugador de las divisiones menores del club Bolívar.