Al menos 719 personas fueron detenidas en Francia, en la quinta jornada de violencias urbanas provocadas por la muerte de un joven baleado por la policía. 45 policías y gendarmes fueron heridos y 577 vehículos, 74 edificios fueron incendiados, indica un comunicado del ministerio francés.
Marsella y Lyon fueron las dos ciudades más afectadas por la violencia. Atacaron la residencia de un alcalde.
El intendente de L’haÿ-les-roses, Vincent Jeanbrun, denunció el hecho como un intento de homicidio. Su esposa y uno de sus hijos resultaron heridos cuando intentaban escapar de la residencia. "Mientras intentaba proteger a los niños y escapar de los atacantes, mi mujer y uno de mis hijos resultaron heridos".
"A la 1:30 de la madrugada [hora local], mientras estaba en el ayuntamiento, como las tres últimas noches, unos individuos embistieron con su automóvil contra mi residencia antes de prenderle fuego para quemar mi casa, en cuyo interior dormían mi mujer y mis dos hijos pequeños", declaró en un comunicado el alcalde de L'Haÿ-les-Roses.
Jeanbrun dijo que no tenía "palabras suficientemente fuertes para describir su emoción ante el horror de esta noche" y agradeció a la policía y a los servicios de rescate su ayuda.
Francia se ha visto sacudida por una oleada de protestas tras la muerte de Nahel Merzouk, un joven de 17 años de ascendencia argelina que fue tiroteado por un agente de policía en Nanterre a principios de semana y cuyo funeral se celebró este sábado en una mezquita de Nanterre en medio de un fuerte dispositivo de seguridad.
La muerte del joven ha reavivado el debate sobre la actuación policial en las comunidades marginadas de Francia y ha suscitado dudas sobre si la raza fue un factor en su muerte.
Su madre, Mounia, declaró el viernes al canal de televisión France 5 que sólo culpaba de la muerte de su hijo al agente que le disparó. No obstante, el homicidio ha provocado un malestar destructivo generalizado.
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